Puerta del Príncipe a David de Miranda, con un gran toro de El Parralejo
División de opiniones a Roca Rey, en la despedida de Sevilla de Cayetano

David de Miranda cruza la Puerta del Príncipe de La Maestranza
En una Feria de Abril en la que hemos visto faenas importantes, no se había logrado abrir la Puerta del Príncipe. Ha tenido que ser en el penúltimo festejo y lo ha logrado David de Miranda. Es cierto que ha disfrutado del mejor lote de una corrida de El Parralejo, en general deslucida, y que el último ha sido un gran toro, pero David se ha entregado del todo, con mucho valor, y se ha ganado el triunfo. Ha tenido que ser un diestro que no es figura ni torea mucho. Así es el toreo, a veces, de sorprendente.
El sábado de Feria, algunos sevillanos, agotados, deciden irse a la playa; lo compensan los visitantes, de cercanías o no, en el final de semana. Por eso, suele anunciarse un cartel dirigido al gran público. Este año, la despedida de Sevilla del mediático Cayetano y la actuación del onubense David de Miranda, que atrae a numerosos partidarios, junto con Roca Rey, la estrella popular.
Los toros de El Parralejo, que tantos éxitos han cosechado, no han dado esta tarde buen juego, en general: son nobles pero justos de fuerzas y se apagan pronto. Se salvan el tercero, muy manejable, y el último, un gran toro.
Se despide de Sevilla Cayetano, diestro de dinastía, persona educada. Tiene ya 48 años. Esta tarde, los toros le dan muy pocas opciones. El primero es un verdadero inválido, que embiste descoordinado y cae muchas veces: debió ser devuelto. Algún templado muletazo no se valora por las continuas caídas. Mata bien, con su personal estilo.

Cayetano, con la capa ante el primero de su lote en el día de su despedida de Sevilla
El cuarto sale con pies; a éste sí le pegan en varas (a casi todos sus hermanos, casi nada). Gallea Cayetano por chicuelinas. La Banda de Tejera tiene el detalle, con el diestro, de arrancarse a tocar el pasodoble Juncal desde que comienza la faena, brindada –me dicen– al torilero de la Plaza de Ronda. El toro es noble, suave, flojo, le permite a Cayetano estar a gusto hasta que se para. Con facilidad y dando un salto, mete la espada y saluda una cariñosa ovación.
Me parece muy bien que Roca Rey acepte torear con todos, no sólo con primeras figuras, pero está claro que estos dos compañeros de cartel no son para él, en principio, rivales muy duros (aunque luego De Miranda acabe abriendo la Puerta del Príncipe). Después de la gran faena de Daniel Luque, el viernes, a un toro muy manso, es inevitable pensar que éste sí le apretaría de verdad a Roca Rey; y, al apretarlo, también ayudaría a que mostrara su mejor versión. Una vez más, debo repetir que, en este tema, Roca Rey se equivoca: su rivalidad con Luque sería muy buena para la Fiesta. Y también para él.
El segundo toro mansea, pega arreones; tardea pero sí se emplea en el caballo. En quites, David de Miranda se echa el capote a la espalda, muy ajustado, y replica Roca Rey por gaoneras. Lo lleva al centro, el toro se da una vuelta de campana que le quebranta mucho: se defiende y se para por completo. No le queda más que matarlo y lo hace con una buena estocada.

Roca Rey, este sábado en La Maestranza
El quinto flaquea ya de salida. Aplauden al picador por no picarlo: así es el público actual… Va largo en banderillas: saluda Chacón, muy sobrado. Comienza Roca Rey haciendo el poste: tiene mérito pero no le enseña al toro a embestir y lo necesitaba, porque lo hace de forma desordenada. Se echa pronto la muleta a la izquierda pero le cuesta meterlo en el engaño: suena la música, protestada. La faena es voluntariosa pero surgen enganchones y una cierta división de opiniones, a pesar de que la mayoría del público de esta tarde es muy poco exigente. El diestro peruano llega a parar el trasteo y mirar, desafiante, a los tendidos de Sol, donde se escuchan protestas. Ha de recurrir al alarde de las espaldinas. Suena el aviso cuando está toreando, corta la faena y no mata bien.
No ha tenido suerte esta tarde Roca Rey con su lote pero el hecho es que se ha despedido de la Feria de Abril con dos silencios.
El onubense David de Miranda ha logrado ya triunfar en Madrid y en Sevilla, con un toreo valiente y vertical. Esta tarde, muy apoyado por sus paisanos, se entrega del todo.
Recibe con aceptables verónicas al tercero, que cumple en el caballo, le pegan poco. Logra un gran par de banderillas Fernando Sánchez, que ha cambiado de estilo: en vez de avanzar paso a paso hacia el toro, como solía hacer, ahora se queda quieto, provoca la arrancada y espera al toro, con mucho mérito. Comienza David con el litrazo, una suerte con la que triunfó Miguel Báez, Litri padre, y que pocos aficionados actuales conocen: llama al toro desde lejos, con la muleta escondida detrás del cuerpo, y sólo la despliega cuando llega a su jurisdicción. Este toro es un buen colaborador. David muletea voluntarioso, aguanta parones, intercala una arrucina; al final, muy en corto, le saca unos suaves naturales, muy aplaudidos. Concluye, impávido, con bernadinas cambiadas. Mata con decisión: oreja. Acierta el presidente José Luque al no conceder la segunda, reclamada por los paisanos.
Recibe al último con chicuelinas arriesgadas, embarulladas. Pican muy poco al toro pero se da una vuelta de campana. Acude con muchos pies, en banderillas, y Fernando Sánchez vuelve a lograr un par magnífico, aguantado muchísimo. Comienza el diestro con seis estatuarios y bonitos remates por bajo. El toro repite muy obediente, parece una maquinita de embestir, y De Miranda lo aprovecha, ligando series por los dos lados. La Plaza entera es un clamor. Mis vecinos de localidad, onubenses, no saben qué hacer para empujar al paisano: un señor invoca a gritos a San Antonio Abad; una señora clama que está pasando más nervios que en el paritorio… Felizmente, todo concluye bien: David mata con decisión, estalla el clamor colectivo, el Presidente le concede las dos orejas y la salida por la Puerta del Príncipe. (Quizá el toro merecía también premio). Una vez más, contemplamos el precioso espectáculo, ya de noche, junto al río, con el público, enfervorizado, sacando en hombros a su héroe. Se lo ha ganado: merece que los empresarios lo tengan más en cuenta.

David de Miranda, con el segundo de su lote, al que cortó las dos orejas

De Miranda arriesgó para poder abrir la Puerta del Príncipe
POSTDATA. Para denigrar la Fiesta, algunos antitaurinos la tachan de «medieval». Me temo que se trata de un error lógico e histórico. Por lógica, medieval es algo cronológico, no peyorativo. Medievales son, por ejemplo, los Beatos mozárabes, los frescos de Taüll, la catedral de Burgos, la Divina Comedia, la filosofía de Santo Tomás de Aquino, el Libro de Buen Amor, la Escuela de Traductores de Toledo, la Alhambra, las pinturas de Giotto y Masaccio, las obras del Museo Cluny de París y el Museo The Cloisters de Nueva York… También hubo en la Edad Media cosas que hoy no nos gustan, por supuesto, como en todas las épocas.
Históricamente, también es un error llamar medieval a la Tauromaquia. En la Edad Media, no había corridas de toros, en el sentido actual de la palabra, sino juegos populares, derivados de un rito religioso mediterráneo. La corrida de toros moderna, la actual, nace en la segunda mitad del XVIII, en la época de Goya, es hija de la razón, de las luces, de la Ilustración, que regulariza y codifica unos juegos populares espontáneos. Entonces nacen el toreo a pie, los toreros profesionales, las ganaderías, las Plazas de toros y las primeras Tauromaquias, paralelas a las de Boileau y Luzán, para el arte poético…
Llamar a algo medieval no lo descalifica, en absoluto, pero la Tauromaquia no lo es: es un arte vivo. Lógicamente, a unos les gusta y a otros, no. Y, en el mundo entero, se ve como seña de identidad de la cultura española.
FICHA
- Sevilla. Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería. Sábado, 10 de mayo. Lleno. Toros de El Parralejo, flojos y deslucidos, en general; magnífico, el último.
- CAYETANO, de malva y plata, estocada (silencio). En el cuarto, estocada y descabello (saludos).
- ROCA REY, de verde mostaza, buena estocada (silencio). En el quinto, pinchazo y estocada delantera y caída (silencio).
- DAVID DE MIRANDA, de blanco y plata, estocada (oreja). En el sexto, estocada (dos orejas y salida por la Puerta del Príncipe).