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David Bowie interpretó a Tesla en El truco final

David Bowie interpretó a Tesla en El truco final

Cine

La película de Nolan en la que David Bowie hizo de Tesla

«Si llega a decir que no, habría tenido que eliminar al personaje del guion», reconoció el cineasta

Cuando Christopher Nolan abordó el guion de su quinta película, no pensó que estuviera ante la que iba a ser, para muchos, la mejor de todas ellas. El truco final (El prestigio) se estrenó en octubre de 2006 ante una enorme expectación. Y es que el responsable de Batman Begins y Memento había juntado a dos actores carismáticos como Hugh Jackman y Christian Bale para protagonizar una misteriosa historia sobre la rivalidad y la obsesión ambientada en los últimos días del siglo XIX y en el mundo del ilusionismo.

Con un presupuesto de 40 millones de dólares, la cinta recaudó cerca de 110 y fue un éxito total de crítica y público que la adoró. Y es que esta película sobre la prestidigitación irradia una sensación mágica desde la primera escena, con unos personajes que entran en una deriva paranoica y extrema que les conducirá a su propia destrucción.

Un Nolan en estado de gracia, además de con Jackman y Bale, contó con Michael Caine, Scarlett Johansson y Rebeca Hall en sendos papeles secundarios que contribuyeron a engrandecer una película única en la que nada es lo que parece.

Pero, además, hay en ella un personaje muy secundario, que sale apenas 9 minutos y que es fundamental para entender el fabuloso giro final del filme y que reinterpreta, de manera muy libre, la aportación a la ciencia de un personaje real: Nikola Tesla. El austríaco fue una de las mentes más brillantes y que más aportaron al mundo de la ciencia y la tecnología moderna en torno al desarrollo del sistema eléctrico y la comunicación inalámbrica, como se explica en el documental Nikola Tesla: El hombre que iluminó el mundo.

En la película, el mago Robert Angier busca superar a su eterno rival y antiguo compañero, Alfred Borden, al que odia, y que ha creado un truco imposible llamado El hombre transportado. Angier, obsesionado con descubrir su secreto para poder superarlo, viaja a Colorado Springs para contratar los servicios de Nikola Tesla, el famoso científico conocido en todo el mundo por sus experimentos eléctricos.

Nolan escribió el papel pensando en David Bowie hasta el punto de declarar: «Si llega a decir que no, habría tenido que eliminar a Tesla del guion» y habría resuelto el final de Angier de otra manera. Pero al cantante inglés, que tenía 58 años, no le apetecía volver al cine después de haberse interpretado a sí mismo en Zoolander en 2001. Nolan, sin embargo, decidido a contar con él, viajó hasta Nueva York para convencerlo en persona, algo que logró al hacerle ver la dimensión filosófica que tenía Tesla dentro de la historia.

Y es que el personaje encarna el punto donde la ciencia se convierte en algo tan avanzado que parece magia, con lo que, gracias a hombres como él y aportaciones como las suyas, se dejaba atrás el ilusionismo artesanal y se entraba en el mundo tecnológico. Tesla, por tanto, materializa mediante su máquina el conflicto moral por el que pasan los protagonistas que son capaces de hallar su propia perdición por vivir consumidos por la obsesión y el deseo de reconocimiento.

Bowie, admirado por la visión del director, finalmente aceptó dar vida al austríaco cuya rivalidad obsesiva con Edison no fue un secreto para nadie. El Tesla de Nolan es una especie de outsider trágico, al que vemos siempre en su sala de experimentos, rodeado de chispas, luces y máquinas, como las famosas fotos que se conservan de él, y que evocan a un hombre que pareciera pertenecer a otro mundo. Su personaje simboliza el lado oscuro del progreso, pues Angier tendrá que pagar su fabuloso avance tecnológico con un tremendo sacrificio que, como tantas otras veces en la historia de la ciencia, convierte su descubrimiento en algo letal y moralmente ambiguo.

El cantante inglés, conmovido por la visión del director, entendió que Tesla y su máquina representaban el corazón del filme, la frontera entre la ciencia y la ética y el punto en que el deseo de trascender los límites humanos se convierte en autodestrucción. Y aunque el tiempo que aparece en pantalla es limitado, David Bowie logró darle un tono enigmático y casi místico al personaje, siendo esta una de las interpretaciones más singulares de toda su carrera.

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