Fundado en 1910
Michael Jordan durante el memorial de Kobe Bryant en 2020

Michael Jordan durante el memorial de Kobe Bryant en 2020GTRES

La canasta de Michael Jordan que nadie supo que sería la última

Tras conseguir su sexto anillo gracias a ese acierto final en el Delta Center de Utah, los históricos Bulls se desintegraron y seis meses después, tras el 'lockout', el mejor jugador de la historia anunció un día como hoy, 13 de enero, su segunda retirada

Toda la historia de los Bulls campeones de Michael Jordan está contada en el mundialmente famoso documental El Último Baile. Michael Jordan aparece hablando como desde un castillo vacío, sentado en un sillón solitario, con una mesita al lado y un vaso de whisky. Los techos altos casi llaman la misma atención que lo que cuenta. Parece que el astro del baloncesto está a punto de irse a un lugar inimaginable con todo el equipaje y el mobiliario empaquetado.

La historia íntima de aquel tiempo es fascinante. Todo el mundo ha visto esa canasta que da término a una era, pero seguro que no tantos saben que fue la última. Parece cualquier acción en el ínterin de la impresionante carrera del neoyorquino, pero realmente fue la última con la camiseta número 23 de los Bulls. Con el ambiente envilecido en un vestuario desquiciado por las luchas de poder internas y el éxito que casi todo lo ocultaba, se disputaba el sexto partido de las finales en el Delta Center de Utah. A falta de cuarenta segundos ganaban los locales por tres puntos.

El trote perturbador

Michael se marchó por un lateral, se internó y anotó una especie de bandeja/bombita que puso a los Bulls a uno. El gran Stockton subió el balón para los Jazz y esperó al gran Malone al poste. Karl se movió desde la pintura y hacia él fue el balón. De espaldas al aro y sin tiempo para enfrentar la jugada, la mano precisa de Jordan apareció de improviso por el único hueco  posible y le quitó la pelota. Malone se lanzó al suelo, desesperado, con la intención de recuperarla en el bote contra el que todavía luchaba Jordan, pero ya era suya.

Con diecisiete segundos por delante y un punto abajo, Michael se fue despacio, con un trote perturbador hacia la canasta contraria. Más allá de la línea de tres se paró como aburrido, pero esa era su forma de pensar y gestionar las jugadas definitivas. Michael botaba esperando la colocación de sus compañeros y llamando al aclarado. El tiempo se acababa. Bryon Russell lo marcaba con el brazo por delante hasta que Jordan se perfiló para atacar.

Una nebulosa

Lo demás fue como una nebulosa porque el mejor anotador de siempre pareció querer meterse hasta la cocina, pero, apenas iniciado el movimiento de aproximación, con el cuerpo vencido, se paró en seco, luego tan solo de unos pasos, y de la frenada envió lejos a un Russell incapaz de mantener el equilibrio sobre parqué. Sin oposición, Michael se elevó casi tímidamente para tirar de dos a media distancia, encestar, mantener en alto el brazo como un palo de golf y ponerse un punto por delante a falta de cinco segundos tras los que Utah, a través de la muñeca de Stockton, falló el último tiro.

No fue el tiro más espectacular de su carrera, quizá sí el más cuidadoso, el más delicado realizado en su vida después de la violencia de la finta, puede que el frenazo más espectacular de la historia del baloncesto tras el que se produjo la última canasta de Jordan con los Chicago Bulls, que ni siquiera él mismo podía imaginar que sería la última.

comentarios
tracking