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28 de abril de 2024

Juan Ortega sale a hombros el pasado sábado en Valdemorillo

Juan Ortega sale a hombros el pasado sábado en ValdemorilloGTRES

Juan Ortega y otros tres toreros más allá del ruedo

El sevillano arrastra a los fieles por su arte y al resto del público por ser un novio a la fuga y primera plana de las revistas. No ha sido la primera vez ni la última

Los toreros, como los actores o como los artistas, suelen, aunque no como norma, trascender el ámbito de su arte. Juan Ortega estaba de moda en los ruedos antes de su escandaloso no casamiento. El torero de septiembre iba a culminar su gran temporada casándose con su novia de siempre, pero dio la espantada en el último momento. Curro Romero y José Tomás (y algunos otros) se negaron en la plaza a matar un toro. Ortega se negó casi en la iglesia a casarse con su prometida.
El sevillano ya contó que había veces sobre la arena que solo quería (él y todos los toreros) que acabara todo, acabar cuanto antes, debido al miedo. Lo que sucedió en la vida privada de Juan ha sido, es, una publicidad indudable para el matador del momento, sobre todo desde aquel momento. Valdemorillo, la primera feria de la temporada, así lo ha confirmado con llenazo y triunfo del ingeniero agrónomo, además de torero.
Juan Ortega arrastra a los fieles por su arte y al resto del público ahora mismo por ser un novio a la fuga y primera plana de las revistas y los programas amarillos de la televisión. No será la primera vez ni la última. Quizá fue Dominguín, el torero supremo, quién aunó todos los matices del torero como personaje: el dominio frente al toro, el genio, el arte en el ruedo y una vida paralela y admirada de mundanidad. Además de «el número uno», ha habido otros toreros notables en la plaza y notables fuera de ella. Estos son algunos ejemplos:

Mario Cabré

Mario Cabré dijo aquello de «Sóc torero i català, que equival al ser dues vegades torero» («Soy torero y catalán, que equivale a ser dos veces torero»). Fue torero y catalán, dos veces torero y muchas cosas más, entre ellas amante de Ava Gardner, o eso dijo él, que no ella, aunque tampoco lo negó. Lo que sí dijo ella fue: «Mario era apuesto y viril, pero también presuntuoso. Me escribió los poemas de amor más idiotas que se puedan imaginar». Rodó con ella Pandora y el holandés errante, cuando la conoció, y a pesar de haber actuado en más de 20 películas y obras de teatro, siempre explotó su relación con la diva hasta el final de su vida. También empresario teatral, mató más de 600 toros y en los ruedos destacó por su temple, por su elegancia y por las verónicas personalísimas.

Ignacio Sánchez Mejías

Amigo íntimo de Joselito el Gallo, con quien empezó como miembro de su cuadrilla, Ignacio Sánchez Mejías también dejó su esencia en el ruedo, incluso con su muerte, la de ambos, en un común y trágico destino del que dejó honda huella Federico García Lorca con su Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías. Joselito le dio la alternativa en 1919 con Belmonte de testigo y testigo fue Ignacio de la muerte de su amigo. Fue presidente del Betis y mecenas de los poetas del 27. Torero de riesgo, reapareció en 1934 junto a Belmonte y fue cogido en el muslo. No quiso que le operaran en Manzanares y pidió que le llevaran a Madrid. Una decisión mortal pues la ambulancia tardó varias horas en llegar. Murió dos días después a causa de la gangrena.

Enrique Ponce

El penúltimo caso de fama más allá de los ruedos ha sido el de uno de los grandes toreros de los últimos y de todos los tiempos. Después de una gran carrera de más de 30 años y de casi un cuarto de siglo casado con Paloma Cuevas, hija del también torero y apoderado Victoriano Valencia, en 2020 anunció su separación, poco antes de su retirada definitiva de los ruedos, en 2021, ya hecha pública su relación con Ana Soria, una estudiante de Derecho de 21 años por la que el torero se convirtió en protagonista habitual de las revistas y programas de televisión. El valenciano, de 52 años, se encuentra en la actualidad preparando una breve reaparición de unos 20 festejos para despedirse para siempre de su profesión.
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