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19 de abril de 2024

El asteroide Ryugu, al que la sonda japonesa Hayabusa llegó en 2018

El asteroide Ryugu, al que la sonda japonesa Hayabusa llegó en 2018

Ciencia

¿Por qué el hallazgo de un ingrediente de la vida en un asteroide es tan revolucionario?

El investigador del Centro de Astrobiología Guillermo Muñoz explica a El Debate la importancia de la noticia conocida esta semana respecto a otras anteriores

El interés científico por meteoritos, cometas y asteroides para comprender la formación del Sistema Solar y el origen de la vida ha abierto esta semana un nuevo capítulo con el hallazgo en el asteroide Ryugu de uracilo, uno de los cuatro componentes del ARN, y otros elementos orgánicos esenciales.
Se trata, en esencia, de la primera vez que este tipo de partículas se detectan en una muestra traída desde el espacio, y esa es la razón, según instruye el experto del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) Guillermo Muñoz Caro, por la que la noticia ha dado la vuelta al mundo.
«Lo que teníamos hasta ahora era la caracterización química de meteoritos caídos en la Tierra. Pero una cosa es encontrártelos aquí, con la transformación que experimentan al atravesar la atmósfera y someterse a la posible contaminación que haya en el suelo, y otra muy distinta ir al cuerpo padre, es decir, al asteroide, y extraer una parte para traerla de vuelta y examinarla en estado puro», analiza en declaraciones a El Debate.
La sonda Hayabusa de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), que operó como ‘transportista’ de la misión, trajo en 2009 a nuestro planeta restos del asteroide Itokawa que sirvieron como una primera aproximación al estudio químico de estos cuerpos. Pero ha sido su segunda parte, Hayabusa 2, la que ha confirmado definitivamente la conexión entre los asteroides, vestigios del tumultuoso amanecer de nuestro sistema planetario, y el surgimiento de la vida.
«El interés de estos cuerpos -prosigue Muñoz- es que son reliquias de la formación del Sistema Solar. Así como en la Tierra ha habido tantos cambios por el hecho de que haya una atmósfera, vida, actividad tectónica, agua, etcétera; los asteroides han atravesado muchos menos procesos. Se han mantenido relativamente alejados del Sol, por lo que han conservado mejor el material que había al principio en el Sistema Solar».
La noticia llega tres semanas después de otra en la que se informaba del hallazgo de un complemento de moléculas orgánicas, entre ellas aminoácidos, en la muestra de Ryugu. ¿Por qué aquella no tuvo tanto eco como la que se ha conocido este miércoles?
«Sabemos mucho menos en general de estas bases nucleicas [es decir, el uracilo ahora reportado en Ryugu] en el contexto astrofísico que de los aminoácidos. Los aminoácidos son bastante comunes a meteoritos como el de Murchinson, donde se han encontrado 100 (los 20 que están presentes en el cuerpo humano y otros 80 más). Esta riqueza que se ha encontrado en los meteoritos era de esperar que estuviera también en los asteroides», expone el experto. «Así que supongo que sería por eso, pero también por la actualidad informativa que hubiera ese día», remacha con humor.

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