Una persona devuelve un envase en una máquina del SDDR
El nuevo sistema de reciclaje de envases no entrará en vigor a tiempo e incumplirá la ley de residuos
La norma estipulaba que esta nueva fórmula debería estar implantada en noviembre del 2026, pero fuentes del sector dan por hecho que no será así
El modelo actual de reciclaje de envases en España, basado en el contenedor amarillo, no ha logrado los resultados esperados. Un informe del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), publicado en diciembre del año pasado, señala que solo el 41,3 % de los envases plásticos se separan correctamente, muy por debajo del objetivo legal del 70 % fijado por la Ley de Residuos para 2023. Este incumplimiento evidencia las limitaciones del sistema y activa la obligación legal de implantar un sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) que mejore la gestión de residuos.
La norma establece que, ante el incumplimiento –como ha ocurrido–, el SDDR deberá implantarse en todo el país en un plazo de dos años. Este sistema implica que el consumidor pague unos céntimos extra al comprar envases de un solo uso, cantidad que recuperará al devolverlos en máquinas instaladas en supermercados o espacios públicos. El objetivo es aumentar las tasas de reciclaje y reducir el impacto ambiental, tal como ya ocurre en otros países europeos.
Su puesta en marcha, sin embargo, presenta serios obstáculos. Aunque el Miteco aseguró a El Debate que estaría operativo en noviembre de 2026, todo apunta a que la fecha se retrasará, al menos, hasta 2027. El sector señala que la complejidad del proyecto –que requiere coordinar a la administración, distribuidores y productores– está demorando los avances y admite que no llegará a tiempo y busca aplazar el calendario bajo el paraguas de la normativa comunitaria, que marca 2029 como fecha límite.
Para Meritxell Hernández, CEO de Roll’eat y experta en sostenibilidad, «retrasar la ley no es un ajuste técnico, es frenar la transición hacia una economía verdaderamente circular». Cada año sin SDDR, asegura, supone millones de envases fuera del circuito, más emisiones y más presión sobre los ecosistemas.
Desde la industria se reclama un enfoque distinto. Javier Fernández, responsable de Sostenibilidad y Asuntos Públicos en SIG Iberia, sostiene que introducir competencia en un sistema dominado por Ecoembes ya supondría una mejora significativa. A su juicio, uno de los mayores retos es la falta de pedagogía: «Este es un cambio cultural. No se está educando al consumidor ni invirtiendo adecuadamente en reciclaje. Se legisla desde la amenaza, sin acompañamiento».
El desafío más complejo llegará al adaptar y ampliar la infraestructura necesaria para tratar los envases recuperados. Aunque instalar máquinas de retorno es relativamente sencillo, será imprescindible modernizar plantas existentes y construir otras nuevas para asumir el volumen adicional. De no hacerlo a tiempo, España corre el riesgo de incumplir los objetivos europeos, que exigen recuperar el 75 % de latas y botellas en 2027 y el 90 % en 2029.
Efecto del SDDR en el consumidor
El sistema, ya implementado con éxito en países como Alemania (98 % de retorno) o Noruega (90 %), funciona con un mecanismo simple: el consumidor paga un pequeño depósito, alrededor de 10 céntimos por envase, que recupera al devolver la botella en un punto habilitado. Su entrada en vigor en España, prevista inicialmente para noviembre de 2026, implicará un nuevo hábito para millones de ciudadanos.
Hoy, cada español genera 182,6 kilos de residuos de envases al año, de los cuales 36 kilos son plásticos, y solo una fracción se recicla. Ante estos datos, la normativa busca reducir drásticamente los plásticos desechables. Sin embargo, el retraso en su implementación transmite un mensaje preocupante: que los compromisos ambientales son negociables.