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Inteligencia artificial

¿Está ChatGPT volviéndonos tontos? Cómo nos afecta la inteligencia artificial

Un nuevo estudio de MIT Media Lab estudia las consecuencias neuronales y conductuales de la escritura con ayuda de asistentes de inteligencia artificial

La inteligencia artificial está cada vez más presente en nuestra vida. La hemos incorporado en nuestra rutina e, incluso, en nuestro trabajo. El problema llega cuando no somos capaces de hacer lo que antes hacíamos sin la ayuda de un asistente como ChatGPT. ¿Nos afecta el abuso de la inteligencia artificial en nuestro día a día?

Un reciente estudio elaborado por MIT Media Lab, un laboratorio dentro de la Escuela de Arquitectura y Planificación en el Instituto de Tecnología de Massachusetts explora precisamente esto: las consecuencias neuronales y conductuales de la escritura con ayuda de asistentes de inteligencia artificial.

Cómo afecta la inteligencia artificial a nuestro cerebro

Para llevar a cabo este estudio, los investigadores utilizaron equipos de electroencefalografía (EEG) para analizar cómo varía la actividad cerebral de personas que escriben ensayos con y sin asistencia de inteligencia artificial. Y los resultados fueron muy reveladores.

Los participantes en este experimento se dividieron en tres grupos: uno que usó ChatGPT, otro que utilizó buscadores tradicionales, como Google, y otro en el que no se empleó ninguna herramienta externa, por lo que los integrantes solo podían escribir recurriendo a su memoria y a sus conocimientos.

A lo largo de varias sesiones, se midió no solo la calidad de los ensayos, sino también la actividad cerebral y la percepción de «autoría» sobre lo escrito.

Los resultados obtenidos fueron muy reveladores. Así, el grupo que no utilizó ninguna herramienta externa presentó una mayor activación cerebral, especialmente en las áreas relacionadas con la memoria, la atención y la integración visual. Sus componentes fueron capaces de recordar y citar el propio texto en un 89 %. Por el contrario, los que utilizaron al asistente de OpenAI, ChatGPT, mostraron una conectividad neuronal más débil y menor esfuerzo cognitivo. Sus cerebros trabajaban menos y recordaban una cantidad de información menor sobre lo escrito (un 83 % no pudo citar correctamente lo que había redactado).

No hay marcha atrás

Pero, lo más relevante es que, cuando se cambió de grupo, es decir, los que utilizaron ChatGPT tuvieron que escribir sin ayuda y viceversa, se percibieron diferencias notables: los que habían utilizado inteligencia artificial con anterioridad presentaron una mayor dificultad para recordar o citar lo que habían escrito. Además, sentían menos «propios» sus ensayos.

A este fenómeno se le conoce como «deuda cognitiva». Al delegar tareas intelectuales a herramientas externas, el cerebro se adapta y trabaja en menor medida, lo que puede llegar a tener consecuencias en el aprendizaje a largo plazo. Así, aunque es cierto que estas herramientas pueden mejorar la productividad, ya que nos hacen trabajar más rápido y de forma eficaz, también podrían estar disminuyendo nuestra capacidad de pensar críticamente y recordar información.

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