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20 de abril de 2024

El beso de la película de Disney 'Blancanieves' ha levantado controversia recientemente

El beso de la película de Disney Blancanieves que despertó a la princesa nada tiene que ver con la historia original que inspiró al clásicoCourtesy Everett Collection

Historias de película

El sadismo de los cuentos clásicos que Disney esquivó para no aterrorizar a los niños

La concepción de cuento de hadas que Disney vende en sus clásicos dista mucho de la violencia y truculencia que incluyen las historias originales que inspiraron a la compañía

Normalmente, se asocian los cuentos de hadas con historias bonitas y tiernas en las que, habitualmente, un príncipe salva a una princesa en apuros. Pero eso es culpa de Disney: los cuentos que inspiraron los clásicos de la compañía de Walt Disney incluían truculentos, sádicos y nada ejemplarizantes episodios que aterrorizarían a cualquier niño. Desde mutilaciones a castigos vengativos, pasando por conductas reprobables de sus protagonistas.

Amputaciones y palomas justicieras

Cuando recordamos a la Cenicienta nos vienen a la cabeza las numerosas versiones cinematográficas que se han realizado del cuento de Charles Perrault. Algunas contienen simpáticos y trabajadores ratoncillos parlantes, otras trufan la cinta con pastelosos momentos musicales. Pero todas, o casi todas, omiten algunos de los inquietantes episodios de la historia original.
En la historia de Perrault, publicada en 1697 en la colección Los cuentos de mi madre la oca, el baile donde la Cenicienta y el príncipe se conocen duraba en realidad tres noches. Ella siempre escapaba sin revelar su identidad. Pero el príncipe pone en acción una estratagema para detenerla la tercera noche: llenar de pegamento el suelo para que no pudiera salir corriendo. Así termina el zapato en manos del príncipe.
En su tour para encontrar a la dueña del zapato, la madre de las hermanastras de Cenicienta las convence para amputarse parte del pie y así encajar en el zapato. La primera dos dedos del pie y la segunda una parte del talón. Un detalle del que se percatan las palomas que siempre acompañan a la protagonista al ver la sangre. Las mismas palomas que, durante la boda, les picotean los ojos a las hermanastras a modo de castigo.

Blancanieves: mercancía vengativa

La historia de Blancanieves, con sus entrañables enanitos y dóciles animales que acuden al sonido de la privilegiada voz de la princesa, también es una versión edulcorada de Disney. Para empezar, en la película con la que se estrenó la Casa del Ratón los siete enanitos tienen nombres propios y una personalidad asignada. En el cuento publicado por los hermanos Grimm en 1812, los hombrecillos no eran tan relevantes como para tener identidades diferenciadas.
¿Se acuerdan del corazón que la reina le pide al cazador que le arranque a Blancanieves? Pues en el cuento lo que pide son sus pulmones y el hígado. Cuando el cazador regresa con los órganos de un jabalí, la terrible madrastra de Blancanieves los hierve en sal y se los come.
La muerte y rescate de Blancanieves también es algo distinta en el cuento. Mientras en la película estrenada en 1937 la princesa despierta de su sueño tras un beso del príncipe, en el cuento la trama cambia. Tras ingerir la manzana envenenada, engañada por la madrastra, Blancanieves cae en letargo. Los enanos, al igual que en la película, la ponen en una urna de cristal. Años más tarde, un príncipe que pasaba por ahí se interesa –los Grimm hablaban de enamoramiento– por la aletargada princesa y se interesa por comprarla. Los enanos rechazan la oferta pero él los termina convenciendo. Al llevársela, los torpes porteadores del príncipe dejan caer el ataúd de cristal. La caída provoca que Blancanieves expulse el trozo de manzana que la mantenía medio muerta.
ilustración del castigo a la madrastra de Blancanieves en la historia original

ilustración del castigo a la madrastra de Blancanieves en la historia original

Blancanieves y el príncipe se casan. Entre los invitados, la madrastra. Pero no a modo de reconciliación, sino para llevar a cabo un vengativo castigo. Príncipe y Blancanieves obligan a la madrastra –que en la película de Disney muere sepultada por una roca víctima de su propio afán de venganza– a bailar con zapatos de hierro al rojo vivo.

Pinocho, un desvergonzado asesino

Basada en una novela publicada en la década de 1880 por el periodista italiano Carlo Collodi, pseudónimo de Carlo Lorenzini, la película Pinocho de Disney (1940) también adapta la historia a las sensibilidades infantiles y familiares. Mientras en la película de animación Pinocho es un muñeco de madera que quiere ser un niño y lucha contra las malas influencias a su alrededor, en la historia original era un maleducado y un sinvergüenza.
Su primera acción tras poder caminar es patear a su creador Geppetto y huir a la ciudad, donde le encuentra un policía que acusa a Geppetto de maltratar a Pinocho. Geppeto termina en la cárcel y Pepito Grillo le advierte al muñeco de su conducta hedonista y mentirosa.
Lejos de escuchar a la que sería la voz de su conciencia, Pinocho mata al grillo de un martillazo. Al salir de la cárcel, Geppetto convence a Pinocho de ir a la escuela. Hasta vende un abrigo para comprarle los libros. Libros que el descarado muñeco vende para comprar entradas de teatro. Todo un caradura.

El precio que pagó Ariel por sus pies

Ariel, la princesa Disney acuática por excelencia. Una sirena que sueña con ser humana. Basada en un cuento del danés Hans Christian Andersen, publicado en 1837, la cinta de Disney termina mucho mejor que su inspiración. Mientras sirena y príncipe terminan juntos en el clásico de Disney de los 90, en el cuento ella muere con el corazón roto.
Aunque interesado por ella, Eric no se enamora de la sirenita porque sigue buscando a su salvadora. No sabe que es la propia Ariel y ella no puede decírselo al no tener voz. Él se casa con otra. Ella termina con el corazón partido y convertida en espuma de mar.
«Solo nadar no es original. Por qué no tener un par de piernas. Y salir a pasear, ¿cómo dicen? A pie», estos versos de la famosa canción de Disney no encajaría en el cuento de Andersen. La transformación de sirena en mujer, se describe mucho más dolorosa. Y, mientras en la película Ariel camina alegremente –algo patizamba al principio– con sus piernas nuevas. En el cuento de Andersen, caminar es un auténtico suplicio. Cumplir sueños sale gratis solo en el cine.

Quasimodo, vivo o muerto pero sin amor

En el caso de El jorobado de Notre Dame, ni en el libro ni en la película su protagonista tiene un final feliz. Aunque en la versión de Disney es menos dramático que en la publicada en 1831. El malformado Quasimodo no enamora a Esmeralda, la exótica y bailarina gitana, en ninguno de los dos casos. Pero al menos, en la película de 1996 ella no muere.
En el libro original, el archidiácono Frollo ordena ahorcar a Esmeralda. Colérico por su muerte, Quasimodo arroja a Frollo al vacío desde una torre de la catedral parisina. El jorobado muere de hambre en el mismo descampado donde depositan los restos de la gitana que amaba.
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