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Fernando Alonso en los pruebas en el circuito de Montmeló el pasado 23 de febrero

Fernando Alonso en los pruebas en el circuito de Montmeló el pasado 23 de febreroGTRES

El problema del «porpoising» o el «efecto rebote» en la Fórmula 1

El contratiempo, «como las turbulencias de un avión», según Leclerc, ha sorprendido a todos los equipos de la parrilla, que se afanan en encontrar una solución

Porpoising es la palabra de moda. En la Fórmula 1. Fuera de la disciplina suena como cualquiera de esos términos que han aparecido en los últimos tiempos en el ámbito social. Como el manspreading o lo que podría traducirse como el «despatarre» de los hombres en los asientos públicos, ocupando más espacio del que les corresponde.

Porpoising se le llama al rebote que da el monoplaza en carrera como consecuencia del «efecto suelo», una cuestión reglamentaria por la que el coche está más pegado al suelo, lo que permite a los pilotos acelerar más y facilita el adelantamiento al generarse menos aire turbulento en la parte de atrás.

Te hace sentirte un poco malCharles Leclerc, piloto de Ferrari

Estas condiciones favorecen el porpoising, cuando la carga aerodinámica a máxima velocidad en la parte baja del monoplaza es tan alta que provoca ese movimiento de balanceo de arriba a abajo y de atrás hacia adelante. Una cadencia como ondulante, una oscilación como de ola que se produce en las rectas y a altas velocidades.

A simple vista no se aprecia como una gran variación, sí cuando se observa a cámara lenta. Quienes más lo sienten son los pilotos, por supuesto. Charles Leclerc, el compañero de Carlos Sáinz en Ferrari, dijo que se parecía a las turbulencias de un avión, «te hace sentirte un poco mal». Unas oscilaciones de entre 30 y 40 milímetros arriba y abajo a 300 kilómetros por hora.

Una solución que llevará tiempo

Las actuales limitaciones en cuanto a la suspensión de los bólidos dificulta un arreglo cercano, que a decir de casi todos, como Jean-Claude Migeot, exjefe de aerodinámica en el antiguo equipo Tyrrell, tendrá que encontrarse precisamente haciendo variaciones en la parte aerodinámica. Una solución que ha de tener encaje con las fuerzas estáticas, que generan estabilidad en las curvas, lo que «llevará tiempo», según Migeot.

El porpoising es un problema sobrevenido que ha afectado a toda la parrilla en este inicio de temporada, aunque de formas diferentes debido a los distintos diseños de cada equipo. Se habla de los neumáticos y del sistema de suspensión Heave, como posible causa. Los simuladores y los túneles de viento no reflejaron un movimiento tan excesivo como el que se ha apreciado después en la pista.

Todas las variaciones normativas en conjunto pueden haber generado este problema, como una «enfermedad» mecánica producida por distintos factores. Una especie de mutación mecánica en la que los «doctores» trabajan sin saber aún con demasiada seguridad su origen y sus secuelas. Entre estas últimas, varias voces se han alzado respecto a los circuitos más bacheados donde el porpoising podría suponer un problema de seguridad.

Algunos pilotos, como Valtteri Bottas, no piensan que vaya a ser motivo de gran preocupación y que podrá solucionarse con «una nueva filosofía en la parte aerodinámica». El novato Ghuanyu Zhou, del equipo Alfa Romeo, ha reconocido que a todos les ha pillado por sorpresa, e insiste en la idea del aumento de la carga aerodinámica para «reducir el rebote en las rectas», además de ahondar en la ausencia de preocupación respecto a la seguridad.

Estoy un poco sorprendido de que los equipos se hayan visto asombrados por estoRoss Brawn, supervisor del reglamento técnico de la F1

Una opinión que no comparte el ingeniero Migeot, quien ya ha advertido de que el porpoising «podría ser trágico» en carrera, sobre todo al frenar para adelantar, cuyo movimiento podría acentuarse. Ross Brawn, el ingeniero leyenda que hizo historia al ganar un campeonato con un coche «casero» pilotado por Jenson Button, es el principal supervisor del reglamento técnico y ha admitido estar «sorprendido» por la aparición de este inconveniente:

«Todos hemos experimentado el porpoising. Es frecuente, es un fenómeno, es física. Ocurre en los coches con una gran dependencia del efecto suelo. Pero estoy un poco sorprendido de que algunos equipos se hayan visto asombrados por ello. Pensaba que lo habrían previsto por su trabajo en el túnel de viento, pero se puede ver en la pista que algunos ya lo han asumido, así que hay soluciones», ha dicho.

Problema de seguridad

El ingeniero automovilista británico cree que el reto principal es no reducir el rendimiento de los coches después de las soluciones. «Es una decisión que deben tomar los equipos sobre cómo configuran el coche», ha asegurado, y ha añadido que si alguna vez el porpoising se convierte en un peligro «estoy seguro de que la FIA puede encontrar algunos ajustes en la parte baja para reducir la sensibilidad».

Un peligro y un problema que a pesar de todo no es nuevo, sino más bien viejo. La sorpresa de Ross Brawn ante el pasmo de los equipos que quizá no sea tanto en realidad, más allá de llamarlo porpoising en lugar del antiguo «efecto rebote», del mismo modo que fue noticia el «despatarre» de toda una vida por comenzar a llamarlo manspreading.

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