La techie rehala

Los GPS son, para mí, la herramienta más dañina que ha aparecido en la rehala. Y digo rehala, ya que su uso en otras modalidades de caza me parece importante e incluso indispensable. Sin darnos cuenta, están modificando el comportamiento de los perros y el nuestro

Rehala

RehalaCedida

Sin duda, los avances tecnológicos nos ayudan y, a veces, nos hacen la vida más fácil. Digo a veces por qué la dependencia de aplicaciones y soportes digitales no es positiva y, cuando no funcionan, nos desesperamos y llegamos incluso a no saber cómo hacer.

Las nuevas tecnologías han llegado hace años a la rehala. No me parece mal, pero me preocupa mucho el uso indiscriminado que se les está dando últimamente. Nos deshumanizan, aíslan, automatizan, sustituyen relaciones personales… En definitiva, nos hacen tener menos empatía con el medio que nos rodea, y ser más insensibles y menos personas. Tratando con animales, todo esto se acentúa.

Esta tendencia está cambiando la montería, la rehala y condicionando al perro. El empleo indebido de emisoras, GPS y redes sociales, en ocasiones, proyecta una simulada verdad que poco tiene que ver con la realidad.

Las emisoras llevan bastantes años con nosotros, pero considero que últimamente se está haciendo un uso absurdo de ellas. Son para lo que son: informar de manera rápida y precisa. Comunicarse a través de ellas debería restringirse al capitán de montería y a quienes este designe como responsables de llevar las manos. Los perreros recibiremos instrucciones, responderemos preguntas e informaremos sobre lo que consideremos relevante.

La montería no puede convertirse en un partido de fútbol radiado

Son importantes para dar orden de soltar, determinar cómo hacer la vuelta, guardar la mano y que nadie se la salte, cruzar armadas evitando riesgos, avisar de agarres lejanos para que alguien acuda raudo en defensa de los perros, ayudarnos en la recogida al final del día… Pero la montería no puede convertirse en un partido de fútbol radiado. No hay que olvidar que quien habla, ocupa el canal y corta a otros que, quizás, tengan algo importante que decir en ese momento.

Emisoras empleadas en caza

Emisoras empleadas en cazaCedida

Los GPS son, para mí, la herramienta más dañina que ha aparecido en la rehala. Y digo rehala, ya que su uso en otras modalidades de caza me parece importante e incluso indispensable. Sin darnos cuenta, están modificando el comportamiento de los perros y el nuestro. Condicionan tanto que si enseñamos un perro al GPS, este mismo no valdría en rehalas que no los utilizan.

Se empieza por comprar unos pocos, argumentando que aportan mucha información y que no se utilizan para recoger. Y es cierto que gracias a ellos se puede dar más días a los cachorros, estudiar la trayectoria de un perro figura o aclarar sospechas sobre malas querencias. Pero, por norma general, esa misma rehala, en la siguiente temporada, tendrá a todos sus perros geolocalizados.

He vivido situaciones en las que, a la hora de la recogida, los perreros buscaban a sus perros solo por lo que indica el receptor, en base al número del collar, sin poder dar una descripción de cada perro. Me parece triste. ¡Lo que se están perdiendo! El perrero tiene que fijarse en la actuación de sus perros en el monte. Que su juicio se limite a lo que le diga una pantalla es un gravísimo error e, insisto, una pena. Montear no puede convertirse en un videojuego.

Cuando termina el ojeo, empiezan los cochazos por carriles y cortaderos para buscar señal y recoger a los que no acuden. Si esto se repite, esos perros perderán la querencia y el instinto de buscar a su perrero, de orientarse y volver a la mano o a la suelta. Los perros se dan cuenta de todo y pronto descubrirán que si ellos no van a la suelta, la suelta irá a ellos. ¿Por qué esforzarse? Adicionalmente, se genera un tráfico en la mancha que atenta contra la quietud de la sierra, que es un espanto, retrasa la recogida de las reses y dificulta la salida de los monteros.

Y qué decir de las redes sociales… Creo que, como sociedad, muchos no estamos aún preparados o educados para su correcto uso ni somos conscientes de su alcance, para bien y para mal. Considero que la mayoría de los contenidos que se crean, dañan al colectivo, dando una imagen distorsionada que se aleja de la realidad. Los perreros de red social no son conscientes de que esas fotos o vídeos, en segundos, pueden caer en manos de quien menos debe. Esas manos manipularán estos contenidos a su antojo. Somos nosotros mismos quienes les nutrimos de carnaza. Qué paradoja, ¿no?

Se tiene que hablar en el monte. Solo ahí es donde se debe demostrar la pericia. El perrero lo hará con afición y buen hacer, con humildad y cautela, con ganas y valentía, con respeto a la tradición. Después, los perros son los que tienen que demostrar su valía en el monte. Quienes hablarán por nosotros.

No soy reacio al progreso. Me parece perfecto el uso de las nuevas tecnologías, pero siempre de manera positiva, para mejorar la comodidad y, sobre todo, la seguridad tanto de nuestros perros como nuestra, nunca para sustituir o condicionar procesos necesarios en el desarrollo de un perro, en su doma o en sus características.

Particularmente, en el campo y monteando, es donde más libre me siento. En gran medida es precisamente por estar alejado de pantallas, aplicaciones y sistemas electrónicos. Me niego a condicionar mi vida y la de mis perros a ello. Me niego a permitir que sobrepase nuestras capacidades.

La verdad está ahí fuera.

  • Diego Gómez-Arroyo Oriol es perrero

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