
Georges Braque en 1908 y su obra 'Los Pájaros' (1953), expuesta en uno de los techos del Louvre
Cinco cuadros de Braque, el pintor de brocha gorda que creó el cubismo, enfadó a Picasso y negó el comunismo
Se cumplen 60 años de la muerte del cofundador del movimiento vanguardista, junto al malagueño, cuya amistad se enfrió por la envidia de este
ABraque le educaron como aprendiz de su padre en la decoración y en la pintura, pero de brocha gorda. El arte se soñaba en la carrera del pequeño Georges (su padre era pintor de cuadros aficionado), que copiaba las ilustraciones de la revista Gil Blas, donde publicaba sus cuentos Maupassant, y estudió en la Escuela Superior de Arte en Le Havre. Trabajó con su padre en el oficio familiar, pero fue imposible mantenerle, o contenerle.

'L'Estaque' (1906)
A principios del XX, con apenas 20 años, ya había olvidado los colores de las paredes por los lienzos impresionistas. La amistad con Picasso (fue el único que aprobó la modernidad de Las Señoritas de Avignon) y el conocimiento de su trabajo impulsó a ambos al desarrollo de una nueva corriente basada en las formas geométricas, el cubismo, sumiendo a ambos en una exploración artística que, en el caso de Braque, detuvo la Gran Guerra.

'Instrumentos musicales' (1907)
En la contienda fue herido de gravedad y se quedó ciego temporalmente. Pasó dos años sin poder pintar y, cuando sus ojos volvieron a tener luz, su visión del mundo y del arte habían cambiado. También su amistad con Picasso se había resentido, mayormente por los celos del español ante el inesperado reconocimiento del francés en el Salón de Otoño de 1922, a pesar de lo cual Braque siempre expresó su aprecio por el viejo amigo del Bateau Lavoir: «Busco concentración alrededor del fuego. Lo devuelvo todo al fuego. Mi espacio se llena. Picasso la difunde y la hace brillar a partir del fuego. Proyecto, y muy lejos. Digamos, él se despliega a partir de un centro, yo me coloco alrededor de un centro".

'Anémonas' (1924)

'El Mantel Rosa' (1938)
El realismo amaneció después del sufrimiento y los efectos de la guerra que propiciaron las naturalezas muertas y una evolución en la que Cezánne, más que Picasso (el hombre que solía presentar a sus ex amantes a sus amigos solteros, entre ellos a Braque a la que fue su mujer, lo que también despechó de algún modo al malagueño), al final tuvo una influencia inmortal que culminó en la inmortalidad en vida, al ser expuesta su obra en el Louvre (un enorme fresco, Los Pájaros, decora uno de los techos del antiguo palacio real desde 1953) en 1961, dos años antes de su muerte en la cúspide de su éxito y de su fama.