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26 de abril de 2024

Dibujo satírico sobre el abolicionismo, de William Dent (1789), en el Museo Británico

Dibujo satírico sobre el abolicionismo, de William Dent (1789), en el Museo BritánicoMuseo Británico

Una exposición descubre que el Banco de Inglaterra fue «propietario» de 600 esclavos hasta el siglo XIX

Ha sido el propio museo de la entidad financiera el que ha organizado una exposición sobre su relación con el esclavismo a raíz de una investigación auspiciada por el movimiento Black Lives Matter

Afinales del siglo XVIII, Gran Bretaña poseía, entre sus muchos territorios coloniales, la pequeña isla de Granada, hoy país independiente parte de las Antillas Menores, en el mar Caribe. Un huracán, una plaga de hormigas y las guerras contra Francia y los revolucionarios americanos hicieron que el comercio de sus principales productos, ante todo azúcar, café y esclavos, fuera volátil.
Las guerras provocaban carestía, lo que llevaba al cambio de propiedad de las principales industrias, que cambiaban de manos entre la élite financiera británica. Sin embargo, en ocasiones se producían extrañas operaciones, como en 1770, cuando la propiedad de dos plantaciones y 599 personas esclavizadas pasó a manos de un nuevo e inusual propietario: el Banco de Inglaterra (Bank of England).

Cuando es el culpable el que se echa la culpa

La historia se destapó en la oleada de revisionismo que trajo el movimiento Black Lives Matter tras el homicidio de George Floyd. Desde aquel 25 de mayo de 2020, instituciones tanto públicas como privadas han echado la vista atrás, casi siempre por iniciativa ajena, para revisar errores o posibles abusos cometidos en el pasado.
Una investigación sobre el papel del Banco de Inglaterra en el tráfico de esclavos destapó la historia de la isla de Granada. Al anunciar la revisión de su pasado colonial y su relación con el esclavismo en junio de 2020, el banco dijo que era consciente de algunas «conexiones inexcusables» que implicaban a antiguos gobernadores y directores, y pidió disculpas por ello.
Tras pedir disculpas, ha sido la misma entidad financiera, a través de su museo, la que ha decidido poner en marcha la exposición Slavery & the Bank (La esclavitud y el Banco). «Esta exposición explora la historia de la esclavitud transatlántica a través de sus conexiones con el Banco de Inglaterra y la City de Londres en general», explica la web del museo del Banco de Inglaterra, que cuenta con un tour online.
«Durante más de 300 años, la trata de esclavos arrancó a más de 12 millones de personas africanas de sus hogares y familias. En esta exposición reflexionamos sobre cómo la riqueza creada a través de la esclavitud transatlántica dio forma al desarrollo de Gran Bretaña», continúa el tour, que no duda en auto-inculparse.
Así, el Banco de Inglaterra ha revelado que poseía 599 esclavos a finales del siglo XVIII. Hace dos años, la entidad se disculpó por su papel en la trata de esclavos, pero lo hizo con la convicción de que «nunca estuvo directamente implicado». Sin embargo, una investigación encargada por la propia entidad reveló que en la década de 1770 se hizo con la propiedad de los esclavos después de que un deudor incumpliera su obligación de pago, entregando dos plantaciones en Granada y la mano de obra esclavizada.
Primera página de un inventario de dos plantaciones de azúcar en Granada. Registra los nombres de los hombres, mujeres y niños esclavizados en la plantación

Primera página de un inventario de dos plantaciones de azúcar en Granada. Registra los nombres de los hombres, mujeres y niños esclavizados en la plantaciónBank of England Archive

Los esclavos permanecieron entre los activos del banco hasta que las plantaciones fueron vendidas en 1790. Durante este tiempo, el Banco de Inglaterra fue dirigido por nueve gobernadores diferentes, que no hicieron nada por cambiar el destino de los granadinos. Los nombres de los esclavos, descubiertos en un inventario de las plantaciones de 1788, ocupan un lugar destacado en la exposición, cuya entrada es gratuita. «No podemos recuperar las vidas de los esclavizados», dicen desde la entidad, «pero es importante reflexionar sobre cómo la riqueza que crearon dio forma al desarrollo de Gran Bretaña».
Las plantaciones, llamadas Bacolet y Chemin, fueron entregadas al banco después de que una empresa mercantil llamada Alexander and Sons dejara de pagar sus préstamos. Las fincas se vendieron finalmente a James Baillie, entonces diputado, que pagó el equivalente a 15 millones de libras en dinero actual.
Un inventario de Bacolet enumera las propiedades bajo diferentes epígrafes: «tierras», «esclavos», «edificios» y «existencias». Cada persona esclavizada, la mayoría con nombres europeos, aparece con un precio en libras esterlinas.

Un conductor valía 330 libras; un enfermo, solo 30

Pierre, un «hombre de campo» con el oficio de «conductor», aparece en el listado valorado en 330 libras. En el otro extremo, Michell, al que se describe en una nota como «enfermizo», tenía un precio de 30 libras.
La exposición también pone de relieve el impacto de la esclavitud en la vida de los británicos. Por ejemplo, subraya que la antigua moneda de Guinea tomó su nombre de la costa occidental africana, que fue fundamental para el comercio de esclavos, y muestra cómo puertos como el de Liverpool tuvieron un gran auge como resultado de su papel en la esclavitud.
Junto con otras instituciones, tanto financieras como culturales, el Banco de Inglaterra puso en marcha una revisión de sus vínculos con la esclavitud después de las protestas de Black Lives Matter. Para ello encargó una investigación al Dr. Michael Bennett, historiador de la Universidad de Sheffield especializado en el comercio de esclavos, especialmente al que atañe a Gran Bretaña en relación con el Caribe. Un pequeño grupo de voluntarios de todo el Banco de Inglaterra, incluidos los miembros de su red de minorías étnicas, se sumaron a la investigación.

Retirada de cuadros y bustos

El banco ya había retirado diez cuadros y los bustos de siete gobernantes. Como deja claro la nueva exposición, los vínculos de la institución con la esclavitud llegaban hasta lo más alto. Por ejemplo, Humphry Morice, gobernador del banco a principios del siglo XVIII, tuvo una amplia participación en el comercio de esclavos desde aproximadamente 1704.
Morice se aprovechó del comercio de esclavos en África occidental después de que el Parlamento pusiera fin al monopolio de la Real Compañía Africana, financiando unos 103 viajes que transportaron a unos 30.000 hombres, mujeres y niños africanos.
La reevaluación de los vínculos históricos con la esclavitud y el imperialismo ha llegado a todo tipo de instituciones, que van desde muchos de los grandes bancos británicos –Barclays, HSBC, NatWest Group y Lloyds Banking Group– hasta el mercado de seguros Lloyd's of London y la cervecera Greene King, así como el National Trust y el English Heritage, propietarios de las casas de campo británicas que en muchos casos se construyeron utilizando la riqueza colonial o ganada gracias al comercio de esclavos.
La sede del Banco de Inglaterra, en la calle Threadneedle de Londres

La sede del Banco de Inglaterra, en la calle Threadneedle de Londres

Políticas revisionistas 'woke'

El propio Banco de Inglaterra ha sido criticado por sus políticas supuestamente woke. Y es que además de poner en marcha esta exposición y eliminar cuadros y bustos de su historia, ha cambiado también la bandera representada en su logotipo, pasando de la bandera inglesa de San Jorge a la bandera de la Unión, para reflejar mejor el papel del banco central al servicio de todo el Reino Unido.
Gran parte del establishment británico se oponía al abolicionismo, entre otras cosas, porque el tráfico de esclavos era una de sus principales fuentes de ingresos. Por ello es casi imposible que quede una institución financiera «libre de pecado» en el Reino Unido, ya que se trató del líder en el comercio de esclavos hasta finales del siglo XVIII. El azúcar, el algodón y el café provenientes de las explotaciones de esclavos eran los bienes mejor valorados en el mercado global.
Según el historiador Michael Taylor, que ha investigado el tema en profundidad, «poseer y administrar plantaciones de esclavos requería mucho capital: los plantadores necesitaban comprar esclavos, importar maquinaria y construir casas de calderas, todo lo cual requería una enorme inversión inicial y extensiones de crédito. Las plantaciones se hipotecaban y rehipotecaban, y de este modo la banca británica estaba íntimamente relacionada con la esclavitud».
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