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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Sencillamente impresionante

Figúrense lo feliz que sería el mundo, sin guerras, sin corrupciones, sin hambrunas, y con la única novedad centrada en el tono de la piel de Terelu

En agosto resulta muy complicado elegir el comentario a una noticia, porque se cuentan a miles. Hoy me he encontrado con una sencillamente impresionante y, además, a toda página. Va de Terelu. Terelu representa el enigma sin resolver de mi amigo Mark Inch. Desde diez años atrás, siempre que hablamos por teléfono me formula la misma pregunta. ¿Se han resuelto ya los problemas de Terelu? Mi respuesta, casi siempre negativa, abre heridas en su ánimo. Según nos informan, Terelu ha adelgazado y ya está de vacaciones. Pero lo impactante es su dominio de los medios. Terelu ha sido entrevistada en los primeros días de descanso y no ha tenido tiempo su piel para broncearse adecuadamente. Entonces, recurre a su insuperable alforja de influencias, y declara con una valentía y serenidad admirables lo siguiente: «Le he pedido a Lecturas que sólo me retocase el tono de la piel». He llamado a Londres y se lo he comunicado a Mark Inch. «La cosa va bien, Mark. Terelu le ha pedido a Lecturas que sólo le retocaran el tono de la piel, y lo ha conseguido». El grito de júbilo de Mark casi me deja sin oreja derecha porque le he llamado desde una línea fija a la que sirve un aparato modelo «Góndola», con más de treinta años de vida. –De producirse alguna novedad, me llamas. Creo sinceramente que se trata de la gran noticia del verano. Gracias, Alfonso, por tu información.

Porque este es el camino hacia el que tiene que derivar el mundo. Una deriva milagrosa. A que la noticia más importante del año sea que Lecturas ha satisfecho con celeridad y prontitud la petición de Terelu. En los principios de la transición, Diario 16 causó un cierto malestar informando de un importante viaje oficial de los Reyes. «Sus Majestades los Reyes de España Don Juan Carlos y Doña Fabiola, visitan Alemania». Balduino, Rey de los belgas, indignado con toda la razón del mundo. Funcionó la diplomacia, suavizó la metedura de pata y posteriormente la llamada de Don Juan Carlos a Balduino cerró el incidente. «Balduino, no tengo nada que ver con esto». Y se cerró el caso.

Un periódico del sur abrió otra brecha en nuestra política exterior. Contribuyeron los diablillos de las imprentas y linotipias, pero los valencianos aún no se le han perdonado, tres años después de su fallecimiento. «La Reina Isabel II ha recordado en su discurso de inauguración del Parlamento, que la paella valenciana es inferior a la de Alicante». Le dijeron de todo a la difunta y magnífica soberana del Reino Unido, y el Ayuntamiento de Lécera estuvo a un milímetro de considerar a la Reina Isabel «persona non grata» en su municipio.

Pero estos resbalones nada tienen que ver con la realidad del bronceado manipulado de Terelu. Figúrense lo feliz que sería el mundo, sin guerras, sin corrupciones, sin hambrunas, y con la única novedad centrada en el tono de la piel de Terelu. Y la noticia en La 1, 24 Horas, la Sexta, la Cuatro y la BBC. «El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, regala a su esposa un frasco de crema bronceadora. No obstante, fue detenido por llevarse la mercancía sin pagar».

Mundo maravilloso.

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