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Quintero González (3-d) desquició al Real Madrid con sus decisiones arbitrales

Quintero González (3-d) desquició al Real Madrid con sus decisiones arbitrales en el partido del pasado domingo ante el Celta de VigoEFE

El fiasco de la 'revolución' arbitral de la RFEF: nula autocrítica, criterios dispares y «todo sigue igual»

La temporada 2025/26 está cerca de llegar al ecuador y el principal objetivo que se marcó la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) está muy lejos de cumplirse. La llegada de Rafael Louzán al poder, de la que hará un año la próxima semana, trajo consigo numerosas promesas. El mandatario gallego quería pasar página en Las Rozas y para ello era necesario cambiar el estamento arbitral que gobernaba Luis Medina Cantalejo, último hombre fuerte de Luis Rubiales.

Esperó Louzán a que terminara la pasada temporada y, en el mes de junio, comenzó con la renovación del Comité Técnico de Árbitros (CTA). Para ello apostó por un desconocido en el mundo del fútbol Francisco Soto, socio del despacho de abogados Garrigues y que había arbitrado en el fútbol modesto de Galicia, pero nunca a nivel profesional. Sin embargo, esa era su gran baza, pues no se le podía criticar por sus actuaciones arbitrales del pasado.

En otras palabras, nadie le iba a acusar de ser más partidario de un equipo u otro. Así pues, Louzán rompió la tradición de que el jefe del CTA era un exárbitro de Primera División y Fran Soto introdujo ciertos cambios. Los colegiados dejaron de ser llamados por sus dos apellidos para ser presentados con nombre de pila y primer apellido y las designaciones arbitrales se dan a conocer el día de antes del partido, no todas a la vez.

Además, por primera vez en la historia, los trencillas iban a reconocer sus errores después de cada jornada. «Total transparencia» y «humanicemos a los árbitros» fueron las dos frases más repetidas en las primeras semanas de Fran Soto como presidente del CTA. Sonaba bien aunque desde el Real Madrid ya advirtieron que era «lo mismo de siempre», pues los árbitros seguían siendo los de la época de Negreira. No hubo cambios reales en el estamento.

Misma situación que siempre

Aun así merecía una oportunidad la RFEF con el tema de los arbitrajes y, pasada casi la mitad de la temporada, se ha visto que a la hora de la verdad «todo sigue igual», como ya reconocen varios clubes. El programa Tiempo de Revisión en donde se iban a analizar polémicas ha terminado convirtiéndose en un publirreportaje donde únicamente muestran lo que ellos consideran aciertos. No hay autocrítica y además se evitan las jugadas que realmente han dado que hablar.

Esta semana, que ha sido de lo más movida en Primera División, ha sido un ejemplo perfecto. El Real Madrid - Celta ni se ha mencionado, la mano de Bartra en el Betis - Barcelona donde todos los expertos arbitrales –incluidos fuera de España– consideran que no es punible con la regla en la mano, en el CTA se agarran a una interpretación de la norma para dar la razón al VAR. Además, en el propio vídeo se analizan diversas manos y los criterios son diferentes para jugadas muy similares.

«NO-DO arbitral» o «Tiempo de prevaricación» son algunas de las bromas que hacen los aficionados sobre estos vídeos que publica la RFEF. Una producción que además sacan en la hora previa a que comience la jornada de la Champions League para tratar de que pase desapercibida y en la que, esta semana por ejemplo, solo se reconoce un error.

Un error que además no debió ser tal porque el árbitro VAR llamó a Sánchez Martínez en el Espanyol - Rayo Vallecano para que señalara penalti por mano. Mantuvo su decisión el colegiado murciano y se llevó el recado del CTA cuando, supuestamente, el árbitro de campo debe tener personalidad y no cambiar su decisión siempre que lo mandan a la pantalla. Así lo hizo Sánchez Martínez con esta mano –que muchas veces son de interpretación– y se lo recriminó el CTA.

Una interpretación que en cambio sí aplaudieron de Busquets Ferrer a la hora de expulsar a Luis Milla. Buchanan agredió con un pelotazo al jugador del Getafe y este se revolvió y lo insultó, lo que escuchó el árbitro balear y lo castigó con roja. Pese a que las imágenes muestran que el jugador del Villarreal lanzó un pelotazo, el CTA cree que es «interpretación» y por tanto habría estado bien tanto que lo expulsara como que lo dejara estar. Es decir, no había fallo posible.

Estas son precisamente las cosas que terminan frustrando a los equipos. Ocurra lo que ocurra es raro que el CTA admita errores y tomen la decisión que tomen es correcta. Ahora bien, Europa saca los colores a los árbitros españoles, que apenas son considerados. Ahora llega el Mundial y se verá cuánto cuenta con ellos la FIFA. En Qatar 2022 ya fue sonrojante y la UEFA actuó parecido en la Eurocopa de Alemania 2024. No hay trencillas españoles en los grandes partidos y, viendo lo ocurrido esta temporada, a corto plazo no parece que vaya a cambiar.

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