
Fernando Arrabal y Sánchez Dragó, en el mítico programa de TVE
Televisión
El mítico programa de Sánchez Dragó con Arrabal que es historia de la televisión: «¡Hablemos del milenarismo!»
Fernando Sánchez Dragó presentó un programa que dejó uno de los momentos más surrealistas de la televisión en España
Muere el escritor Fernando Sánchez Dragó de un paro cardíaco a los 86 años
El escritor Fernando Sánchez Dragó, fallecido este lunes a los 86 años a causa de un paro cardíaco, llevó su amor a los libros a la televisión como presentador de varios programas culturales en TVE (Encuentros con las letras, Biblioteca nacional y, durante más tiempo, entre 1997 y 2004, Negro sobre blanco) y Telemadrid (Las noches blancas), donde también presentó el informativo de autor Diario de la noche.
Sánchez Dragó fue, sin querer, el protagonista indirecto de uno de los momentos míticos de la televisión en España. Ocurrió en 1989, cuando presentaba el programa El mundo por montera en TVE. Dragó sudó tinta aquella noche de octubre de 1989 para intentar controlar a un desatado Fernando Arrabal. Él fue el protagonista directo de unas imágenes y unos sonidos que aún, 34 años después, perduran en la memoria colectiva.
Descalzo, pronunciando frases inconexas y trastabillándose no tanto al hablar como al caminar por el plató bajo los efectos del alcohol, Fernando Arrabal mostró su obsesión por un tema que pasaría a la historia de la televisión con una de sus frases: «¡Hablemos del milenarismo!». La frase la repitió varias veces. Una de ellas, con el refuerzo de una palabrota: «Hablamos de mineralismo (sic), cojones, ya». «Deja hablar a la minoría si... si... silenciosa».
Arrabal se levantaba de su silla de invitado y debatía con el resto de contertulios. A uno de ellos le da varios besos en la mejilla. Visiblemente perjudicado, Arrabal llega a caerse de su silla. Después se sentó en una mesa baja en el centro del plató de la que, nuevamente, estuvo a punto de caer. «Fernando, te vas a cargar la mesa, por favor. Si Campillo deja de sujetar la mesa, te pegas una bofetada». A continuación, Sánchez Dragó añade: «Fernando, permite que te diga amistosamente que esta hoy te estás repitiendo y no se te entiende nada. Pero no te sientes en la mesa, que la tiene que sujetar Campillo. Que si no, se vence».«Aprovechad que se ha ido ahora», llega a decir Sánchez Dragó después de que Arrabal saliese del plató… para volver poco después, recuperar su asiento y volver a las (tambaleantes) andadas. A interrumpir al resto de invitados. A trabarse. A hablar de «la minoría si… si… silenciosa». Arrabal sigue descalzo, sentado en la mesa que tiene que sujetar Campillo para que no se venza y con el pantalón subido a la altura de las rodillas. Sánchez Dragó lo vuelve a intentar. «Siéntate aquí, se bueno», le pide con paciencia infinita el presentador a su tocayo.
Hasta que el programa más caótico de la historia de la televisión en España toca a su fin. En la pantalla comienzan a aparecer los títulos de crédito. Fernando, Arrabal, repanchigado sobre la silla, se repite una última vez: «No me dejáis hablar». Solo en ese momento, el otro Fernando, Sánchez Dragó, puede respirar tranquilo.
Muchos años después, en el programa de TVE Alaska y Segura, Arrabal echaría la culpa de su estado a una confusión. «Tenía mucha sed y pedí un vaso de agua, pero me pusieron chinchón», alegó.
Sánchez Dragó nunca supo de dónde salió aquella copa de chinchón que, supuestamente, provocó aquel terremoto televisivo. Sí tuvo claras, en cambio, dos cosas. Una, que no permitiría que TVE vetase a Arrabal como invitado en su programa (Sánchez Dragó llegó a presentar la dimisión cuando los directivos de RTVE le pidieron que no volviera a llamar a Fernando Arrabal). Y dos, que aquel fue «el mejor programa de televisión de la historia».