Fundado en 1910

19 de abril de 2024

Besmaya en El Debate

Besmaya en El Debate

Entrevista | Besmaya, grupo de música

Besmaya, el grupo indie que le canta al Misterio (aunque huya de etiquetas)

El 'pop distendido' de Javier Ojanguren y Javier Echávarri da una nueva vuelta al propio género y lo sitúa entre lo alternativo y los sonidos más actuales. El grupo lanza su primer EP el 4 de noviembre

«Nunca he visto nada similar. Curas con tu sangre mi vacío existencial. Vienes a sacarme del ojo del huracán, aunque yo te acuse de ser la tempestad». Era el extraño verano de 2020, un verano pandémico en el que las certezas habían terminado de saltar por los aires y buscábamos todos algo a lo que agarrarnos. En ese estío traicionero plagado de miedo pero también de ganas de encontrar una razón por la que seguir, saltó en el aleatorio esta canción: Cuerda auxiliar.
Las voces rasgadas de Javier Echávarri y Javier Ojanguren, los integrantes del grupo de 'pop distendido' Besmaya, nos lanzaban esa cuerda que se convertiría en tabla de salvación para tantos, y que lo ha seguido siendo a lo largo de dos años. Tienen pocas canciones, pero certeras: en Día guay ensalzan la trascendencia de lo cotidiano y la alegría de volver a comenzar siempre, con versos como «Pero hoy de un disparo certero / Me has llegado al corazón / Y ahora empiezo de cero»; en Matar la pena se preguntan cómo cambiar aquello que no les llena de todo el corazón: «Hoy me he levantado con el alma por los suelos sin saber qué hago aquí / Y sigo siendo un tipo raro al que las cosas raras le hacen feliz».
Lo que está claro es que algo ha cambiado en España en los últimos años a la hora de compartir la fe a través de la música. Porque esa búsqueda de trascendencia, esa pregunta directa a lo alto, esa interpelación al Misterio que se hace explícita en Besmaya ha conseguido conectar con miles de jóvenes. De hecho, algo más de 400.000, según los datos de sus reproducciones, que han provocado que les fiche Sony y que el próximo 4 de noviembre lancen su primer EP con cinco canciones, titulado Besmaya.
Ya no se precisa solo una guitarra, una voz bonita y unas letras amables. Hace falta más. Hace falta tomarse en serio las preguntas y las exigencias últimas y atreverse a cantarlas, aunque a estos Javis les cueste un poco la etiqueta de «grupo católico». Pero qué mas da, si sus canciones hablan por ellos, y expresan lo inefable: la certeza de que, en media del «ojo del huracán» que es la vida, lo único que queda es un salto de fe y atreverse con el plan de Otro.
–Acabáis de lanzar Mimentekistán, un adelanto de vuestro próximo EP, titulado también Besmaya. ¿Qué hay en 'la nación de vuestra mente'?
–Este tema trata sobre la capacidad creadora y también destructora de la imaginación y de la mente, y de cómo afecta a las relaciones personales. Es una reflexión sobre las películas que nos montamos.
–Os constituisteis como Besmaya en 2020, y dos años después, el 4 de noviembre, lanzáis vuestro primer EP. ¿Qué evolución percibís en vosotros?
–En realidad empezamos con Besmaya en diciembre de 2019: quedamos en las vacaciones de Navidad y grabamos tres temas, los tres primeros, y nos encontramos de repente con la pandemia, aunque en realidad a nosotros no nos perjudicó tanto como músicos porque no dábamos conciertos. A partir de ahí, hemos hecho lo que hemos podido: hemos grabado un par de singles más, pero ya teníamos la idea de grabar un EP. Queríamos que la música fuera compatible con nuestras carreras, por eso éramos «una banda digital»: quedábamos de vez en cuando, componíamos, grabábamos...
–¿Cómo era el proceso y cómo ha cambiado con Sony?
–Después de Año Nuevo de 2020 nos encerramos tres días en mi piso de Pamplona [Ojanguren vivía en Pamplona y Echávarri en Barcelona; ahora se han mudado ambos a Madrid]. Ahí grabamos los tres primeros singles: Cuerda auxiliar, Las cosas normales y Día guay. Nuestro workflow como banda realmente era así: quedar, grabar y subir a internet. En aquel momento queríamos hacer algo sencillo, disfrutable y que no nos quitase muchísimo tiempo. Nuestro objetivo era hacer la música, no tanto tocarla en directo ni promocionarla. Se subía a internet, se ponía un story y pa'lante. Pero con Sony eso se ha transformado en un proyecto con todas sus facetas, y eso incluye también los directos.
–Actualmente la música parece que consiste en lanzar singles constantemente, aunque hay algunos artistas que se decantan por lanzar trabajos completos y álbumes conceptuales. Teniendo ya éxito consolidado en Spotify, ¿por qué lanzaros con el disco?
–Nosotros nos conocemos desde los 3 años y llevamos creando música desde los 10. Mi padre [el padre de Javier Echávarri era músico] nos enseñaba discos y hemos crecido con ese formato, admirando el EP al final. Aunque se ha perdido últimamente, está volviendo. Desde Motomami de Rosalía a El Madrileño de C. Tangana, pero también lo que hacen Natalia Lacunza o Bad Bunny, cuyo disco Un verano sin ti con 23 canciones que se escuchan del tirón, son álbumes conceptuales. Para nosotros era un reto el hacer un trabajo más largo, también por el respeto que le tenemos al disco de larga duración. Precisamente por esto, viniendo de la época de singles de la que veníamos, hemos querido pasar antes por el hype, por un trabajo de estudio de cinco temas. En cierto sentido hemos sido humildes y realistas a la hora de lo que éramos capaces de hacer: los singles te permiten experimentar y crear un concepto nuevo e incluso un sonido distinto en cada tema, apostar por un sonido distinto en cada tema. Ahora con el EP empezamos a consolidarlo.
–¿Cómo ha sido trabajar con el productor Paco Salazar?
–Nosotros producíamos nuestra música y estábamos guay con esa fórmula, pero creíamos que necesitábamos una tercera cabeza dentro del proyecto, que pusiese un orden al sonido y una coherencia para que al menos más de dos temas sonasen parecido. Estábamos buscando productor y sonó una canción en la radio de Pol Granch, y pensamos que ese era el sonido que estábamos buscando, así que miramos quién la había producido y le mandamos un mail a Paco. Un mail extenso e intenso que de vez en cuando nos lee para tomarnos el pelo. Pero nos escuchó y le gustamos, y ha sido un privilegio trabajar juntos y aprender de él.
–¿Seguís identificándoos con el 'pop distendido', a pesar de la inclusión de más elementos urbanos, como los sintetizadores?
–Sí, el 'pop distendido' sigue estando presente, aunque se ha vuelto un poco más serio. También un poco más maduro, quizás. Y eso es gracias a Paco. Hemos sido capaces de volver a elementos que siempre nos han acompañado como músicos y como personas. Quizá también hemos vuelto a usar las guitarras, que habían perdido protagonismo en los últimos singles, y ahora las hemos abrazado.
–La banda Second acaba de anunciar que se separa. ¿Tenéis entre vuestros referentes a los grandes grupos del indie español, como Love of Lesbian, Dorian, Lori Meyers...? ¿Os sentís herederos suyos?
–El pop también ha evolucionado gracias a artistas como C. Tangana, Alizzz o Rosalía. Antes se hablaba de indie por intentar apartarse de la corriente comercial, que en su momento quizás era aburrida, pero ya no es así: dentro del pop más pop hay cosas muy interesantes. Decir que eres indie ya no significa que estás fuera del mainstream: hoy hay mainstream muy alternativo y que hace cosas muy atrevidas, como la propia Rosalía o el propio Tangana.
Besmaya durante su entrevista en El Debate

Besmaya durante su entrevista en El DebatePaula Argüelles

–Muy fuera del mainstream y muy atrevido es también cantar sobre Dios, como hacéis vosotros, aunque también fue parte del éxito de temas como Cuerda auxiliar...
–Bueno, hay gente que quiere interpretarlo así y a la que le transmite eso. Y luego hay mucha otra gente a la que las canciones le hablan de muchas otras cosas. El otro día, en Valencia, por ejemplo, una chica se acercó a decirnos que estaba en una situación familiar muy complicada con su padre y que Cuerda auxiliar la había ayudado mucho en la reconciliación con su familia. Las canciones están ahí para hablar a los corazones, y cada corazón tiene una historia distinta.
–¿Tenéis miedo a la etiqueta de «banda católica»?
–Bueno, sinceramente, cada uno puede tener una experiencia de lo trascendente muy distinta. Yo [Ojanguren] soy cristiano y sé que he tenido y tengo esas experiencias, pero que al final son experiencias emocionales, afectivas, que creo que no deberían ser etiquetadas, porque quizás poniendo etiquetas a esas experiencias o a esas obras de arte estás dejando a mucha gente sin el derecho a identificarse con ellas. Quizá con la etiqueta hay quien deja de sentirse arropado o entendido.
–Lo que a la gente le transmite Besmaya es un optimismo muy accesible a todos, una alegría por la cotidianeidad, una reivindicación de la alegría... ¿Os identificáis con ello?
–Cantamos sobre cómo cada día es nuevo. En general, muchos artistas son capaces de ver en lo cotidiano, en cosas normales, reflejos de emociones más fuertes, de experiencias vitales más fuertes. Y de ahí brotan muchas canciones: todos nuestros temas nacen de ahí, y eso es lo que les da autenticidad. Y con eso sí que se puede identificar todo el mundo: con la maravilla que es que entre luz por la ventana, como cantamos en Día Guay.
–Vivíais en Pamplona y Barcelona, ahora vivís en Madrid, tenéis un tema sobre Donosti... ¿Qué peso tienen las ciudades?
–Cada ciudad tiene un alma, y cada una nos inspira cosas diferentes. Ahora que las visitamos de gira las conocemos de forma distinta. Valencia nos transmitía un feeling increíble por la simpatía de la gente, lo apasionados que eran en el concierto; ahora juzgamos e identificamos las ciudades con la gente que viene a vernos a los conciertos.
–¿Cómo funciona Besmaya en los conciertos?
–Ver a la gente cantar tus temas es una cosa que no tiene precio. Está siendo una experiencia inolvidable y espero que se siga repitiendo a lo largo de los años. Hasta ahora colgábamos los temas en Spotify y veíamos subir los números, pero ahora te encuentras a gente concreta coreando tus letras; gente que ha pagado una entrada, va a un concierto y ¡se sabe tus canciones! Respecto a nuestro directo, creemos que una buena banda de directos es aquella que hace disfrutar a su público. Así, lo técnico pasa a un segundo plano.
–¿Dónde podemos escucharos en concierto?
–La semana que viene tocamos en un festival en Barcelona, en la Casa Seat, y el 29 de octubre tocamos en Madrid en la Sala Copérnico, que será el fin de la gira de nuestros singles. Tenemos muchas ganas de volver a ver a la gente en directo... Y el 4 de noviembre lanzamos el EP.
Comentarios
tracking