El autor, Lucas Montojo
'El secreto de ultramar': cuando el Nuevo Mundo también fue de ellas
Una ficción sustentada en investigación histórica de primer nivel
En El secreto de ultramar, Lucas Montojo propone un viaje intenso, humano y profundamente documentado al corazón del siglo XVI, un tiempo en el que miles de españoles –y entre ellos no pocas mujeres– cruzaron el océano en busca de un porvenir incierto. La novela se centra en una de ellas, María Pérez Coronel, una mujer sevillana que, marcada por circunstancias personales dolorosas, decide abandonar la Península para embarcarse rumbo a la recién fundada Ciudad de México. Este tránsito geográfico es también un tránsito interior: un salto a lo desconocido que simboliza la ruptura con las ataduras sociales de su entorno y la aspiración a una libertad que, en su tiempo, parecía reservada a muy pocos.

Espuela de Plata (2025). 304 Páginas
El secreto de ultramar
Uno de los grandes aciertos de la obra radica en la combinación de ficción y rigor. Montojo no es un narrador improvisado de épocas pasadas: es doctor en Historia y profesor universitario, con una trayectoria académica centrada en la América virreinal y, en especial, en el estudio del papel –históricamente desconocido– de las mujeres en la colonización. En sus investigaciones ha analizado a fondo la documentación del Archivo General de Indias y del Archivo General de la Nación de México, desmintiendo la arraigada idea, repetida por parte de la historiografía anglosajona, de que la presencia femenina en los primeros asentamientos fue marginal. Sus trabajos académicos han puesto de relieve cómo reinas, religiosas y mujeres de diversa condición participaron activamente en la configuración de la sociedad novohispana y cómo instituciones como las casas de recogimiento o los conventos desempeñaron un papel fundamental en la protección, formación y reinserción de mujeres vulnerables.
Desde las primeras páginas, El secreto de ultramar construye con detalle la atmósfera de una Europa en transición, con una Sevilla que bulle como puerto de salida hacia las Indias. El lector percibe la mezcla de entusiasmo, temor y expectativas que acompañaban a quienes se aventuraban a cruzar el Atlántico. La travesía está recreada con precisión, y cada paso del viaje –desde la preparación del pasaje hasta la llegada al Nuevo Mundo– permite sentir el vértigo de quienes abandonaban para siempre su antiguo hogar. La ambientación, sustentada en fuentes y estudios históricos, hace que la ficción respire autenticidad y que la experiencia de María se perciba como la de tantas mujeres reales cuyos nombres no aparecen en las crónicas.
Al llegar a México, María descubre una sociedad compleja, marcada por la convivencia entre españoles, criollos e indígenas, en plena reconfiguración tras la conquista. Montojo muestra sin artificios ni idealizaciones un mundo donde la desigualdad es palpable, donde las estructuras sociales continúan favoreciendo a los varones y donde las mujeres, pese a estar condicionadas por su tiempo, desarrollan estrategias de supervivencia y afirmación personal. La protagonista encarna esa lucha cotidiana por abrirse paso en un espacio adverso, sin que el autor caiga en tópicos contemporáneos ni en lecturas presentistas. Su homenaje a las mujeres es, precisamente, su respeto por la verdad histórica: no las convierte en heroínas imposibles ni en símbolos ideologizados, sino en personas reales, con fragilidades, determinación y capacidad de decisión.
La novela también ilumina instituciones que Montojo conoce de primera mano por su labor investigadora: los conventos, verdaderos núcleos de vida intelectual y refugio para viudas y solteras; y los recogimientos, donde se intentaba ofrecer una segunda oportunidad a mujeres que deseaban rehacer su vida lejos de la marginalidad. Estas realidades, que rara vez aparecen en la ficción histórica, aportan profundidad y matices al relato, a la vez que muestran la pluralidad de experiencias femeninas en la Nueva España.
En términos literarios, El secreto de ultramar apuesta por un estilo claro, emotivo y bien ritmado. La voz narrativa acompaña a la protagonista con cercanía, sin sentimentalismos, y combina escenas íntimas con episodios de tensión histórica. Montojo demuestra habilidad para equilibrar documentación y sensibilidad, aventura y reflexión.
El secreto de ultramar es una lectura especialmente recomendable para quienes disfrutan de la novela histórica sólida, para los interesados en la relación entre España y América y para quienes buscan historias de reinvención personal alejadas de simplificaciones. Más allá de su trama, la obra invita a contemplar el siglo XVI desde un prisma más amplio y matizado, devolviendo a las mujeres el espacio que la historia oficial les negó durante siglos. El resultado es una novela que emociona, enseña y, sobre todo, invita a mirar el pasado con ojos nuevos.