Antony, el iluminado de Dios que quiere hacer historia con el Betis

Quien dijo aquello de «no te enamores de un cedido», sin duda no conocía a Antony Matheus dos Santos… y mucho menos al bético de a pie.

Este miércoles, el Real Betis disputará la primera final europea de su historia, que se dice pronto. Y lo hará arropado por una marea verde que llenará las gradas del estadio de Breslavia, con la esperanza de ver cómo el conjunto de las Trece Barras marca el primer gol de una noche histórica.

Una final que no se entendería sin el resurgir de su gran estrella: Antony. Desde su llegada, el brasileño ha sido un soplo de aire fresco para el equipo. No nació en el hospital Infanta Luisa de Triana, pero bien podría haberlo hecho. Se ha integrado como uno más en la ciudad, celebrando goles en los derbis con fervor, luciendo la bandera del Betis, poniéndose una boina tras marcar y ganándose el cariño de todos con apodos como «Antonio de Triana».

La afición lo ha adoptado como propio. Está completamente volcada con él, y no es para menos. Desde su debut ante el Athletic Club el pasado 2 de febrero, Antony ha sumado 9 goles y 5 asistencias, cifras que avalan su impacto directo en el camino hacia esta histórica final.

Dios y su familia, pilares fundamentales

Antony no lo ha tenido fácil. Su infancia estuvo marcada por la dureza de las favelas de Osasco, en Brasil. Para hacerse una idea de lo complicado que era crecer allí, basta con saber que a su zona la llamaban Inferninho. Desde muy joven dejó atrás a su familia para marcharse a Ámsterdam, con un solo objetivo en mente: sacarlos de aquel lugar.

Tiempo después, dio el gran salto al Manchester United, en un traspaso cercano a los 100 millones de euros. Su rendimiento no alcanzó las expectativas y se convirtió en blanco de críticas y burlas por parte de los medios y las redes sociales.

Esa situación lo llevó a una etapa personal muy complicada: «Fueron días muy difíciles para mí, solo yo sé cómo fue todo eso en casa. No tenía fuerzas ni para jugar con mi hijo, pasaba días sin comer, encerrado en mi habitación», confesó en una entrevista.

Ahora, en su cesión al Betis, Antony ha logrado reencontrarse consigo mismo, dentro y fuera del campo. Y lo ha hecho gracias a sus pilares fundamentales: la fe y su familia. «Para mí, lo más importante del mundo, primero, es Dios. Y segundo, mi familia. Siempre intento, como dije, siempre trato de estar conectado con Dios, siempre hablando con Dios, que me dé mucha sabiduría, que me dé mucha estrategia. Y es una costumbre que tengo, no es algo reciente, siempre la he tenido. Así que lo que siempre procuro hacer es hablar con Dios para entrar tranquilo a los partidos y estar tranquilo en mi día a día también», explicó.

Hoy, con una sonrisa que contrasta con el sufrimiento vivido no hace tanto, asegura: «Gracias a Dios, con la ayuda de mi familia y principalmente de Dios, logré salir adelante. Ahora estoy muy feliz aquí».

También ha explicado el significado de uno de sus tatuajes más especiales, el que lleva en el cuello y que luce la palabra iluminado, el mismo que señala cada vez que celebra un gol enfundado en la casaca del barrio de la alegría. «Por donde vengo y por lo que pasé, me siento iluminado, por eso tengo ese tatuaje, que tiene un significado muy grande para mí», confesó el brasileño.

La selección y la Conference league

Todo el sufrimiento del pasado y el apoyo incondicional de su familia han comenzado a dar frutos. Antony vive uno de los mejores momentos de su carrera: ha sido convocado por Carlo Ancelotti para representar a la selección brasileña, y está a las puertas de ganar una competición europea con el Betis.

«En el Betis me duermo y me despierto sonriendo», afirma con sinceridad. Una frase que refleja a la perfección su estado de ánimo y la conexión que ha logrado con el club y la ciudad.

El brasileño se enfrenta ahora a un futuro incierto. Aunque no sabe qué ocurrirá tras el verano, tiene claro lo que desea: quedarse en Sevilla.

Ojalá la brillantez del Betis en la final encienda la bombilla del brasileño y, mientras el Chelsea sufre un apagón, veamos a un Real Betis plenamente iluminado.