Millones de aplicaciones, plataformas y empresas dependen de la nube de Amazon
Por qué la caída de la nube de Amazon ha provocado un caos mundial: las razones de una dependencia
Con la caída de Amazon Web Services (AWS) ha temblado medio internet. Millones de aplicaciones, plataformas y empresas dependen de la nube de Amazon y esto convierte cualquier fallo en un fenómeno global
La nube o cloud es algo invisible para la mayoría de los usuarios, pero sostiene buena parte de la vida digital moderna. No es solo un Word o unas fotos del verano; millones de empresas grandes, medianas y pequeñas de todo el mundo y dedicadas a cualquier negocio dependen de que esa nube funcione sin el más mínimo problema.
Amazon Web Services (AWS), el mayor proveedor de infraestructura en la nube del planeta aloja desde plataformas de streaming hasta bancos, videojuegos y organismos públicos. Por eso, cuando AWS sufre una caída como la de ayer, el impacto se multiplica al instante y por todo el mundo.
AWS domina la nube
Con más del 30 % del mercado mundial, Amazon es el principal proveedor de servicios cloud. Millones de webs y aplicaciones dependen de su infraestructura para funcionar a diario. El colapso de AWS provocó una avalancha de fallos en aplicaciones, juegos y servicios digitales en España y otros países. Desde redes sociales hasta plataformas de streaming y videojuegos online o bancos, cientos de usuarios reportaron errores de conexión, cargas lentas y bloqueos.
Un fallo generalizado en la nube interrumpe simultáneamente la actividad de miles de organizaciones
Grandes multinacionales, startups, instituciones y medios de comunicación utilizan AWS para alojar sus datos y ejecutar sus procesos. Un fallo generalizado interrumpe simultáneamente la actividad de miles de organizaciones. Esto es algo que pasa casi desapercibido hasta el punto de que muchas personas se enteraron ayer de que Amazon, al margen de vender productos físicos, tiene un servicio de alojamiento de páginas web y otros servicios digitales.
Efectos mundiales
AWS está repartido en centros de datos de todo el mundo, interconectados entre sí. Si una región se ve afectada, los errores pueden propagarse rápidamente a otras zonas.
En este caso y según ha podido saber El Debate, todo empezó el viernes 17 de octubre por problemas operativos en la región AWS de Virginia (Estados Unidos) y el problema se fue propagando por todo el mundo hasta llegar a España el lunes a primera hora.
Servicios críticos
Herramientas de trabajo, sistemas de pago o plataformas de comunicación se alojan en AWS. Cuando cae, los usuarios pierden acceso a recursos imprescindibles para la productividad diaria.
BBVA, Santander o CaixaBank junto a plataformas de pago como Visa, redsys o Mastercard han tenido problemas, además de Coinbase o la agencia tributaria británica HMRC.
Las apps fallan
Muchos servicios dependen de APIs alojadas en la nube de Amazon. Si esas conexiones fallan, las aplicaciones móviles dejan de sincronizar o mostrar datos actualizados.
Los expertos avisan de que, aunque la web de esa aplicación funcione, es posible que la app no lo hiciera correctamente porque estaba alojada en el servidor de AWS.
Cada minuto cuesta millones
Los comercios electrónicos, servicios financieros y plataformas de streaming perdieron ayer ingresos por ventas interrumpidas y una reputación dañada por los infinitos comentarios que aparecen en redes sociales.
Los seguidores de Aitana no pudieron comprar entradas para los conciertos por la caída de AWS
Las grandes caídas se traducen en pérdidas millonarias como las que han afectado a la plataforma de venta de entradas de la gira de Aitana que coincidía con la caída mundial de AWS.
Los videojuegos colapsan
Cuando la nube se cae, millones de jugadores quedan desconectados. Grandes nombres del entretenimiento digital sufrieron el apagón. Epic Games —con títulos como Fortnite y Rocket League—, Clash of Clans, Pokémon Go, Wordle y Duolingo.
Las consecuencias se extendieron al sector del gaming y las telecomunicaciones. PlayStation Network (PSN), Xbox Cloud Gaming, Nintendo y Steam registraron problemas de acceso y conexión, mientras que Vodafone notificó incidencias en algunos servicios online.
Dependencia invisible
El usuario no sabe que su aplicación favorita funciona sobre servidores de Amazon. Por eso, cuando varios servicios fallan a la vez, el desconcierto es total.
Quizá no falle totalmente, pero puede que haya algunas páginas afectadas lo que genera un desconcierto aún mayor.
Efecto dominó entre empresas
Si una compañía que usa AWS se detiene, puede arrastrar a sus proveedores, socios o clientes digitales lo que afecta a toda una cadena de servicios interconectados.
Así pasó con Bizum cuando algunos usuarios avisaron de que seguían utilizando la aplicación mientras que otros no. La causa más probable es si la web de sus bancos estaba alojada o no en AWS.
Fragilidad digital
La caída de AWS ha demostrado al mundo que incluso las infraestructuras más punteras tienen puntos débiles. Los expertos recomiendan usar varios proveedores o combinar nube pública y privada para reducir el riesgo de un apagón mundial.
Un mundo ambiguo donde hace unos años se pedía a los usuarios que migraran a la nube y que no utilizaran discos duros físicos por el miedo a que se estropearan o se perdieran. En 2025, la caída de Amazon Web Services es una llamada de atención para que implementen, también en los hogares, servidores híbridos como NAS con acceso remoto para no quedarse a oscuras.
La caída de AWS ha enseñado al mundo hasta qué punto la economía mundial depende de un puñado de grandes plataformas tecnológicas
El terremoto digital de Amazon ha enseñado al mundo hasta qué punto la economía mundial depende de un puñado de grandes plataformas tecnológicas. Muchas de ellas ya trabajan en construir un internet más distribuido y menos concentrado en manos de unos pocos gigantes.