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02 de mayo de 2024

La Llegada, de Augusto Ferrer-Dalmau

La Llegada, del artista Augusto Ferrer-Dalmau

¿Por qué México se escribe con X y no con J? Hernán Cortés, Nueva España y la influencia española, la clave

Es muy común que en las redes sociales surjan disputas entre mexicanos y otros hispanohablantes por la forma de escribir México. Para sorpresa y disgusto de muchos, según la Real Academia Española, escribir Méjico o México es correcto. Sin embargo, actualmente se desaconseja el uso de la jota

Dado al sonido de la palabra México lo más natural es que se escribiera «Méjico». Sin embargo, esta forma de escribir el nombre del país americano tiene su origen en la raíz de la palabra y principalmente a cómo se escribía el castellano en el siglo XVI, siglo en el que Hernán Cortés y sus hombres llegaron al futuro Virreinato de Nueva España.
Inicialmente tenemos que saber que el topónimo México proviene de la voz náhuatl «Méshico». Este, en una de sus muchas traducciones, quiere decir: lugar en el ombligo de la luna. El vocablo «metzi» quiere decir luna, «xictli» significa centro u ombligo, y el sufijo «co» indica que se trata de un lugar.
Siguiendo al filolólogo Juan Nadal, en el castellano medieval existía el sonido fricativo prepalatal sordo que suena como «sh». Posteriormente el Rey Alfonso X de Castilla, mejor conocido «El Sabio», instauró la Norma Alfonsí de la escritura en el siglo XIII. En ella se estableció que el sonido «sh» debería escribirse con «x».

Una lengua viva

Cuando llegaron los españoles adoptaron la palabra Méshico para escribirla bajo la Norma Alfonsí, con ello nació el topónimo «México». Sin embargo, antes del siglo XVI el castellano había sufrido algunas mutaciones, entre ellas se encontraba la pérdida del sonido «sh», que terminaría terminó desapareciendo un siglo más tarde.
Después de esto hay un segundo paso evolutivo: los especialistas apuntan que la «sh» también empezó a confundirse con la «s», dada su cercanía articulatoria. De hecho, aún hoy conservamos la muestra de ese trueque consonántico en los apellidos Juárez y Suárez.
De forma simultánea en el castellano del siglo XVI existía el sonido fricativo velar sordo, que suena como «j». Cuando en el siglo XVII se dejó de pronunciar la «sh», la «j» emergió como su remplazo natural. Así nació finalmente la palabra Méjico. Este cambio fue progresivo entre el final de la Edad Media y las últimas décadas del siglo XVI. Por este motivo, lo más probable es que Cervantes pronunciara el título de su gran novela como «don Quishote». De hecho, el Quixote pasó con «sh» a otras lenguas romances: Quichotte en francés, Chisciotto en italiano.

La reforma del siglo XIX

En 1815 la RAE instauró la Ortografía de la Lengua Castellana, en ella se estableció la norma de que todas las palabras que se escribían con «x» y se pronunciaran con «j» tenían que escribirse con jota. Es entonces cuando «xabón» pasa a ser jabón. En cambio, en la Nueva España no fue bien recibida dicha instrucción, ya que coincidió con el conflicto por la lucha de la independencia de las naciones americanas.
Como resultado, escribir «México» se transformó en un símbolo de resistencia y nacionalismo. Por su parte la Academia Mexicana de la Lengua jamás admitió el uso de la jota. Actualmente, la norma académica estipula que, si bien representar con la grafía jota nombres de lugares como México o Texas no se considera incorrecto, lo más recomendable es su escritura con x.
Como se puede apreciar, existen sonidos que se distinguen en la fricación frente a la aspiración. El primero se asocia con el español del centro y norte peninsular, mientras que el segundo es el que ocupa la mayoría de la región andaluza, junto con gran parte de Extremadura, Canarias e Hispanoamérica. Puede afirmarse que la aspiración es el sonido dominante del español, ya que la gran mayoría de los hispanohablantes aspiran la jota.
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