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20 de mayo de 2024

Kristin Otto en 1984

Kristin Otto en 1984

Kristin Otto, la última y más grande campeona de natación de la RDA

Cumple 56 años la última de «las valquirias», que ganó seis medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Seúl, una proeza puesta en duda tras descubrirse el dopaje de Estado de los deportistas de la Alemania Oriental

Hasta hace sólo dos años, el Gobierno alemán seguía concediendo una ayuda a los afectados por el dopaje sistemático de las autoridades de la República Democrática Alemana. El plan 14.25 fue un método creado en la RDA para mejorar el rendimiento deportivo: la industria farmacéutica suministraba las pastillas a los médicos, estos a los entrenadores y de ahí a los deportistas. El país satélite de la URSS quería tener éxito en el deporte por motivos políticos y estaba dispuesto a conseguirlo a toda costa.
Con solo 16 años Kristin Otto ganó tres medallas de oro en los campeonatos del mundo de 1982 en Guayaquil. Medía 1,85 y parecía nacida para deslizarse sobre el agua. El prodigio de Leipzig siempre fue para el público y los especialistas la favorita. Su clase innata la alejaban de asimilarse a los turbios métodos de entrenamiento de su país, pero lo cierto es que, de un modo u otro, tuvo que recibirlos.

La «pastilla azul»

Entre 1968 y 1989 más de 15.000 deportistas fueron víctimas, desde niños, del dopaje de Estado. A los entrenamientos intensivos se sumó la famosa «pastilla azul», el esteroide protegido por la Stasi, compuesto de hormonas sexuales masculinas que desarrollaban la musculatura, aumentaban la potencia e incrementaban la agresividad.
Pese a esto la fuerza y la potencia de Kristin nunca parecieron provenir de la química sino de un talento y unas condiciones únicas puestas al servicio de la velocidad. En los campeonatos del mundo de 1986 en Madrid, tras el boicot de los países del Bloque a los Juegos de Los Ángeles, ganó cuatro medallas de oro (una de ellas en la distancia inhabitual de 200 estilos) y dos platas.
Kristin Otto posa con las seis medallas de oro logradas en los Juegos de Seúl en 1988

Kristin Otto posa con las seis medallas de oro logradas en los Juegos de Seúl en 1988©RADIALPRESS

Mientras transcurría la exitosa carrera de Kristin Otto, se sabía que las pastillas azules facilitaban un aumento de fuerza, pero también provocaban cáncer, problemas en los huesos, trastornos alimenticios, infecciones en los ovarios, esterilidad, abortos y depresión entre otros efectos secundarios en los que, por supuesto, nadie reparó. Nacieron niños con malformaciones, pero la RDA logró 403 medallas en los Juegos Olímpicos comprendidos entre Munich 72 y Seúl 88.

El profesor Werner Franke afirmó que los dirigentes deportivos de la RDA practicaban un dopaje con testosterona dos semanas antes de las pruebas

Precisamente en la capital coreana fue donde Kristin alcanzó su cúspide en la piscina. En 1994 el profesor Werner Franke realizó una investigación sobre la medicina deportiva en la antigua República comunista por encargo del Parlamento alemán. Franke afirmó que los dirigentes deportivos de la RDA practicaban un dopaje con testosterona dos semanas antes de las pruebas y señaló que las nadadoras fueron dopadas en los campeonatos de Europa de 1989, los últimos en los que participó Otto, quien puso el broche perfecto a su carrera con una medalla de oro y otra de bronce.

Esfuerzo y entrenamiento

En el año 2000, los responsables del plan de dopaje fueron denunciados por 200 deportistas, que fueron indemnizados con 10.000 euros del estado y otros 10.000 de la empresa farmaceútica Jernapharm. Los culpables nunca ingresaron en prisión, a pesar de los estragos, muertes y enfermedades prematuras que causaron sus acciones.
La gran Kristin Otto, que hoy cumple 56 años, nunca fue acusada porque nunca supo, como tantos otros grandes deportistas, lo que hicieron con ellos. «Complementos alimenticios», les decían que tomaban. Siempre ha defendido que sus grandes éxitos se debieron a su esfuerzo y a los duros años de entrenamiento. Y en parte tenía razón.
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