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07 de mayo de 2024

La Ley Iceta

La Ley IcetaIlustración de Lu Tolstova

Artículo 17

La Ley Iceta se desmarca de Europa para permitir que un algoritmo censure los directos de Twitch

El Real Decreto se pliega al sector audiovisual con un artículo extra que podrá desmantelar los streaming que se emitan a la vez que el evento deportivo al que reaccionen

Todo empezó en mayo de 2020. El mecanismo lo activó Donald Trump y abrió los ojos al resto del mundo. Twitter calificó como «sin fundamento» dos tuits del expresidente de Estados Unidos. Su respuesta fue firmar una orden ejecutiva en «defensa de la libertad de expresión» para regular las redes sociales y eliminar la gran protección que tienen: no eran legalmente responsables del contenido que publicaban sus usuarios.
El revuelo que se formó es el ruido que acompaña a las redes sociales desde hace algunos años con motivo de la famosa censura. La cancelación de contenidos habituales a las ideologías conservadoras o de derechas es un hecho que ya no ocultan Twitter, Facebook o Instagram.
A España ha llegado la Ley Iceta. El Real Decreto aprobado por la vía del Ministerio de Cultura de Miquel Iceta es una transposición de la directiva europea sobre el Copyright. Uno de sus puntos polémicos es el artículo 17 donde se abre la puerta a cambios importantes. Uno de ellos es la vuelta de Google News a España y a que desaparezca el canon de AEDE que entorpecía las relaciones de Google con los medios.
Pero hay más modificaciones que pasan desapercibidas. De esas que no interesan al gran público, pero que chocarán con la realidad en meses, semanas o días. Detrás de una ley siempre hay intereses y más si hay lobbies mediáticos que invierten mucho dinero en un producto. Ya pasó en 2011 con el canon de las radios que obligaba a pagar por narrar partidos. CiU y Mediapro hicieron la pinza para que el minúsculo artículo entrara en el anteproyecto de ley audiovisual. Nadie del mundo radiofónico puso objeciones porque no se leyeron la previa y un buen día se encontraron con la ley ejecutada y sin poder entrar a los campos de fútbol.
Ahora la norma viene impuesta de Europa y en España se ha ampliado. Aquí son las plataformas como Netflix, Amazon, Mediaset, Mediapro, Atresmedia o LaLiga las que quieren que los memes no hagan demasiado ruido y que se puedan cortar de raíz los directos piratas que saquen beneficio del producto por el que ellos pagan millones. De hecho, el fútbol español vive más tranquilo desde que la ley antipiratería cercena directos de webs piratas en minutos.

Artículo a medida para el sector

«El Gobierno hubiera podido reducir la agresión a la libertad de expresión que conlleva el artículo 17 que hace responsables los proveedores de servicio de lo que cargan los usuarios. No lo hizo y agrega un articulado contra los streamers. Se nota la mano de los lobbies de los grandes medios para eliminar la libre competencia que permite internet», son las duras palabras que lanzan a El Debate desde Xnet, el instituto para la digitalización democrática.
En relación con los contenidos en directo, los prestadores de servicios para compartir contenidos en línea deben inhabilitar el acceso a los mismos o retirarlos de su sitio web durante la retransmisión del evento en directo en cuestión
Rodrigo Fáez es periodista en ESPN. En su canal de YouTube tiene más de 300.000 suscriptores con casi 25 millones de visualizaciones. Sus vídeos ofrecen otro punto de vista sobre el fútbol con historias diferentes contadas desde todo el mundo. En Twitch, su comunidad suma 40.000 seguidores y en sus directos analiza la actualidad del fútbol. 
«Entiendo que YouTube o Twitch restrinjan las retransmisiones en directo de los partidos con señal pirata. Los tenedores de derechos pagan muchos millones por la exclusividad», como creador de contenidos matiza que «la tendencia Reacciones, que es muy importante en YouTube, Twitch y muy pronto en Tik Tok, permite a un youtuber comentar el partido sin enseñarlo. Entiendo que esto no debería prohibirse. Esa reacción hace que el producto tenga más presencia porque hay gente que no puede ver el evento en directo y prefiere esa reacción».
Este artículo es exclusivo de la Ley Iceta y no viene reflejado en la original de Bruselas. Es una censura en directo a los streamers como Pedro Bonofiglio, uno de los caster más importantes de baloncesto en Twitch. En su canal se dan cita muchos seguidores en cada partido del Real Madrid para seguir los comentarios de Pedro y sus colaboradores mientras se disputan los encuentros. «Es una coartada a la libertad de expresión. Nadie puede impedir que yo brinde mi opinión sobre un evento que se está retransmitiendo oficialmente», asegura con esa voz que se transforma cuando la pelota naranja se lanza al aire.
Añade que «cada persona se ha transformado en un medio de comunicación, eso es una realidad tangible. Hoy no hace falta un gran grupo para tener ese Cuarto Poder. Ese es el problema para los grandes holdings. No ven la manera de subirse al nuevo carro de los directos. No tienen ni idea de cómo acomodarse. Piden que los políticos les devuelvan favores con leyes como esta». «Yo me tuve que poner a 'estudiar' Twitch en pandemia para conocer este mundo, pero otros no lo hacen. Deberían interpretar las nuevas tecnologías. Son manotazos de ahogado, los directos no son el futuro, son el presente», concluye. 

Los grandes holdings piden que los políticos les devuelvan favores con leyes como esta y son manotazos de ahogadoPedro Bonofiglio

«La nueva censura en directo busca que Twitch no haga daño a las audiencias del fútbol», comenta para El Debate otro streamer de deportes que prefiere no dar su nombre porque sabe que muchos compañeros tienen contratos exclusivos con la patronal de diferentes deportes para potenciar de manera oficial esa plataforma y llegar a los jóvenes que se han aburrido del fútbol, como señalaba hace meses Florentino Pérez con motivo de la Superliga.
El otro punto polémico de la Ley Iceta es el de los memes a los que su articulado llama de manera algo pedante «pastiches» seguramente por desconocimiento de lo que es el meme en su génesis. Un término acuñado por el científico Richard Dawkins en 1976 para referirse a la unidad mínima de información que se puede transmitir. Pastiche también se ajusta, pero un meme es un meme.
No precisa la autorización del autor o del titular de derechos la transformación de una obra divulgada que consista en tomar determinados elementos característicos de la obra de un artista y combinarlos, de forma que den la impresión de ser una creación independiente, siempre que no implique riesgo de confusión con las obras o prestaciones originales ni se infiera un daño a la obra original o a su autor. Este límite será también aplicable a usos diferentes de los digitales
Una vez metido el RDL 24/2021 en la coctelera el resultado es caos mezclado, que no agitado, porque la sangre aún no ha llegado al río digital. Las plataformas no podrán controlar de forma humana lo que se publica, pero como son responsables de lo que aparezca en sus muros o canales pondrán a funcionar la maquinaria de la censura algorítmica para que detenga todo lo que huela a original, pero que no lo sea.
«De acuerdo con estrictas normas sectoriales de diligencia profesional las plataformas realizarán sus mayores esfuerzos por garantizar la indisponibilidad de las obras, de las cuales los titulares de derechos les hayan facilitado la información pertinente y necesaria» y lo deberán hacer de un «modo expeditivo» lo que abre definitivamente las ventanas al apagón de directos sea cual sea su finalidad.
Primero censura, después pregunta. 
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