Fusilamiento
Soy un cazador comodísimo y de carácter jovial y sereno. Más prudente que nadie y bastante comedido cuando consigo un buen lance. Pero sin otras ventajas técnicas y oftalmológicas. Estos de la visión nocturna acoplada a la mira, van a terminar cazando sobre drones construidos para cazadores con ventaja
Soy cazador. Y a mucha honra. Y dentro de los cazadores, partidario de la caza cómoda, las buenas monterías, las casas buenas, las migas para desayunar y el cocido madrileño para comer. Admiro a los esforzados que recorren montaña tras montaña para cazar un rebeco o cualquier cabra, aficionados a originar episodios vasculares entre los cazadores. Me gusta aparcar en las cercanías de mi puesto, y si hace mucho frío, descargo el rifle, lo meto en su funda y me siento en el coche mientras los demás amigos y compañeros se congelan. Tampoco me gusta mojarme, y menos soportar el calor. Pero jamás usaré artilugios que convierten la caza en fusilamientos. En los canales de caza y de pesca –tendrían que denominarse Pesca y Caza e Iberpesca, un rollo los lucios, las truchas y los calamares–, se anuncian –especialmente en Iberpesca–, miras nocturnas para fusilar cochinos. Me parece vergonzoso. El animal en el cebadero, la silueta perfectamente definida y el disparo, generalmente, certero. Y cuando es abatido el cochino, abrazos, risas y toda suerte de gestos de alegría, que me parecen muy bien si la caza ha sido limpia, pero muy enojosos si hemos asistido a un fusilamiento.
En el campo de mi querido y añorado Luis de la Peña, El Horcajuelo, me preparaban un 'taco' especial, con un termo de hielo, ginebrita y agua –y ahora lo puedo contar porque ya han han pasado cinco años desde su fallecimiento–, y en una montería me topé con una latita de perdigones iraníes en la pequeña nevera. Para no dejar rastro del trato de favor, no quedó ni un grano de caviar.
Por todo ello, no presumo de cazador arocho, el que dice muchas palabrotas en el campo y es muy cuidado en los hablares en la gran ciudad. Soy un cazador comodísimo y de carácter jovial y sereno. Más prudente que nadie y bastante comedido cuando consigo un buen lance. Pero sin otras ventajas técnicas y oftalmológicas. Estos de la visión nocturna acoplada a la mira, van a terminar cazando sobre drones especialmente construidos para cazadores con ventaja.
No por ello, mi aversión a las ventajas, puedo considerarme un cazador ejemplar. El cazador ejemplar puede llegar a ser igual de irritante que un iberalio en nómina. No admito el desajuste indumentario, cazo siempre con corbata, y si no mando flores a la propietaria o mujer del propietario al día siguiente, no es por tacañería, sino por pereza. Renuncio a toda caza si no es la del jabalí o el corzo. Y creo, sinceramente, que lo mejor de una montería es cuando termina la montería y se recupera el habla normal, y no el campero, que es más difícil de entender que el chino.
Por lo demás no entiendo cómo los profesionales de estos canales siguen sin saber qué es la veda. «Cuando se abre la veda»… Abrir la veda es abrir la prohibición. Se caza cuando la veda se cierra.
Y no sigo porque se me enfadan una barbaridad.