Cuando los niños juegan con las tabletas es imprescindible que lo hagan con controles parentales
Control adulto
Así se gastó una niña 3.000 euros jugando a Roblox desde el iPad
La menor se saltó los controles parentales y obligó a su madre a pedir un préstamo
La siguiente historia puede llevar a muchos padres a pensar que el control parental y los controles del tiempo de uso de los dispositivos móviles no sirven para nada. No es así. Prohibir móviles y tabletas no es la solución, es importante enseñar a los menores a relacionarse con ellos y a controlarlos.
Georgina Munday, una enfermera de Liverpool se encontró con una factura de 2.500 libras en compras integradas desde la App Store del iPad de su hija.
Código
La menor, que sufre autismo, había sido capaz de cambiar el código para aceptar las compras integradas de los juegos sin necesidad de que su madre las validara con su móvil. Todo apunta a que la niña memorizó el código de cuatro cifras del control de tiempo y pudo hacer los cambios que quiso.
En ese momento llegaron los cargos de casi 20 euros al día hasta que su madre lo descubrió y llamó a Apple y a su banco. Nadie pudo hacer nada porque no fue un caso de phishing ya que la compra se había realizado de forma voluntaria.
La señora Munday tuvo que pedir un crédito para hacer frente al pago de esos casi 3.000 euros y decidió llevar el caso a la BBC, al programa You and Yours. Al contar su situación personal y la necesidad de pedir un crédito, el banco devolvió el dinero a la cuenta de Munday y el seguro se hará cargo de la situación.
La propia BBC pidió una declaración a Apple y la empresa de Cupertino aseguró que «hay que recurrir a protecciones extras como Face ID y bajo ningún concepto permitir que sepan alguna de las contraseñas del dispositivo».
Menores
Aunque la edad para jugar y tener perfiles en redes sociales es de 13 años, muchos niños menores de esa edad están relacionados con dispositivos electrónicos y hasta algunos colegios utilizan un iPad como herramienta de estudio.
El gran problema de esto es que los padres no supervisan los móviles o tabletas y se niegan a que tengan relación con ellos en lugar de gestionar su tiempo de uso, contactos o aplicaciones para que tengan un contacto sano con algo que será su medio de vida personal y profesional.
