Fundado en 1910

25 de abril de 2024

Un fotograma de 'Padre no hay más que uno 3'

Un fotograma de Padre no hay más que uno 3Sony

Cine

Segura sortea la maldición y repite éxito con 'Padre no hay más que uno 3'

La película, cuyo rodaje resultó tremendamente accidentado, ya es la producción española más taquillera del año

Fue una película de parto complicado, y eso que la familia protagonista de la trama tiene facilidad para lo de traer vidas al mundo. El caso es que se rodó «contra viento y pandemia», como dice la productora y distribuidora Sony Pictures, pero ha resultado tener un final feliz. Padre no hay que más que uno 3, la comedia familiar de Santiago Segura, ya es la película más taquillera del año pese a que se ha estrenado en verano y que cuando logró ese récord solo llevaba cuatro días en cartelera.
Empecemos por la maldición. El rodaje tuvo como escenario Madrid el pasado invierno. La ómicrom estaba desatada. El primero que cayó fue Antonio Resines, que interpretaba al suegro de Segura en la ficción. Fue a los dos días. La productora no tuvo piedad: «Hay que cambiar a Resines», le dijo al director. El actor estaba en la UCI, donde recibía, y contestaba, audios de voz. Su amiguete le mandó un mensaje: «¿Te esperamos?». «¡Qué dices, tío! Haced lo que tengáis que hacer. Cambiadme o lo que sea. Yo espero salir de aquí pero no sé cómo». Lo cambiaron. Resines estuvo ingresado varias semanas y vivió su propia película en el hospital. Lo sustituyó Carlos Iglesias.
Fue solo el primero en caer. Después le tocó a Toni Acosta. Más adelante, las hijas del director, Calma y Serena. A continuación, el resto de los críos de la película, que son unos cuantos. La siguiente fue Silvia Abril. Fueron cayendo todos los actores excepto Loles León: «A mí no me quiere ni el bicho», bromeaba. Mientras, Segura sufría: «Nunca lo he pasado tan mal logísticamente en un rodaje», contó en su visita a El Hormiguero. Él tuvo también su parte. A tres días del final del rodaje, se desplomó en el baño de su casa. Sufrió un síncope vasovagal. Tuvo suerte porque en la caída pudo haberse quedado en el sitio. Se destrozó la oreja, donde recibió doce puntos de sutura, pero ese mismo día pudo acudir al set.
Donde no ha sido maldita esta película es en la taquilla. Antes del estreno, Segura mostró su confianza en que al menos dos millones de personas acudirían a los cines. Su cálculo se basaba en que la primera parte, estrenada en 2019, atrajo a 2,5 millones, y la segunda, que llegó en 2020, consiguió hacer pasar por taquilla a 2,3 millones.
Su pálpito era bueno. En sus cuatro primeros días en cartelera ha despachado casi medio millón de entradas y ha recaudado tres millones de euros. De este modo superó al que hasta ahora había sido el filme español más taquillero del año, la ganadora del Oso de Oro en la Berlinale Alcarrás, de Carla Simón, que había sumado 2,1 millones tras más de once semanas en cartel.
Aún le queda mucho recorrido económico a esta tercera parte: la primera recaudó 14,2 millones; la segunda, 12,9.
Es, además, el mejor debut en cartelera de una producción española desde 2016, cuando Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona, acumuló 3,6 millones en tres días de exhibición.
Comentarios
tracking