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19 de abril de 2024

Tinder cumple 10 años

Tinder cumple 10 años

Bajas pasiones

Una década de Tinder: así surgió la banalización del amor en internet

La app de citas y contactos cumple 10 años con 57 millones de usuarios en todo el mundo

El 15 de noviembre de 2011 se lanzaba oficialmente Tinder. Era la primera vez que detrás de una nueva red social había un conglomerado de startups, es decir, los implicados en la empresa se olían que aquello podía tener éxito. Sean Rad y Justin Mateen, una pareja judío-iraní que se conocían desde los 14 años, fue la que más apostó por esta idea cuando se formaban en la universidad de California.

La llama de Tinder

La llama que forma el logo de Tinder ya da buena cuenta de la finalidad de la aplicación. Una red de citas que empezó siendo First Dates y acabó en la Isla de las Tentaciones por trivializar hasta el extremo las relaciones personales.
Tinder fue un paso más allá que Facebook. Si Mark Zuckerberg buscaba conectar personas y que todo quedase dentro de su red social, Tinder exploró la manera de que esos conocidos dieran el paso de desvirtualizarse, tomar un café y… lo que surja.
La Generación Z es la que ha tomado el control, o el descontrol, de Tinder. Chicos de 18 a 25 años que reducen el interés por el sexo opuesto a una foto a la que deben poner un dedo hacía arriba si les gusta o hacia la izquierda si no quieren saber nada. Al menos, tuvieron el acierto de no poner un dedo hacia abajo y profundizar un poco más en la falta de personalidad y de autoestima de esta generación que procesa peor un unlike que un suspenso. El gesto se llama swipe y cada día se producen 4.000 millones entre los 57 millones de usuarios y más de 500 millones de descargas.

'Matches'

Hay 70.000 millones de matches, o lo que es lo mismo, parejas formadas al cobijo de Tinder, según recoge la empresa en el documento con el que celebran su 10º aniversario.
Para ellos, siempre han sido una red que ayudaba a la gente a conocerse. A los tímidos, a salir de casa y quedar con alguien, a entablar amistades en pandemia o a que surgiera un amor verdadero de un simple swipe generado por una foto que hacía más o menos justicia.
La imagen, reina de las nuevas generaciones que viven por y para aparentar lo que son y lo que quieren ser, se convirtió en arma y método de engaño para forzar citas que se resolvían antes de los dos besos cuando uno veía que el otro era otra diferente a su flamante foto de perfil.
En la calle, Tinder es esa red social que quien la tiene descargada en el móvil es porque busca sexo fácil y sin compromiso. Así de claro y directo. Sean chicos o chicas. Aunque ellos vendan su finalidad con frases como «Conocer a gente online es toda una aventura, y necesitas a alguien que sepas que no te dejará tirado». Un mensaje directo al corazón de la Generación Z y a todos los despechos que acumulan con apenas 15 años, aunque no se pueda descargar oficialmente hasta los 18.

Amor a la carta

El amor a la carta es otra frivolidad de las nuevas relaciones personales. Decidir si una persona encaja contigo porque en la foto enseñe más abdominales o el prominente escote se precipite hacía el suelo. Es imposible defender que detrás de la mayoría de matches no hay una noche desatada y si te he visto no me acuerdo.
Quizá, no sea lo que buscaba Tinder, pero son sus clientes, también llamados usuarios, los que han dado forma a la aplicación y a su finalidad. Presumir de parejas estables formadas por un swipe es un buen reclamo para aquellos que tienen problemas para socializar, pero el resto sabe que el fuego de su logo enciende otras pasiones.
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