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29 de marzo de 2024

Zapatero, que vio muy bien la postura de Sánchez en el Sahara y también con la sedición, miró para otro lado cuando venía la crisis, como parece estar haciendo Sánchez ahora.

Zapatero, que vio muy bien la postura de Sánchez en el Sahara y también con la sedición, miró para otro lado cuando venía la crisis, como parece estar haciendo Sánchez ahora.Juan Manuel Serrano Arce - Europa Press

Análisis económico

La deuda de las empresas y los hogares está un 23,1 % por debajo de la de 2009, pero ojo con ella

El Gobierno va a afrontar esta crisis como la afrontó Zapatero, negándola y mirando para otro lado

Érase una vez el 14 de marzo de 2004, cuando Zapatero gana unas elecciones que una semana antes tenía perdidas, y le toca gobernar porque no le queda otro remedio y ni él mismo se lo esperaba.
Érase una vez el 15 de septiembre de 2008, cuando se produce la quiebra de Lehman Brothers y Zapatero seguía en la inopia de pensar que todo era jauja, que la banca española era la más potente del mundo y que España estaba a punto de superar a Italia en PIB (Zapatero y sus sueños).
Érase una vez a finales de 2009, cuando a pesar de la crisis mundial, Zapatero seguía negando la crisis mundial y la deuda de las empresas españolas no financieras y los hogares llegaban a una deuda histórica de 2,183 billones de euros, que sobre el PIB de aquellos momentos representaba el 204,2 %.
Es cuando en ese momento las empresas españolas y los hogares empiezan a recibir llamadas de sus entidades financieras para que empiecen a amortizar las pólizas de crédito en el caso de las empresas y se empiezan a denegar préstamo tras préstamo a las familias y a los hogares.
Es el despertar del horror: España, las empresas y los hogares empiezan a notar que la crisis mundial está llegando a España, a una España en la que el presidente del Gobierno había mentido en todo a los españoles. La banca estaba sin resuello, la crisis afectaba a todo el mundo, Europa se tambaleaba, pero Zapatero todavía sostenía que no pasaba nada.
En 2010 empieza la caída de empresas, acogotadas por las deudas que no eran capaces de devolver. Tal es así que, en un año, entre todas las empresas y los hogares españoles apenas consiguen devolver 4.000 millones de euros.
La crisis avanza galopante, las empresas siguen cayendo, se incrementan los concursos de acreedores y estos llegan a los 6.000 en un año, sin contar las micro pymes que se deshacen como un azucarillo en agua caliente.
En 2011, Zapatero entra en pánico y todo lo que toca lo destroza. Tal es así que es llamado a capítulo por Europa y se ve obligado a cambiar a Constitución por un modelo exprés y termina convocando elecciones anticipadas, con una crisis, como nunca vista en la historia moderna de España, con un crecimiento de los concursos a casi 7.000 en un año, en donde las empresas y los hogares ya saben que solo hay una salida: ahorrar para devolver dinero a la banca y para pagar las hipotecas. Se consigue en un año devolver 72.000 millones.
El 2012 es aún peor. Europa interviene Portugal y todo el mundo sabe lo que eso significa: reducciones de ingresos para funcionarios y pensionistas. Rajoy consigue salvar los muebles aplicando las medidas que le iban a imponer los hombres de negro. Los concursos se van hasta casi los 9.000, las micro pymes casi desaparecen de este país y el apriete de cinturón permite a las empresas y los hogares amortizar 162.000 millones de euros en un solo año y reducir la deuda al 188,6 % del PIB y quedarse en 1,945 billones de euros.
Así llegamos al 2013, último año de la crisis que lleva los concursos de acreedores a los 9.700 en un solo año. Los autónomos se quedan sin trabajo y el paro alcanza la cifra oficial de 5.040.222, que no había sido visto nunca en la era moderna de este país. Las empresas y los hogares, aquellos que aguantan, consiguen devolver otros 127.000 millones de euros al sistema financiero, que ha necesitado de otros casi 100.000 millones de euros del Estado español para evitar la quiebra del sistema financiero.
Hasta aquí una historia sencilla, contada en pocas palabras, pero que quienes la vivimos sabemos lo dura que fue y el desastre personal que muchos empresarios sufrieron.
El cierre del 2021 ha dado oficialmente una deuda de 1,679 billones de euros, que ha supuesto un incremento de 24.000 millones de euros sobre 2020, que ya supuso un incremento de 45.000 millones de euros sobre el 2019.
El efecto covid ha obligado de nuevo al endeudamiento sobre todo de empresas, para poder sobrevivir, que han vuelto a endeudarse en el 2021 hasta llegar al 139,1 % del PIB.
España entra en crisis y Sánchez puede hacer un Zapatero y no querer verlo. Nos acaban de dar un toque en público y eso es un aviso de lo que le van a decir en privado que va a ser más duro.
La deuda del Estado a agosto es de 1,491 billones. Sumada a la de las empresas y los hogares, supera los 3 billones de euros, con un PIB estancado en 1,296 billones en precios corrientes que hace que nuestra deuda total sea superior al 250 % del PIB.
Está claro que a las empresas y a los hogares esta crisis les coge con la experiencia de haber superado la crisis del 2008-2013. Se supone que esta que afrontamos va a durar menos de un año, mientras que la otra duró un año. Al tener un componente inflacionario, en teoría es menos costoso para las empresas y los hogares, pero simultáneamente los costes energéticos están dañando los costes de producción y los márgenes de las empresas.
El Gobierno va a afrontar esta crisis como la afrontó Zapatero, negándola y mirando para otro lado, con cortinas de humos permanentes para distraer la atención de los españoles.
Pero la realidad es que seguimos debiendo entre empresas y hogares 1,679 billones y nadie nos va a ayudar, que tenemos que salir solo de esta crisis y que más vale que la vayamos asumiendo.
Las empresas y los hogares tenemos que apretarnos el cinturón mientras vemos que el Gobierno despilfarra un dinero que bien usado podría ayudar a salvar muchas empresas y muchos puestos de trabajo, pero eso es lo que no quiere el socialismo-comunismo que nos gobierna.
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