Escena del episodio 'Marionetas' de 'Bluey'
Filosofía en series
La serie infantil capaz de poner en duda la libertad del ser humano
El episodio de 'Bluey' que juega con el espectador, rompe la cuarta pared y se acerca a la 'Niebla' de Unamuno
Al lector que conviva con niños no le resultará desconocida esa perrita de color azul que tanto les gusta. Su nombre es Bluey y protagoniza una serie infantil junto a sus padres y su hermana Bingo. Ella le da nombre al formato y es importante reseñar que estamos ante un producto de bastante calidad dentro del casi infinito catálogo audiovisual de entretenimiento para los más pequeños.
Con menos de 10 minutos de duración, cada capítulo de Bluey presenta situaciones que no se quedan en el simplismo habitual de este tipo de contenidos. La serie no tiene reparos en reflejar tensiones, alegrías y problemáticas que se dan en cualquier hogar. Se puede llegar a pensar que algunos de los giros más interesantes están pensados para los padres más que para los hijos.
Marionetas
En el episodio 30 de la tercera temporada, todas se pueden ver en Disney+, el padre de Bluey recurre a una marioneta para enseñar a sus hijas la importancia de tener modales. Sin embargo, ese «Unicorsio» resulta ser un tanto impertinente y es él quien necesita una serie de lecciones que le acabarán dando las pequeñas.
Como se puede ver, el argumento es propio de una serie de este tipo, pero en los instantes finales se produce un giro de máximo interés filosófico. La marioneta «descubre» lo que es en realidad y se lamenta al comprender que todo lo que hace está determinado por otro. Hasta ese punto la trama ya es lo suficientemente adulta, pero se complica aún más cuando la cuarta pared se rompe después de que Bluey rechace la posibilidad de que ella también sea «controlada».
Salvando las distancias, la escena que estamos comentado nos transporta hasta el pasaje de la novela Niebla en el que el Augusto acude a hablar con su creador, el propio Miguel de Unamuno. En esa conversación descubre el personaje descubre agobiado que «no existe más que como ente de ficción» y por eso no puede decidir sobre sus actos.. Sin embargo, su respuesta es todavía más acongojante, pues le plantea al escritor la posibilidad de que él tampoco tenga una existencia real y vuelva a la nada cuando «Dios deje de soñarle».
Así, Bluey nos lleva a preguntarnos por el determinismo, la corriente filosófica que niega la libertad del hombre. En este caso, dado que tanto la perrita azul como Augusto en Niebla señalan a algo superior que los controla, nos encontramos ante el determinismo teológico tan propio de algunas corrientes protestantes. Dado que Dios es omnisciente y lo conoce todo, nada queda al margen de ese orden prestablecido y marcado por Él.
Si sacamos a Dios de la ecuación, también podemos encontrar en nuestros días otras propuestas de corte fatalista. Sin ir más lejos, la popularidad de los horóscopos no decae y estos reflejan esa idea de que nuestro destino ya está escrito y el haber nacido un día u otro provocará que «hoy tengas una sorpresa» o que «alguien especial vuelva a tu vida».