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23 de abril de 2024

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez junto al expresidente, Mariano Rajoy
Madrid

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al expresidente Mariano Rajoy, en MadridGTRES

Análisis Económico

¿Es mejor la economía de 2022 que la de 2017 como presume Sánchez?

El presidente socialista llegó a la Moncloa en junio de 2018, con la economía que legó Mariano Rajoy. Cuatro años después, la situación es de película de terror

Es asombrosa la chulería burlesca con la que el presidente del Gobierno es capaz de presentarse en el Senado para decir que nunca ha ido tan bien España como va ahora y que va a gestionar los próximos años como gestionó la covid. Gestionó la pandemia de forma inconstitucional, con dos sentencias que declararon ilegales los encierros a los que fuimos sometidos.
Y Pedro Sánchez amenaza y dice que va a volver a hacer lo mismo. Debería ser, por lo menos, motivo para explicarle que, por mucho que quiera, igual no lo va a poder hacer, pero peor seguro que sí. Desde luego, es un especialista en romper todo lo que toca.
Los muertos por la covid en España –a los que todavía no les ha dado la gana reconocer–, las mentiras para llegar al poder, cosas como «no dormir con Podemos», «traer a España a Puigdemont», «no pactar con Bildu», «meter en vereda a los catalanes independentistas», «mejorar las relaciones con Argelia», el PIB, la deuda, la factura eléctrica…. y así podríamos seguir hasta llenar la página de todas las mentiras que nos ha contado. Que encima nos amenace con volver a repetir los errores que ha ido cometiendo a lo largo de toda la legislatura es como mínimo de preocupar.
La gran pregunta, desde el punto de vista económico, es qué ha hecho Pedro Sánchez con la economía para que además nos amenace con ser contumaz en el error…
Pues ha hecho lo siguiente:
Cogió una economía que después de haber tenido que, dedicar tres años a arreglar todos los desmanes de Zapatero, se convirtió en la locomotora de Europa. Éramos de los países grandes de Europa que más crecíamos, cumplíamos con el déficit y teníamos unos ratios, que se podían mejorar, sobre todo en el apartado de la Deuda, pero que eran más que razonables.
El PIB desde el 2013 no había parado de crecer. El Gasto Público consolidado de todas las Administraciones, la Central, la Seguridad Social, las Autonomías y las Corporaciones Locales llegaban en 2017 a 480.000 millones, pero estaban ligeramente por encima de lo considerado óptimo, que es no superar el 40 %. Rajoy dejó su presidencia, con un 41,3 %.
Por otro lado, los impuestos suponían el 38,2 % del PIB y alcanzaban los 444.000 millones y dejó el déficit en el 3,1 % y la deuda en el 102 % del PIB (dato nada bonito).
Cuatro años después la situación es de película de terror.
La economía ha crecido en cuatro años sólo un 3,7 %. Es la peor de las economías de la Unión Europea en crecimiento y de las peores de la OCDE. Pero la economía creciendo poco o nada lo que sí ha hecho es convertirla en un elemento para fagocitar oportunidades, limpiando la liquidez para gastar en todo aquello que no sirve para crecer.
Con un PIB que crece solo el 3,7 %, el Gasto Público crece un 27 %. Realmente hay que hacer las cosas mal y adrede para que, gastando 129.000 millones más en este período la economía solo haya crecido 44.000 millones.
Esto en economía se llama prenderle fuego a 85.000 millones que no han servido para nada. Si esos 85.000 millones de gasto hubiesen ido a la economía productiva, a generar riqueza, el PIB hubiese crecido no menos de 11 % y en lugar de estar los últimos estaríamos de los primeros y en lugar haber superado el 50,6 % el Gasto Público se habría quedado en el 47,3 %.

Suspenso en Gasto Público

Pero en impuestos tampoco lo ha hecho bien. Consigue que los impuestos crezcan casi un 19 %, que implica quitar de la economía productiva 83.000 millones, que en lugar de utilizarlos para generar riqueza los utiliza para pagar parte de la orgía del gasto en la que está metido.
Si hubiese utilizado ese dinero para invertir en generación de riqueza y, unido al gasto bien repartido, nos podríamos haber ido a un crecimiento del 18,2 %, pero por mucho doctor en economía que diga que sea, se ve que tampoco asistió a la clase impuestos.

Suspenso en Impuestos

Como consecuencia de esta cadena de errores, se producen déficits estratosféricos en su gestión que llevan la deuda de 1,183 billones de euros a 1,427 billones, que supone que durante estos cuatro años ha tenido que salir a los mercados a pedir dinero por importe de 244.000 millones de euros, deuda que ha sido comprada 100 % por el Banco Central Europeo a tipo 0 % de interés y que algún día se tendrá que empezar a pagar. Esto dejará a España esquilmada de los recursos financieros necesarios para crecer y todo porque nuestro Presidente no sabe gestionar.
Y encima desde la Tribuna de oradores del Senado nos amenaza con gestionarnos como gestionó la covid.
Con todos los respetos, Sr. Sánchez, usted ha gestionado la economía tan mal como la covid.
Usted lo único que tiene es fachada. En cuanto se le deja hacer cosas, las destroza todas, no deja títere con cabeza (léase la responsable de los Fondos Next Generation y todos los ministros que ha despedido) y todo aquello que podría ir bien, va mal.
Y, para terminar, este año nos va a llevar usted a un gasto consolidado de cerca de 650.000 millones y una deuda superior a 1,525 billones.
Ha presentado un presupuesto con un cuadro macroeconómico que no se lo creen ni sus ministras, donde dicen que se van a gastar sólo en la Administración Central 583.000 millones de euros y que para cuadrar sus gastos necesitan de 193.000 millones de euros de deuda.
Después de esto solo le puedo decir aquello que a José María Aznar le gustaba tanto repetir a Felipe González: Váyase, sea un patriota e inmólese en aras de salvar a España.
Y si no lo hace, lo único que puedo desearle no es que lo haga bien, porque no sabe, simplemente que tenga suerte y acierte en alguna decisión. Y si eso le pasa, compre lotería.
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