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28 de abril de 2024

Qatarí que te viTomás Guasch

Karaoke con Brahim y Kroos

El día que se filtró que Negreira se llevaba a los árbitros al karaoke cuando actuaban en Barcelona cogieron micrófono y chuleta y cantaron como los ángeles

Actualizada 01:28

Como se esperaba tras el 3-2, el Madrid volvió a montar otro de sus números. Se adelantó el Atleti y el mundo caviló: estos lo levantan. Se olía. ¡Son tantas veces! Pasó. 3-0 ganó ese parcial de 32 minutos más los alargues pues el autogol de Rüdiger llegó en el 78. Recordó Lisboa. Tras el empate de Ramos la cosa acabó igual, 3-0.
Mucho tuvo que ver la entrada en juego de Brahim y Kroos, los amos de la noche cuando su equipo se había atascado. Dominaba sin emoción arriba, era como bailar con tu hermana. Le dieron jerarquía y dominio de verdad. De su mano el Madrid recuperó el duende y la energía que necesitaba para ganar.
El día que se filtró que Negreira se llevaba a los árbitros al karaoke cuando actuaban en Barcelona cogieron micrófono y chuleta y cantaron como los ángeles. El pueblo pitó a Toni pues dijo que jamás jugaría allí. Ya dejó su selección para evitarse Qatar. No le importaron los pitos, precisamente.
No debemos permitir que el alemán se retire el próximo verano. Sigue siendo el mejor. Desde que salió se jugó como quiso el Madrid. O más que eso: como quiso él. Brahim está en una forma extraordinaria. Otra cosa que no podemos permitir es que De la Fuente siga sin llamarle y acabe alistándose con Marruecos. O quedándose en su casa.
Que el Madrid ganaba lo evidenció el gol de Carvajal que jugó muy bien otra vez y van cien mil. Remataron los blancos tropecientas veces antes de dar con el zapatazo ganador. Había encontrado puerta cuando más lo necesitaba. El Atleti había perdido la mano y la final.
Griezmann -con su gol superó al gran Luis Aragonés- lo pudo igualar, a cuatro, acabando la prórroga, su chutazo se fue fuera por poco. Pareció cansado el francés y eso penaliza mucho al Atleti. Aquella fue la única vez que su equipo llegó ante Kepa. Que no estuvo bien. El domingo, Lunin. Y si acierta, el siguiente también.
Fue un partido show, ocho goles, desde 1950 no se había visto cosa igual en un derbi. Siete de ellos los marcaron defensas, en su puerta y en la contraria. Oblak se comió cinco por primera vez desde que llegó. Una tarjeta y por quitarse la camiseta Brahim tras el quinto.
No fue el partido que los entrenadores quieren, en lo defensivo, digo, pero sí una delicia para un miércoles de enero. El octavo tanto fue el colofón de un derbi loco, inesperado y de justo ganador visto lo visto.
Y muy bien Alberola, el árbitro. Los jugadores se lo pusieron fácil, muy pocas faltas, ningún lío gordo que resolver. Una cosa loca y noble. Nos quedamos sin el audio del VAR pues no pasó nada. Eso, como los ocho goles, tampoco se podía esperar.
Lo peor, la prórroga. Para un Mundial, una Eurocopa, pase. Para lo demás… Un desgaste absurdo. Los 90 minutos y a los penaltis. No me pongo cursi, digo la verdad: la salud del deportista merece atención y respeto. Fue lastimoso ver marcharse a Valverde. Y a Bellingham y Morata, por no seguir. Es la Supercopa. Han tenido ustedes eso, 90 minutos. ¿Empataron? Penaltis y a casa. Pues nada. Madrid-Barça con permiso de Osasuna.
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