La soja de Brasil contra la furia de los agricultores europeos
El acuerdo Mercosur-UE está a punto de firmarse, pero la propuesta de la PAC y la protesta masiva en Bruselas amenazan con vetar 25 años de negociaciones
Hace un año que la Comisión y el grupo de países que conforman Mercosur anunciaron la firma del acuerdo comercial para el próximo 20 de Diciembre. Esta área comercial engloba a 780 millones de personas que residen entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Bolivia está culminando su proceso de adhesión. Su carta de naturaleza es el Tratado de Asunción y de él se han derivado, entre otros importantes aspectos comerciales, un arancel externo común que técnicamente funciona de manera similar a la tarifa exterior de la Unión Europea (UE).
Hasta que se impusieran las órdenes ejecutivas de la administración de Trump II, los acuerdos comerciales eran complejos y sus negociaciones requerían lustros. El de Mercosur y la UE lleva casi más de un cuarto de siglo sobre el tapete aunque, finalmente, fue validado en septiembre de este año por la Comisión. Pero ahí no acaba el trámite pues aún está pendiente del visto bueno del Parlamento y del Consejo. A pesar de ello, las opciones de salir adelante parece que son mayoritarias.
Son mayoritarias, efectivamente, pero no son absolutas. Para el 18 de diciembre, coincidiendo con la reunión de jefes de Estado de la UE, Bruselas se colapsará por una gran protesta de los agricultores contra los recortes financieros asignados a la nueva Política Agrícola Común (PAC) que estará en vigor durante 2028 a 2034.
Frente a los 387.000 millones de euros del actual Marco Financiero Plurianual para la PAC que vencen en 2027, la actual propuesta de la Comisión establece que al menos 300.000 millones de euros deberán asignarse obligatoriamente al apoyo de la renta de los agricultores. El recorte es muy notable. Hay margen de negociación y tuve la oportunidad de departir hace unos días con el ex comisario de agricultura Paolo de Castro sobre la cuestión. De Castro, que ha sido cuatro veces ministro de agricultura en Italia, es consciente que hay cierto margen de negociación para estos fondos, un margen que la mayoría de los expertos no los sitúan por encima de unos 50.000 millones adicionales a la cifra que la Comisión puso sobre la mesa en el mes de julio.
El acuerdo con Mercosur abre importantes oportunidades para los agricultores europeos pero el entusiasmo es limitado. Los estándares impuestos por Europa a sus agricultores (limitaciones al uso de fitosanitarios, superficies mínimas exigidas a los cultivos ecológicos, fuertes restricciones sobre el uso de fertilizantes, etc), son difíciles de replicar en la otra parte negociadora en reciprocidad.
Brasil es el primer productor mundial de soja, el tercero de maíz, el segundo de carne de vacuno y el cuarto de porcino
Brasil está empujando con determinación a la firma del acuerdo. De hecho, ha sido el presidente Lula el que ha propuesto la fecha del 20 de diciembre para la firma. Brasil es el primer productor mundial de soja, el tercero de maíz, el segundo de carne de vacuno y el cuarto de porcino. Cuenta con una población de 212 millones de habitantes y 80,5 millones de hectáreas cultivables.
De los quince mayores puertos del mundo en comercio de materias primas agrícolas, siete están en Brasil. Los de Belem y Santos mueven principalmente soja y maíz; el puerto de Paranagua, mayoritariamente soja; el de San Luis, suma soja y maíz, y lo mismo hace el de San Francisco. Los dos restantes, Río Grande y Salvador, están más especializados en el comercio de soja.
Para Brasil, la soja ha adquirido un papel geoeconómico extraordinario, pues se ha convertido en suministrador estratégico de China en un comercio que, además, no se realiza en dólares sino mediante operaciones de compensación entre el real brasileño y el yuan chino. Los créditos swaps entre los bancos centrales garantizan el uso de las monedas locales.
Las posibilidades de inspeccionar los productos que entren por los funcionarios a cargo es extraordinariamente limitada
Pero volvamos al acuerdo con Mercosur. Para garantizar que, efectivamente, los estándares de producción de los productos importados de Iberoamérica sean equivalentes a los exigidos a los agricultores europeos, hay que tener en cuenta que la mayor parte de las mercancías entran por el puerto de Rotterdam. Las posibilidades de inspeccionar los productos que entren por los funcionarios a cargo es extraordinariamente limitada. Este es un hecho muy relevante si se quiere lograr el apoyo de los agricultores.
Con todo y con el aparente respaldo de las instituciones comunitarias hay que tener en cuenta que países como Francia han anunciado su intención de acudir al Tribunal de Justicia para impedir su ratificación del acuerdo, además de mostrar su determinación a introducir cláusulas de salvaguardia para determinados productos.
Las velocidades en las negociaciones de este tiempo que vivimos son completamente distintas. Unas son las propias de órdenes ejecutivas y otras las de una gobernanza hiperregulada.
- José Manuel Cansino es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino