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02 de mayo de 2024

David Espinar y Paulo Pezzolano, tras el partido contra el Sporting

David Espinar y Paulo Pezzolano, tras el partido contra el SportingReal Valladolid

El Real Valladolid se rebela contra la 'mordaza' de La Liga y sus árbitros

El club llevará a la justicia ordinaria la sanción contra su entrenador por criticar una decisión del VAR

Paulo Pezzolano llegó al banquillo del Real Valladolid un 9 de abril y apenas un mes después tuvo la osadía de criticar una decisión del VAR en el partido que los enfrentó al Atlético de Madrid y en la que se decidió no pitar un penalti por mano tras la revisión en vídeo. Cuatro partidos de sanción le cayeron al urugayo por decir: «En el VAR lo han visto, pero no lo han querido pitar. En el otro área seguro que sí lo hubieran pitado».
El conjunto blanquivioleta recurrió la decisión, acabó descendiendo y un día antes de debutar en Segunda recibió la confirmación de la sanción por parte del Tribunal Administrativo del Deporte, un castigo que el club que preside Ronaldo considera «absolutamente desproporcionado».
En una decisión poco habitual en La Liga, el Pucela se estrenó con victoria en la rebautizada categoría 'Hypermotion' y optó por mostrar su enfado no concediendo las habituales entrevistas pospartido. Pezzolano si acudió a la rueda de prensa obligatoria pero solo contesto con monosílabos.
Para que el gesto no se malinterpretase, el director de Gabinete de Presidencia, David Espinar, explicó antes del turno del entrenador que el Real Valladolid había tomado esa decisión para llamar la atención ante una decisión punitiva que «coarta absolutamente la libertad de expresión de los profesionales». Además, anunció que el club elevará el caso a la justicia ordinaria para «defender un derecho fundamental en la sociedad y en el fútbol». Como han señalado periodistas como Chus Rodríguez, de Marca, La Liga «cortó» la señal oficial de la retransmisión del Real Valladolid-Sporting de Gijón antes de esa rueda de prensa reivindicativa del Pucela.

Mano dura en la Federación

Fue en 2020 cuando la RFEF decidió endurecer sus normas y poner especial atención en limitar las declaraciones contra los árbitros. En su edición de julio 2022, el Código Disciplinario del fútbol se refiere en su artículo 106 a las «declaraciones a través de cualquier medio sobre los miembros del colectivo arbitral».
En ese punto se imponen sanciones de entre 4 a 12 partidos a «las declaraciones que supongan una desaprobación de la actividad de cualquier miembro de los colectivos mencionados cuando se efectúen con menosprecio o cuando se emplee un lenguaje ofensivo, insultante, humillante o malsonante». El grado interpretativo del «menosprecio» es lo que permite sancionar declaraciones como las de Pezzolano, aunque desde Valladolid consideren que con sus palabras «expresó su opinión sin faltar el respeto a nadie».
Sergio Canales, entonces jugador del Betis, también sufrió la temporada pasada la dureza de las sanciones por criticar a los árbitros. Otros cuatro partidos le cayeron por comentar, meses después de la acción, que Mateu Lahoz le expulsó de forma «premeditada». El club recurrió y tampoco hubo perdón. En aquella ocasión, el entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, comentó en rueda de prensa que la situación había llegado a un punto en la que «cualquier situación que puedas decir, puedes ser sancionado».
La decisión del Pucela de elevar esta caso a la justicia ordinaria, tratándose la libertad de expresión de un derecho fundamental, puede derivar en un largo proceso que podría cambiar las normas de la RFEF y acabar con la 'mordaza' impuesta a jugadores y entrenadores a la hora de referirse a las decisiones arbitrales.

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