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Carlos Alcaraz, durante su estreno en el Masters 1000 de Montecarlo

Carlos Alcaraz, durante su estreno en el Masters 1000 de MontecarloAFP

Autocrítica y vivir en familia, la receta de Carlos Alcaraz para recuperar su mejor versión

Si algo ha caracterizado siempre a Carlos Alcaraz es su transparencia. El joven español, que el 5 de mayo cumplirá 22 años, no ocultó antes de debutar en el Masters 1000 de Montecarlo que no le habían sentado bien las críticas tras sus inesperados pinchazos porque las consideraba excesivas. Cierto es que se esperaba más de él en Indian Wells y Miami, pero quizás se le atizó con demasiada dureza por perder dos partidos.

Y es que el murciano, que no está firmando ni mucho menos su mejor temporada, cayó en semis de Indian Wells cuando parecía que tenía el título en la mano, y le cayó tan mal la derrota que en Miami perdió en su estreno. Un mes de marzo de lo más decepcionante, pero que no debe hacer olvidar que en febrero consiguió estrenar su palmarés en pista rápida cubierta tras conquistar el ATP 500 de Róterdam.

De hecho, lo que sí se le puede reprochar a Carlitos es su irregularidad. Su derrota en los cuartos del Open de Australia todavía duele porque Novak Djokovic estaba lesionado de verdad en aquel partido y en el ATP de Doha, con la buena dinámica que traía, tampoco debió dejar escapar un partido ante Jiri Lehecka que tenía totalmente controlado. Las otras dos derrotas son entendibles y tienen una explicación.

«Mucha gente me dice de las opciones de ser número 1 al no jugar Sinner y esa presión, probablemente, me ha matado de alguna manera. Lo único que estoy pensando es en que no tengo opciones de volver al primer puesto en la gira de tierra», aseguró Alcaraz en una entrevista con The Independent donde ha admitido que las expectativas que había con él le han superado. No es la primera vez que le ocurre y está tratando de solucionarlo.

La sonrisa de Alcaraz

Ya no se puede dar marcha atrás y toca mirar hacia el futuro. Por eso es momento de pedirle al murciano que saque su sonrisa, pues siempre se ha dicho que cuando juega alegre es cuando saca su mejor tenis. Ocurrió en el segundo y tercer set de su debut en Mónaco y fue un auténtico paseo. Un torbellino que pasó por encima de Francisco Cerúndolo sin que pudiese hacer nada por frenarlo.

Es el camino a seguir y para llegar a esta gira de tierra batida —donde se espera mucho de Carlitos— el murciano ha tenido que llevar a cabo un ejercicio de humildad y también de estar junto a los suyos. Sabe perfectamente, porque lo ha reconocido, que puede hacerlo mejor, pero también pide no estar en el ojo del huracán cada vez que llegue una derrota. Perder es parte del tenis (y del deporte) y lo que no es normal es a lo que nos acostumbraron la década pasada Djokovic, Nadal y Federer.

Carlos Alcaraz celebra su victoria en su debut en el Masters 1000 de Montecarlo

Carlos Alcaraz celebra su victoria en su debut en el Masters 1000 de MontecarloAFP

Además de la humildad, Alcaraz también ha encontrado en su familia el apoyo necesario para volver a recuperar su mejor tenis. Por todos es sabido que el español en su prime, que es como se dice ahora, es el mejor jugador del circuito. Su problema es que le cuesta ser regular y por ello ha necesitado resetear con un viaje por Riviera Maya con toda su familia y después vuelta a El Palmar, a casa de sus padres. «Tengo poco tiempo libre. Estoy muy feliz volviendo a casa cuando regreso de alguna gira larga, o de varios torneos», confesó.

Este es otro aspecto a destacar de Alcaraz. Sorprende, seamos honestos, que alguien de su edad y que ya es multimillonario no se haya independizado todavía y opte por vivir en su casa de siempre cuando tiene alguna semana libre. Es parte de su esencia, de la educación que ha recibido y la receta para volver a su mejor nivel. Montecarlo debe ser el inicio de una gira llena de éxitos.

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