Dave Mustaine en una imagen de archivo
Dave Mustaine, el músico que se convirtió al cristianismo para redimirse del ruido y la furia de su pasado
El primer guitarrista de Metallica fundó, tras su expulsión, Megadeth, que estos días ha anunciado su último disco y gira de despedida
Uno de los más grandes del thrash metal ha anunciado su final. Megadeth publicará a principios del año que viene su último disco y posteriormente dará comienzo una gira de despedida. No hay fechas concretas ni nombres oficiales todavía, pero será el canto, o más bien el grito, de cisne de un grupo gigante en su género.
La historia del éxito de Megadeth comenzó con un fracaso. Dave Mustaine, su guitarrista, cantante y líder, fue el primer guitarrista de Metallica. Pero James Hetfield y Lars Ulrich le expulsaron de la banda por sus malos hábitos de consumo. No llegó a debutar en el estudio con el grupo: se le echó antes de que se grabara Kill ‘em all.
Pero Mustaine resurgió de esas cenizas para formar Megadeth, y le llegó el éxito. La banda se convirtió en una de las más importantes de la historia del thrash metal, junto con Metallica, Slayer y Anthrax. El guitarrista dominaba el sonido pesado y, al mismo tiempo, afilado del género.
Y el músico se redimió; aunque le costó un poco más, también en el terreno espiritual. Mustaine dejó atrás el ruido y la furia de su pasado metalero para convertirse al cristianismo. No borró sus excesos, pero los dejó atrás, en busca del perdón y de una nueva vida.
La doble redención de Dave Mustaine
Dave Mustaine no grabó, pese a ser su primer guitarrista solista, con Metallica. Los líderes de la banda le expulsaron antes de Kill ‘em all, Ride the lightning o Master of puppets. Sus excesos le costaron un puesto en el grupo que sería el más importante del mundo del thrash metal.
Sin embargo, Mustaine fundó otro que le convirtió en leyenda del género. En Megadeth dio rienda suelta a su creatividad metalera y construyó una carrera que le valió el respeto del mundo de la música por su estilo duro. El grupo ocupa un lugar en el podio del thrash metal por derecho propio.
El despido de Metallica habría supuesto el final de la carrera para prácticamente cualquiera, pero no para Mustaine. El huracán de carácter que siempre fue el guitarrista cogió su fracaso y lo convirtió en un punto de partida para una aventura musical con la que escribiría su nombre al lado del de los más grandes del heavy metal.
La redención musical de Mustaine se completó, entró en el Olimpo, a pesar de no haber grabado una sola nota con Metallica. Eligió un camino propio, o más bien sus vicios le empujaron a un camino propio, y Dave lo transitó hasta el éxito.
El músico consiguió su redención profesional, pero necesitaba, para completarse, la espiritual. Mustaine vivió una vida de excesos, un pasado de ruido y de furia que lo llevó al límite. Pero el guitarrista consiguió el perdón: se convirtió al cristianismo para lavar sus pecados pasados.
En 2002, el guitarrista de Megadeth abrazó la fe. Desde entonces, se niega a tocar con otros grupos que empleen simbología satánica. El cristianismo le salvó, como él mismo ha declarado en varias ocasiones a lo largo de los años. Gracias a la espiritualidad, y al propósito de enmienda, Mustaine encendió una luz en su lado más oscuro.