Ciencia
A lo largo de sus 24 años de vida, la Estación Espacial Internacional (EEI) ha albergado todo tipo de misiones y pruebas pilotadas por las distintas agencias que la componen. Ingravidez, propulsión y tecnologías de conquista interplanetaria han sido solo algunos de los campos de estudio más explorados desde su puesta en órbita, gracias a lo que se han conseguido importantes avances en una amplia variedad de ámbitos.
Desde 2018, una nueva campaña se ha sumado a las que ya acoge la estación. Se llama GEDI (Investigación de Dinámica de Ecosistemas Globales, por sus siglas en inglés), la impulsa la NASA y su principal objetivo es descifrar la estructura de los bosques para comprender los mecanismos de almacenamiento de carbono de los árboles y entender qué ocurre con él cuando el tronco es talado o sufre alguna alteración externa.
Ayudado de rayos láser que emite hacia ellos, GEDI traza mapas multidimensionales de los bosques y registra accidentes geográficos de la Tierra. Entre algunos de los datos que recoge de los árboles se incluyen la altura, el tamaño y forma de las ramas o el espacio existente entre las copas y los troncos. Con todo ello, la información ayuda también a saber más sobre los ecosistemas de esas zonas, la estructura de los hábitats y la biodiversidad.
Una buena manera de definir el programa GEDI sería la de una suerte de «guardián espacial de los bosques», ya que, con su sistema de monitorización y el de otros satélites de apoyo, la NASA se encarga de vigilar la deforestación a tiempo real y comprobar el nivel de emisión de CO2 que ésta revierte sobre la atmósfera.
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