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Conversación entre dos filósofos

Conversación entre dos filósofosImagen generada con IA

Así fue el primer encuentro entre Sócrates y Platón

Un extraño sueño dio paso a una relación que cambió la historia de Occidente

La vida de los primeros filósofos de la historia suele estar envuelta en un halo de misterio. En muchas ocasiones sus biografías no están completas y los datos que han llegado hasta nosotros están plagados de anécdotas que, aunque difíciles de corroborar, ayudan a crear una imagen legendaria de hombres como Platón, Sócrates o Pitágoras.

A pesar de todo, en la Antigüedad no fueron pocos los historiadores que investigaron sobre las vidas de estos pensadores. Muestra de ello son obras como la publicada por Diógenes Laercio en el siglo III d.C. y que detalla las peripecias de los grandes filósofos de la Grecia clásica.

Un sueño premonitorio

El libro III de estas Vidas de los filósofos ilustres está dedicado a Platón. En él se nos cuentan algunos detalles del primer encuentro entre el autor del mito de la caverna y aquel que sería su maestro: Sócrates. Según menciona Diógenes citando un segundo texto de Timoteo de Atenas ese primer saludo vino precedido de un sueño más que revelador.

Escribe el historiador que Sócrates, la noche antes de conocer a Platón, tuvo un sueño en el que «tenía un cisne de poca edad en sus rodillas, que al punto desarrollaba sus alas y echaba a volar cantando dulcemente». Cuando al día siguiente se produjo la presentación entre uno y otro, el viejo filósofo no tuvo dudas y aseguró que ese joven «era el ave».

Como decíamos, la veracidad de esta escena es bastante difícil de determinar. Sin embargo, no cabe duda de que tiene, por encima de todo, un gran valor simbólico. Platón fue el gran discípulo de Sócrates, aquel que puso por escrito muchas de sus palabras y cuyo «vuelo» intelectual alcanzó horizontes tan lejanos que hay quien afirma que toda la historia de la filosofía no es sino «notas al pie de sus obras».

Un poeta frustrado

Pero Diógenes Laercio nos cuenta más sobre ese primer encuentro en Atenas. Más concretamente, marca como punto exacto del saludo las puertas del teatro de Dioniso. Hacia allí se dirigía Platón, no como público, sino como autor de una tragedia con intención de ser representada. Así, todo hace indicar que el filósofo tuvo una primera vocación de poeta. Tenía entonces 20 años el autor de La República.

Ese interés de Platón por la literatura, y más concretamente por el teatro, se puede apreciar en buena parte de sus obras. La mayoría de los textos del ateniense tienen la forma de diálogos y algunos de ellos poseen una fuerza dramática sin igual, como la Apología de Sócrates, que narra el juicio y la condena a su maestro, o el Fedón, que nos hace testigos de sus últimos momentos antes de beber la mortal cicuta.

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