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04 de mayo de 2024

Luis Ruiz del Árbol

Luis Ruiz del Árbol, ilustrador de «Vía Crucis. Contemplación de las estaciones a través de los ojos de San José de Nazaret»

Luis Ruíz del Árbol: «Si el arte no contribuye al bien de todos, degenera en morralla sentimentaloide»

Javier Laínez y Fromthetree publican un Vía Crucis en el que se entrelazan los evangelios, Aristóteles o Antonio Machado, con Juan Pablo II, Pessoa y Freddy Mercury

Luis Ruiz del Árbol (thefromthetree) es ya un ilustrador y dibujante consagrado. Desde sus trabajos para revistas como Ibi Oculus y Temblor, hasta periódicos como El Debate; carátulas de discos (La Guerra Relámpago -2012- y Pequeña Victoria -2014-, de Pupila), poemarios como Cero, de Pablo Luque Pinilla, Aquí Estuvo Kilroy, de Miki Naranja; y libros como Jaimecedario o Los días iguales, de Ana Ribera. Además, diseña junto a su mujer, Alicia P. Yagüe, las piezas de cerámica de Cuando ella toca el piano.
Luis ha vuelto colaborar con sus dibujos en una nueva publicación. Esta vez junto a Javier Laínez en el Vía Crucis. Contemplación de las estaciones a través de los ojos de San José de Nazaret (Sanjo Books, 2022). El dibujante nos habla de esta última obra. Pero también de arte y de la resurrección que proporciona al corazón.
–¿Por qué un vía crucis?, y ¿por qué desde san José, que no estuvo presente en la Pasión?
–El proyecto de hacer un Vía Crucis desde los ojos de San José es una vieja idea del autor, Javier Laínez, que fue madurando la idea hasta tomar la forma de libro durante el periodo de confinamiento, retomando una intuición de San Josemaría Escrivá. Se trata, en esencia, de imaginar, de recrear contemplando, cómo un padre acompaña a un hijo durante todo el arco de su vida, acompañándole y preparándole discretamente para que pueda cumplir su misión. El punto dramático es que la misión de su hijo consiste en ofrendar su propia vida, sacrificarla, lo que además exige del padre una vivencia de la virginidad, entendida como una distancia, disponibilidad y respeto al designio de Otro, que es realmente conmovedora.

Trato siempre de entender el fondo del texto y amoldarme a él; no para subrayar o enfatizar partes aisladas, sino para tratar de sacar a la luz cosas ocultas

–¿Crees que el formato que habéis elegido para el vía crucis puede ser de ayuda para acercarse a esta devoción?
–El formato de los textos es el de unas contemplaciones, no un desarrollo meramente discursivo o reflexivo. Se trata de colocar al lector dentro de la escena, yendo de la mano de ciertos personajes (José de Arimatea, Longinos, el Cireneo…) que dialogan dramáticamente (en un plano «existencial» y «teatral») con cada una de las escenas o estaciones del vía crucis. Este método ignaciano de la «composición de lugar», además de permitir un ensimismamiento del lector con cada escena, permite también al autor un diálogo con la situación existencial del hombre contemporáneo, con una muy inteligente perspectiva en diferentes planos de lectura: no solo la piadosa o devocional, sino también una poética, artística (con citas muy interesantes de referentes tan variados como Freddy Mercury o Pessoa, por ejemplo) e incluso socio-política.
Vía Crucis

'Vía Crucis. Contemplación de las estaciones a través de los ojos de San José de Nazaret'.

–¿Cuál ha sido vuestra inspiración?, o ¿qué te ha inspirado a ti a la hora de ilustrar el texto de Javier Laínez?
–Cuando leí los textos de Javier Laínez, me di cuenta de que su riqueza descriptiva, y el propio método de la «composición de lugar», exigían un acercamiento estilístico muy desnudo en la ilustración. Yo no concibo mi trabajo como un acompañamiento decorativo, sino que trato siempre de entender el fondo del texto y amoldarme a él. Pero no para subrayar o enfatizar partes aisladas, sino para tratar de sacar a la luz cosas ocultas, explicitando líneas de significado implícitas para ampliar en lo posible el arco de significado del texto. En la medida de lo posible, intento que las ilustraciones en conjunto tengan un significado por sí mismas, pero que, en contrapunto dramático con los textos, sin perder su propia consistencia, generen en conjunto una nueva unidad de sentido.

Creo que la finalidad del arte es despertar en los hombres la nostalgia o el deseo de su verdadera estatura humana, y en este sentido, es un instrumento privilegiado para sostener la esperanza de la gente

–En esta obra, en tus ilustraciones, domina el blanco y el negro. No tienes horror vacui. ¿Por qué tanto espacio? En mí ha despertado silencio y sentido del misterio.
–Claro; en esta obra he acentuado al máximo la desnudez y la supresión de lo superfluo. Se trata de colocar a Jesús en un escenario vacío, como de teatro (me he inspirado en los paisajes de Castilla La Vieja, como un guiño a la mística ascética castellana), para que la imaginación del lector pueda recorrerlo libremente, sin interferencias. También así subrayo dramáticamente la soledad de Jesús. En este sentido, las escenas, según van avanzando, se van oscureciendo gradualmente, a medida que Jesús se adentra en la noche oscura de su alma. De esta forma, el espacio lo pliego al tiempo, mostrando cómo el propio Dios hecho hombre transitó históricamente todos los dolores, sufrimientos y abandonos de cada hombre y mujer.
María al pie de la cruz. Ilustración de Luis Ruiz del Árbol

María al pie de la cruz. Ilustración de Luis Ruiz del Árbol

–¿Puede el arte despertar el corazón? ¿Crees que el arte puede resucitar, despertarnos de alguna manera de nuestra distracción? Y, de ser así, ¿a qué nos despierta?
–Yo creo que la finalidad del arte es despertar en los hombres la nostalgia o el deseo de su verdadera estatura humana, y en este sentido, es un instrumento privilegiado para sostener la esperanza de la gente. Si lo vives como lo que es, un don inmerecido que uno tiene el deber de cuidar y acrecentar, la vocación artística es esencialmente un servicio, cuyo fin más noble es contribuir al bien de todos, despertando y reavivando el ideal de una vida buena y justa. Cuando se pierde esta perspectiva, el arte degenera en morralla esteticista y «sentimentaloide» (burguesa, en sentido negativo) al servicio de los poderosos. Esto lo expresa mil veces mejor que yo Mercedes Sosa en la canción aquella: «Si se calla el cantor/calla la vida/porque la vida, la vida misma es todo un canto./Si se calla el cantor/muere de espanto/la esperanza, la luz y la alegría./Si se calla el cantor/se quedan solos/los humildes gorriones de los diarios;/los obreros del puerto se persignan,/¿quién habrá de luchar por sus salarios?»
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