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26 de abril de 2024

Terelu Campos y Fatima Kaddur, Viceconsejera del Mayor y Relaciones Vecinales en Melilla, este viernes en 'Sálvame'

Terelu Campos y Fatima Kaddur, Viceconsejera del Mayor y Relaciones Vecinales en Melilla, este viernes en SálvameTelecinco

Sálvame

'Sálvame' sufre síndrome de abstinencia

Las falsas polémicas llenan horas en un programa al que le está costando reiventarse tras el veto a trece famosos

Sálvame se reinventa, como Madonna, y ciertamente es una buena analogía, puesto que tanto el programa de Telecinco como la autora de Material Girl van por su enésima reinvención. Esta vez es obligada: los de arriba han ordenado que los espacios de Mediaset no se podrá hablar de trece famosos que durante años han sido omnipresentes: Rocío Carrasco, Antonio David Flores, Rocío Flores, Olga Moreno, Marta Riesco, Gloria Camila, José Fernando, José Ortega Cano, Rosa Benito, Rosario Mohedano, Fidel Albiac, Kiko Rivera y Bárbara Rey. O sea, el amplio entorno de Rocío Jurado, el hijo de la Pantoja y la musa de la transición protagonista de una serie, y pronto de un documental, en una cadena rival. ¿Cómo lleva Sálvame estas ausencias? Lo vemos este viernes durante tres horas para poder responder a esta pregunta.
A fuerza de años de dimes y direte, los colaboradores de Sálvame habían adquirido conocimientos enciclopédicos sobre todos esos personajes ahora innombrables. Y eso facilitaba mucho su trabajo, pues con ese background las horas de tele se rellenan solas, y de rellenar es de lo que se trata en este programa. Por eso Lydia Lozano, veteranísima, reacciona desairada cuando alguien habla de cláusulas: «Estoy de cláusulas… », suelta con tono de indignación.

La cláusula de la discordia

Esta vez la cláusula le afecta a ella. Tras treinta años de amistad, lleva un par de semanas cabreada con Carmen Alcayde, con la que tuvo una de esas teatrales discusiones entre colaboradores, siempre subidas de decibelios, que son un género de Sálvame. El caso es que Alcayde ha hablado con los responsables del programa y se niega a coincidir en antena con Lozano. Se adopta una solución salomónica, de la que suponemos es partícipe el director del programa, David Valldeperas, aquel que se fue con mucho estruendo cuando estalló la Operación Deluxe y que volvió sin hacer ruido poco después y ahí sigue. El remedio consiste en que Alcayde y Lozano trabajen quince minutos y descansen otros tantos, pero lo hagan de modo que no coincidan en antena.
Alcayde y Lozano han dejado de ser amigas, o sea al menos dicen

Alcayde y Lozano han dejado de ser amigas, o sea al menos dicenTelecinco

El jueves se estrenó Supervivientes, que es un salvavidas de audiencia al que se aferra Mediaset, y por tanto toca hablar de saltos de helicóptero y de las primeras nominaciones. Esos chicos y chicas jóvenes que son mayoría en la isla constituyen la cantera de Mediaset. Aspiran a ser el relevo generacional de los vetados.

El clan Pantoja sí está presente

Para quien no ha llegado la hora del relevo es para las Campos. Terelu está en el plató y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, replica a la hija de Bigote Arrocet, ex de su madre, que le llamó tonta unos días atrás y que dijo que el humorista quería a las hijas de su pareja como se quiere a las mascotas. Terelu responde muy educadamente, que es algo que no se espera de ningún colaborador de Sálvame. Pero lo cierto es que es así.
Del entorno de Rocío Jurado no se puede hablar, pero sí del de la Pantoja, salvo del vetado Kiko Rivera. Y no se desaprovecha la ocasión: esta vez la polémica gira en torno a un presunto hijo del ya fallecido Bernardo Pantoja que se hace llamar Pinocho.

Interrogatorio a una política

La última hora es un auténtico delirio. Se sienta –en el lenguaje de Sálvame, los invitados no acuden al programa sino que se sientan– Fatima Kaddur, Viceconsejera del Mayor y Relaciones Vecinales en Melilla.
Vayamos con los antecedentes. Habrá una Semana del Mayor –de las personas mayores, para entendernos– en la ciudad autónoma. Kaddur coincidió en Mellila con Kiko Hernández y este acabo haciendo una propuesta para dicho festejo. A la Vicencosejera le gustó y lo contrató. También contactaron con Terelu, lo que aprovecha Sálvame para hablar –y hasta aquí queríamos llegar– de una «guerra de colaboradores». Así lo anuncian, pero la entrevista con Kaddur deriva en un insólito interrogatorio. Lo que insinúan varios de los colaboradores es que algo huele a podrido en ese contrato. La acusación tiene la misma consistencia que una burbuja de jabón. Pero qué más da. Someten a un intenso tercer grado a la invitada, a un acoso e intento de derribo. Tras más de media hora de preguntas absurdas, la política se marca un Umbral, un «he venido a hablar de mi gala». También se le escapa un «os saltáis los contratos lo que os da la gana» cuando se creee fuera de antena. Al final, Kiko Matamoros pone el sentido común: la conclusión es que contratos como el de Kiko Hernández «se firman en los ayuntamientos 100.000 veces al día». En efecto, así es. Pero han llenado minutos con una polémica que no es tal. Es un trampantojo.
De hecho, todo Sálvame es un trampantojo, en el sentido de engañar a las personas haciéndoles creer que ven algo distinto a lo que en realidad ven. Creen estar viendo algo real, pero lo que en realidad están viendo es un teatrillo. Y es por ello que el programa sigue con Lydia Lozano y Carmen Alcayde juntas en el plató. La cláusula más breve de la historia de los contratos se declara extinta por la vía de los hechos consumados. Primero las ponen separadas por una mampara, pero después la retiran y se ven cara a cara. No se despellejan esta vez. Eso quedará para otro día, pues llegan a su fin las tres horas de Sálvame, que sin los vetados cuesta más llenar. Tantos años hablando de los mismos pasan factura. Por ello es normal que en Sálvame aún tengan síndrome de abstinencia, vulgarmente conocido como mono.
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