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20 de abril de 2024

Jorge Buxadé, eurodiputado y vicepresidente del Área Política de Vox

Jorge Buxadé, eurodiputado y vicepresidente del Área Política de Vox, en El Debate.Paula Argüelles

Entrevista

Jorge Buxadé: «La moción de censura tiene todo el sentido: ver a Sánchez ante el espejo»

El eurodiputado y vicepresidente del Área Política de Vox habla sobre el examen que ha hecho al Gobierno con el Parlamento sobre los fondos europeos, las perspectivas electorales de su partido, la moción de censura o la salida de Macarena Olona, entre otras cuestiones

Jorge Buxadé (Barcelona, 1975) se incorporó a Vox cuando apenas tenía seguidores, y ahora le abruma la cantidad de simpatizantes que tiene. El crecimiento del partido se ha producido a un ritmo parecido a su ascenso en la formación que lidera Santiago Abascal, en la que ahora ocupa una posición destacada. Abogado del Estado, casado y padre de cuatro hijos, desde 2019 es vicepresidente del Área Política y eurodiputado. La semana pasada ha formado parte de la delegación del Parlamento Europeo que ha venido a España para examinar el uso de los fondos europeos por parte del Gobierno español.
–La visita del Parlamento Europeo llamó primero la atención, luego parecía que no iba a servir para nada, y finalmente ha tenido repercusión. ¿Cómo la ha vivido desde dentro?
–Se generaron muchas expectativas, especialmente en el Partido Popular. Incluso leí que iba a verificarse si había fraude con los fondos europeos, cuando en realidad no estamos en esa fase. El problema es que España ha recibido 31.000 millones y en Economía y Hacienda nos han repetido que tienen 23.000. ¿Y los otros 8.000? Al parecer están en la cuenta del Tesoro Público, pero no sabemos si están en la cuenta del Tesoro de la Administración del Estado, en las comunidades autónomas o pendientes de esos famosos Perte que no salen adelante. No podemos verificar si hay fraude porque no estamos en la fase de ejecución definitiva. Otra conclusión evidente es que tampoco la Administración del Estado sabe cuánto ha llegado a la economía real.
–Los socialistas y parece que también el Partido Popular Europeo presionaron para que no apareciera la malversación en la declaración de la misión sobre los fondos.
–La declaración formal de la presidenta, Monika Hohlmeier, había que consensuarla. El Partido Popular Europeo no expuso un texto inicial duro. Sobre él se hicieron algunas matizaciones, y se recogen cuestiones muy importantes. Se hace constar que la Oficina de Lucha Contra el Fraude (OLAF), que es un órgano de la administración tributaria europea, no tiene acceso aún a las bases de datos que gestiona el Gobierno de Sánchez. Es absolutamente necesario, porque a la OLAF y al fiscal europeo empiezan a llegar denuncias de particulares. Yo mismo tengo en mi correo electrónico de eurodiputado una denuncia llegada desde España antes de la visita. En Hacienda no se nos explicó por qué no tienen acceso. De momento se ha ejecutado poco de los fondos europeos, pero cuando continúen las licitaciones y adjudicaciones podremos ver si hay dobles pagos o sociedades y entidades que reciben fondos para actividades que luego no se hacen, o se hacen defectuosamente.

La Oficina de Lucha contra el Fraude no tiene acceso a las bases de datos de fondos europeos del Gobierno de Sánchez

–Ya se ve que queda mucho por hacer para mejorar el sistema. Estamos ante un punto de partida.
–Efectivamente: es un punto de partida que va a ir pasando por todos los países europeos. Por desgracia las instituciones europeas están ahora con una deriva izquierdista. Tienen la mayoría en el Parlamento, y la Comisión Europea no se caracteriza por hacer una política de derechas. Hungría no tiene fondos europeos. Polonia los tiene paralizados, y sin embargo se está repartiendo dinero en muchísimos otros Estados. Y ese dinero tienen que pagarlo los europeos. No es que Bruselas tenga una máquina de hacer dinero. Ese dinero tendrá que ser reembolsado, bien sea a través de impuestos, como los verdes que han aparecido; el IVA, por el que se nutren las instituciones europeas, o por impuestos nacionales. Nos han dado dinero para comprar el piso, pero aún no sabemos qué piso hemos comprado, y tenemos hasta 2058 para devolver el dinero. Hay que controlar ese dinero, y tengo el convencimiento de que muy poco va acabar en los pequeños empresarios. Desde el principio hay una condicionalidad ideológica que va a hacer que la mayoría se quede en las Administraciones Públicas.
–En la agenda inicial de la visita iban a ver también a la ministra de Industria, Reyes Maroto, y a la anterior responsable de los fondos en España, Rocío Frutos. ¿Por qué al final no les vieron?
–No nos dieron ninguna explicación. El Gobierno español decidía quién estaba. Maroto dijo que tenía otros compromisos. También aludió a ellos Montero, la ministra de Hacienda, que solo estuvo con nosotros media hora y solo contestó a las preguntas de Monika Hohlmeier.
–Si la misión del Parlamento Europeo ha constatado que hay deficiencias en el sistema español y la Comisión Europea sigue aprobando los desembolsos y diciendo que el Gobierno lo hace muy bien, aquí hay algo que falla.
–Lo que falla es Bruselas y su burocracia, los funcionarios. Esa estructura de Bruselas tiene un objetivo único durante esta legislatura: transformar la economía europea en una economía sostenible, resiliente, inclusiva. Lo que les importa es que el dinero llegue a los Estados para que hagan esa transformación coactivamente, a través de prohibiciones y subvenciones, para hacer aquello que a lo mejor los sectores económicos no harían de forma natural porque no les sale rentable. El problema es que las consecuencias de la gestión de esos fondos se van a empezar a sufrir en España a final de 2023, 2024, 2025, 2026… Ni esta Comisión Europea ni Sánchez estarán ya, y por tanto serán irresponsables ante los españoles de que los proyectos autorizados creen riqueza, empleo, mejoren la economía española y la europea.
–Da la impresión de que Sánchez tiene mejor imagen en Europa que en España. ¿Es cierto?
–Sin duda, porque aquí le conocemos. En España Sánchez no puede salir a la calle sin recibir pitadas e insultos. En Bruselas llega con alfombra roja y no pisa la calle. Allí no conocen la realidad de las políticas de Sánchez porque están muy ideologizados. Además Sánchez dice que sí a todo lo que le plantea la Comisión, ante lo cual es perfecto. No da problemas.

En España solo hay dos alternativas: PSOE o Vox. El PP es un partido bisagra

–En este contexto de mala imagen de Sánchez Vox plantea una moción de censura sobre su Gobierno que parece que no va a salir adelante. ¿Tiene sentido?
–Tiene todo el sentido político. En primer lugar, es una herramienta que tienen los grupos parlamentarios. Parece ridículo criticar que se quiera activar un artículo de la Constitución. En segundo lugar, los españoles quieren ver a Sánchez ante el espejo, sometido a un escrutinio serio y severo que no lo dan las comparecencias de diez-quince minutos o los debates que organiza Sánchez para su mayor gloria. ¿Qué sucede con esta moción de censura? Lo que por desgracia ha ocurrido en España durante décadas: que cuando alguien quiere ir a por todas, hay muchos que buscan excusas para no ir a por todas. Planteamos una moción generosa con un candidato independiente y de prestigio como es Ramón Tamames, y abrimos la mano a otros partidos, con la idea de convocar inmediatamente elecciones. Ojalá lo hubiéramos hecho antes y hubiéramos construido una alternativa parlamentaria que hubiera evitado las leyes que han traído violadores excarcelados, golpistas indultados, la rebaja del delito de malversación…
–Pero no va a salir. ¿Tiene sentido presentarla sabiéndolo?
–Con esa teoría de que no va a salir, acabamos con el sistema parlamentario: Sánchez gana las elecciones, conforma una mayoría y le dejamos gobernar cuatro años más. No es así. Vamos a por todas. Si de verdad creemos que Sánchez es el peor presidente de la historia de España, tenemos que hacer lo que esté en nuestra mano para desalojarlo de La Moncloa.
–¿Cómo ve a Vox ante las próximas elecciones?
-Muy bien. Muy fuerte. Tanto que en los últimos días los medios se han dedicado a atacarnos por la moción de censura con argumentos como que estamos cayendo, cuando no es así. Estamos en el 15 %. En las municipales nuestro objetivo es crecer. Tenemos 500 concejales, mientras que el PP tiene 20.000 y PSOE 22.000. Hay miles de municipios que no tienen un concejal de Vox. Vamos a ir diciendo a todos los españoles, vivan donde vivan, que tienen derecho a que en su pueblo haya una voz discordante. Rechazamos el modelo autonómico por injusto, insolidario e ineficiente, pero creemos que España tiene la fortaleza de sus municipios. Queremos que haya concejales de Vox en todos los pueblos de España, y para eso necesitamos el 5 %. Vamos a entrar en parlamentos en los que no estamos, como Castilla-La Mancha, Canarias, La Rioja, y vamos a ver si podemos configurar una alternativa a Sánchez en Baleares, Aragón y Valencia.

Entraremos en parlamentos en los que no estamos, como Castilla-La Mancha, Canarias o La Rioja

–¿Vuestros datos os dan crecimiento a nivel nacional?
–Por supuesto. Tenemos la convicción, y en muchos casos la evidencia científica, de que las encuestas no tratan bien a Vox. Solo en Andalucía han acertado un poco. En las elecciones generales de 2019 se decía en septiembre que prácticamente Vox desaparecía; que bajaba de 24 a 10-12 escaños, al 6 %, y al final tuvimos el 16,9 %, si no recuerdo mal. Hace poco en Asturias nuestro secretario general habló en la calle a centenares de asturianos, y llenamos la plaza de toros de Murcia con 10.000 personas. Esa es la fuerza real más allá de las encuestas. En las próximas elecciones vamos a ser el partido que más va a crecer; en algunos sitios, los únicos.
–Por lo visto con el aborto, no está claro que vayan a tener fácil entenderse con Feijóo.
–Hay un diferencia sustancial, y es una referencia muy importante. Tu opinión sobre la vida es tu opinión sobre la dignidad humana. Si tienes una opinión distinta respecto a la dignidad del ser humano y la vida, es difícil que eso no se manifieste luego en tu opinión sobre la libertad o la propiedad privada. El Partido Popular debe hacer una reflexión seria, y darse cuenta de que no hay más alternativa que Vox. En España solo hay dos alternativas: Partido Socialista o Vox. El Partido Popular es un partido bisagra. Lo estamos viendo con el ejemplo del aborto. El Partido Popular es el PSOE de hace diez años. Planteó un recurso de inconstitucionalidad entonces y ahora lo pierde y le parece bien. Creo que al final le van a dar la vuelta sus votantes. Ahora Vox es quien marca la línea del futuro de la esperanza. Esperemos que dentro de diez años el Partido Popular se haya acercado al Vox de hoy.

El Partido Popular debe hacer una reflexión seria y darse cuenta de que no hay más alternativa que Vox

–El debate del aborto surgió con fuerza en Castilla y León, pero después se ha apaciguado. ¿Qué ha pasado?
–La polémica que surgió era artificial. El presidente Mañueco (PP) y el vicepresidente García Gallardo (Vox) estaban de acuerdo. Hicieron una rueda de prensa conjunta, una nota de prensa oficial con medidas de apoyo a la natalidad y a las familias. Entre ellas estaba dar más información a las mujeres que se encuentran en ese trance. ¿Cuál es la historia? Que El País y la Ser lanzaron una campaña esa misma tarde no contra la medida, sino contra el PP. Y a algunos en el PP empezaron a temblarle las piernas: desde Borja Sémper hasta Feijóo. La polémica se provoca como consecuencia de la retirada de esa posición: cuando el adversario ve que te retiras, avanza. Si te mantienes firme, se queda en el mismo sitio, o incluso a lo mejor se retira y hay que seguir avanzando. De la misma forma que la polémica surgió artificialmente, se ha venido abajo. Es un tema de medios: la capacidad mediática que tiene el Gobierno de Sánchez es extraordinaria.
–¿Hasta qué punto os está haciendo daño la salida de Macarena Olona?
–Vox es un instrumento al servicio de España. No es un puro partido político. Queremos cambiar España de verdad: recuperar lo que se ha perdido, reconstruir lo que han destruido, y por eso una fundación, un sindicato de apoyo a los trabajadores que no acepte los postulados del marxismo clásico… Nuestros afiliados, simpatizantes y votantes no valoran las personas concretas, y por eso Vox sigue adelante, porque tiene ideas firmes, no recula en sus principios… Esto es lo que valora la gente, y las personas van cambiando. Otra cosa es el ruido mediático, que los medios de la izquierda hayan querido aprovechar todo esto para atacar a Vox y soltar la semilla del enfrentamiento, pero no pueden, porque nuestra gente no es así.

¿La salida de Olona? Los votantes no valoran las personas concretas, sino que mantengamos nuestros principios

–Pero Olona tenía mucho tirón. ¿Fue un error enviarla a Andalucía?
–Ahora ya es irrelevante. Tenemos que pensar en el futuro. Macarena realizó una labor extraordinaria el tiempo que estuvo en la Secretaría General y trabajó como portavoz adjunta. A partir de ahí, decidió proponerse para las elecciones andaluzas, luego decide dejar el partido… Siempre hemos respetado sus decisiones. De mí no va a salir una palabra mala contra ella.
–Hablaba antes de que su objetivo es reconstruir todo lo que se ha destruido. Será un trabajo complicado si entran en el próximo Gobierno.
–Será un trabajo gigantesco. No sé si Vox estará en ese Gobierno. A ver qué deciden los españoles. Ese nuevo Gobierno tendrá que hacer muchas cosas para reconstruir la Ley de Memoria Democrática y la ley trans, que se va a aprobar porque van a imponer su rodillo; la ley de bienestar animal, que es la ley del malestar de miles de sectores productivos, desde las familias hasta los que tienen tiendas de mascotas, el sector ganadero y los cazadores. Reconstruir las cruces que han derribado en Castellón, en Andalucía… Las políticas de familia, de natalidad, las pensiones, la protección de nuestras fronteras… Todos los fines de semana entran decenas de inmigrantes ilegales que vienen sin documentación y que no vienen a ganarse la vida legítimamente porque no pueden hacerlo. Hay muchísimas cosas que reconstruir y, si tenemos que hacerlo con otros, tendremos que ponernos de acuerdo.
–¿Conseguirán también reducir el gasto desbocado del Gobierno de Sánchez en estos últimos años?
–La experiencia en Castilla y León está funcionando muy bien. Ha traído una reducción de cargos públicos, de gasto público, trae un presupuesto que va a ejecutarse mejor, con más eficacia. Se han reducido un 50 % de las subvenciones a los sindicatos, ha habido medidas de apoyo al sector agrario, a la natalidad y a la familia. Las cosas se hacen mejor, se toman medidas que hacía décadas que no se tomaban y salen políticas en favor de quienes nos han llevado allí: las familias. Hay que preguntarle al Partido Popular si prefiere ese modelo o el de Ceuta, en el que han pactado con el PSOE. Hay cosas que no nos han gustado y así lo hemos dicho, como la cuestión de la lista más votada. Si tenemos la posibilidad de que Bildu o ERC por Cataluña, Compromís en Valencia o los partidos islamistas de Ceuta y Melilla no estén en el gobierno, ¿se va a quedar parado el Partido Popular para que Esquerra siga gobernando en un municipio porque es la lista más votada? Eso no es la democracia. Si podemos sumar más, los españoles nos exigen que nos pongamos de acuerdo para impedir que la extrema izquierda o el separatismo estén en nuestras instituciones.

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