
Ganadería extensivo de bovino en la provincia de Salamanca
El reto de guardar vacas cuando valen más que nunca
Después de las dificultades experimentadas en las explotaciones, el precio del vacuno alcanza máximos históricos
Los últimos años de los ganaderos de extensivo han estado marcados por un camino de obstáculos que ha acercado su actividad al abismo.
Cientos de agrarios dedicados al bovino no solo se han asomado al precipicio, sino que se han visto obligados a cerrar sus explotaciones. El encaramiento de los costes de producción, la sequía y la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) –una dolencia que no afecta a humanos, pero que puede provocar sintomatología grave en el ganado, abortos e incluso la muerte del animal– han tensado la viabilidad de esta práctica, que ahora atraviesa una situación de precios récord.
La buena salud se presume para las ganaderías se rebaja con la realidad que se vive en el campo: pese a gozar de unos precios sin precedentes para los animales, lo ideal para el negocio no es vender el máximo número posible de crías.
«Hay que animar a reponer la cabaña. No podemos dejarnos llevar por la máxima de que cuando valen los productos hay que venderlos. De esa manera cometeríamos el error de descapitalizar nuestras explotaciones a la primera de cambio», apunta en conversación con El Debate Juan Luis Delgado, presidente de Asaja Salamanca, vicepresidente nacional y responsable de vacuno de la organización.
Lejos de la sencilla cuenta que se puede manejar desde sectores no especializados, Delgado ahonda en la importancia de recuperar la pérdida de hembras reproductoras afrontada.
Según datos de Eurostat, solo en 2024, la Unión Europea (UE) ha perdido 1 millón de vacas. La merma en el periodo 2021-2024 ascendió a 1.763.000 vacas y supone una caída del 5 % en tres años. España ha sufrido una disminución de 121.000 animales bovinos totales, de los cuales 95.000 son nodrizas y 19.000 vacas de leche.
«Para los ganaderos es un reto resistirse a los precios que tienen sus vacas ahora mismo. Es complicado porque venimos de años terriblemente malos y en los que los márgenes han sido muy escasos, pero ahora que la tendencia es favorable hay que aprovechar para poner las cosas en orden y trabajar con la vista puesta en el futuro», señala Delgado.
El dirigente de Asaja en Salamanca, provincia clave del vacuno en España, destaca el valor que tiene para las explotaciones disponer de buena financiación para poder pensar a largo plazo: «El sector primario, desgraciadamente, está muy acostumbrado a convivir con la incertidumbre y cuando se puede planear hay que aprovechar. El gran obstáculo a nuestra actividad es que no tenemos garantías de estabilidad porque ni las políticas agrarias son a largo plazo ni los mercados funcionan de esa manera. En eso deberían trabajar nuestros legisladores, en dar estabilidad a los sectores productivos».
La disyuntiva entre guardar vacas –término que se emplea en las fincas para referirse al mantenimiento de crías en la ganadería para renovar la cabaña– y venderlas a un precio récord, desaparece para los más veteranos. «Los que estén de retirada en los dos o tres próximos años es normal que aprovechen para quitar animales ahora que se pagan bien. Si no estás pensando en acometer una inversión es normal aprovechar para hacer más caja ahora, pero para el futuro del sector lo mejor es recuperar la cabaña», recalca Delgado.
La bonanza de precios que en la actualidad aúpa a los ganaderos se sostiene en la escasez de vacas y la demanda. «El mercado de la ganadería bovina tiene futuro, no hay más que ver la demanda. El problema es que se han perdido muchas cabezas de ganado, por lo que ahora que hay precios más destacados y uno puede estar tentado a vender futuras reproductoras, pero también hay que guardar vacas.», insiste el dirigente de Asaja, que concluye con una reflexión para evidenciar la dureza del campo: «Ni cuando están las vacas al alza nos llenamos los bolsillos. Al contrario de lo que piensa mucha gente, trabajando en el campo nadie se va a hacer millonario».