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06 de mayo de 2024

El vocalista del grupo australiano Vogayer, durante su actuación en la segunda semifinal

El vocalista del grupo australiano Vogayer, durante su actuación en la segunda semifinalLa 1

Eurovisión 2023

¿Y si Australia gana Eurovisión?

La segunda semifinal de Eurovisión proporcionó los diez últimos billetes para la final. Fueron para Albania, Chipre, Estonia, Bélgica, Austria, Lituania, Polonia, Armenia, Eslovenia y Australia, que ofreció la mejor actuación de la noche. La sueca Loreen, máxima favorita, se podría llevar una sorpresa el próximo sábado (21 horas, La 1) en la cita definitiva.
Un chavalito de las Islas Feroe representó a Dinamarca. Reiley cantó la festiva, festivalera pero olvidabable Breaking My Heart con la que se abrió la gala.
Armenia buscó colarse en la gran final con el Future Lover de Brunette, que comenzó en la misma posición que la favorita sueca: recostada. Se levantó cuando la canción tomó aires raperos. Confió toda la escenografía a las videoproyecciones y el resultado fue, en líneas generales, bonito.
La representante armenia, durante su actuación

La representante armenia, durante su actuaciónLa 1

Con una guitarra y un traje rosa se presentó en el escenario el representante rumano. ¡Tremenda provocación!: nos referimos a las guitarras. El muchacho se llama Theodor Andrei y se ha curtido en los talents musicales de la tierra de los vampiros. Tiene voz y actitud, pero le falló la canción, titulada D.G.T. (Off And On), repetitiva hasta el agotamiento.
Como Andrei, la estonia ALIKA también se hizo famosa en los talents. Según su ficha personal, sueña con hacer música del futuro. Su Bridges sonó a pasado, a algo ya escuchado. Pero gustó escucharlo porque la muchacha canta muy bien.
Gustaph y su Because Of You representaron a Bélgica a ritmo discotequero. Liverpool movió el esqueleto, si es que aún se dice así.
De un rompepistas a un rompecorazones: Andrew Lambrou, representante de Chipre, cantó Break A Broken Heart entre suspiros de los eurofans, que lo han elevado a favorito al triunfo.
El representante chipriota, en la segunda semifinal

El representante chipriota, en la segunda semifinalLa 1

Diljá no empezó recostada, sino sentada. Su Power, representante de Islandia, es de esas canciones que aburren desde la primera nota porque ya sabes que aquello solo puede ir a peor. Y lo fue.

Tiempo de pop

El benjamín del festival tiene 16 años y se llama Victor Vernicos. Es el representante de Grecia y también empezó sentado (se ve que es tendencia). Cantó What They Say, un tema pop sin mayor trascendencia.
El pop bailón y bien construido de Solo fue la tarjeta de presentación de Blanka, representante de Polonia. El recuerdo de Kylie Minogue sobrevoló toda la –brillante– actuación.
Después salió a escena el Brett Anderson esloveno, líder de la banda Joker Out, una de las más populares de este país. Para oídos curtidos en Radio 3, su canción Carpe Diem fue la mejor de la noche y lo mejor de la noche.
El pop épico y lo étnico se funden en Echo, la preciosista canción que IRU, representante de Georgia, defendió sobre el escenario de Liverpool.
El país más pequeño de todos los participantes, San Marino, estuvo representado por una banda de rock alternativo, Piqued Jacks. Interpretaron Like An Animal con actitud, elegancia y entusiasmo.

Para acabar, dos favoritos

Con vitola de favoritas comparecieron Teya & Salena, que entonaron, bajo la bandera de Austria y un ritmo machacón, Who The Hell Is Edgar? La puesta en escena, con mujeres multiplicadas, recordó, pero en malo, a aquel famoso vídeo de Robert Palmer, Simply Irresistible. La verdad es que no acabamos de entender qué le ven las casas de apuestas a la canción de estas muchachas.
Las representantes austríacas

Las representantes austríacasLa 1

Los ritmos étnicos volvieron con la familia que representó a Albania. Albina & Familja Kelmendi son una especie de Mocedades multigeneracional a los que se les vio felicísimos cantando Dije en el escenario de la tierra de The Beatles.
Toques folclóricos detectamos también en la propuesta de Lituania, que envió de nuevo a Eurovisión a Monika Linkyté (ya estuvo en 2015, pero como parte de un grupo). La bonita y pegadiza Stay fue defendida por el portentoso chorro de voz de la muchacha.
Cerró el turno de actuaciones otro de las favoritas, Australia. Voyager, una banda de cinco miembros, cantó Promise. Lidera el grupo Danny Estrin, un cochepapi cuyo pelo, voz y actitud trajo del recuerdo a Michael Hutchence, el fallecido vocalista de INXS. En un análisis conjunto (puesta en escena, interpretación y canción) resultó ser la mejor actuación de la noche. ¿Y si gana Australia Eurovisión? Pues no lo descarten. Nunca lo ha hecho, pero tampoco ha tenido demasiado tiempo (su primera participación data de 2015).

Votación

Comenzó entonces la televotación, en la que en esta ocasión sí se pudo participar desde España, al contrario que en la primera semifinal. Los billetes se los llevaron Albania, Chipre, Estonia, Bélgica, Austria, Lituania, Polonia, Australia, Armenia y Eslovenia, que fueron anunciados por este orden.
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