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René Descartes y Antonio Resines en su papel de Diego Serrano

René Descartes y Antonio Resines en su papel de Diego SerranoImagen generada con IA

Filosofía en series

El final de 'Los Serrano' y la duda metódica de Descartes

El último capítulo de la serie española protagonizada por Antonio Resines le sería muy útil al filósofo racionalista para explicar sus teorías

Es posible encontrar destellos de la historia de la filosofía en casi cualquier lugar. Esto incluye uno de los finales de serie más polémicos de la televisión española. Han pasado más de quince años desde que se emitió el último episodio de Los Serrano y todavía hoy se recuerda, comenta y valora.

Después de tanto tiempo ya no podemos considerar un spoiler el comentario de aquel momento final en el que Diego Serrano, interpretado por Antonio Serrines, despierta en su cama y descubrimos que todo había sido un sueño. Habían transcurrido ocho temporadas en las que esta peculiar familia formada por el matrimonio en segundas nupcias de un tabernero con tres hijos y una profesora con dos niñas habían vivido multitud de aventuras, romances y también tragedias.

Motivos para dudar

Para algunos aquel final fue un recurso demasiado simple y poco elaborado, otros lo valoraron como la única salida a las complicadas tramas abiertas. Si René Descartes hubiese tenido la oportunidad de ser un telespectador más, la conclusión de Los Serrano le hubiese servido para argumentar en favor de su duda metódica y de uno de los motivos que esgrimía para ponerlo todo en entredicho.

El padre del racionalismo se propuso encontrar verdades indubitables y, para ello, consagró su vida a elaborar un método que expuso en su famoso Discurso. En este texto, uno de los más importantes y leídos de la historia de la filosofía, comienza citando las múltiples causas que le han llevado a ese punto de sospecha frente a todo lo que aparenta conocer.

En primer lugar, Descartes deja claro que no se puede fiar de los sentidos porque nos «engañan». En su razonamiento llegará a plantear incluso la posibilidad de que exista un genio maligno que nos haga creer como verdaderas cosas que no lo son; una especie de Matrix que le obliga a dudar, incluso, de las evidencias matemáticas.

La vida es sueño

Pero el punto de conexión entre el racionalismo cartesiano y el final de Los Serrano está en esa posibilidad de que todo lo que hemos vivido, todo lo que conocemos, sea solo un sueño. Leemos en el Discurso del método que «todos los pensamientos que nos vienen estando despiertos pueden también ocurrírsenos durante el sueño». El francés reconoce la aparente dificultad para distinguir el sueño de la vigilia y, en ese caso, advierte de que si el origen de las cosas fuese una ilusión onírica, nada sería verdadero.

La forma en la que Diego Serrano despierta sobresaltado para reencontrarse con personas que incluso creía muertas (no profundizo más en el spoiler) y dar marcha atrás varios años en su vida serían utilizados por Descartes como un buen ejemplo de su postulado. ¿Qué argumentos tenemos para afirmar con la rotundidad de una verdad indubitable que no sea así? Al fin y al cabo, ya Calderón de la Barca profundizó con genialidad en la cuestión y nos advirtió de que «toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son».

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