La condonación de la deuda catalana conlleva deterioro económico
Los independentistas están ejerciendo una discriminación prácticamente perfecta de precios, ante la situación desesperada en la que se halla Sánchez
Una vez más, hay que recordar el grave error que pretende cometer el Gobierno para poder seguir en el poder, que no es otra cosa que la condonación de parte de la deuda de Cataluña.
El Gobierno sigue decidido a perdonar parte de la deuda que la AGE tomó en nombre la región catalana. Ha convocado una conferencia de presidentes en Barcelona para el 6 de junio y va a evitar hablar de ello, pero sigue empeñado en perdonarle un elevado porcentaje de deuda, de más del 20 %.
Así, el Gobierno acordó con ERC condonar la deuda catalana, asumiendo, así, un 22 % de la misma, dos puntos más que la petición inicial de los independentistas, que, así, todos salvaron a Sánchez hace unos meses, como era de esperar, de someterse a una cuestión de confianza. Mientras puedan exprimirlo, lo harán, antes de dejarlo caer, porque con nadie van a poder sacar tanto como con él, ya que cada minuto está dispuesto a pagarlo al máximo precio que le pidan. Los independentistas están ejerciendo una discriminación prácticamente perfecta de precios, ante la situación desesperada en la que se halla Sánchez.
La condonación es un grave error, porque debilita la credibilidad de la economía española. Además, es algo buscado para Cataluña, con el añadido de las demás para que no se pudiese considerar inconstitucional, pero no por deseo propio. Adicionalmente, una vez más vuelve a estar diseñado el sistema aplicado por los independentistas catalanes, al hacer la cuenta al revés: se estima qué quieren obtener y, en base a ello, se formula la metodología.
Por eso, benefician a quien más se ha desviado, a quien más ha incumplido y a quien más impuestos ha subido, porque, con todo ello, benefician a la más incumplidora, que es Cataluña, y perjudican a la más disciplinada, que es Madrid. ¿Qué más puede pedir Sánchez jugando con el dinero de todos los contribuyentes?
La condonación es un disparate que desincentiva la buena gestión, lanza una muy mala señal a los mercados, y constituye el reconocimiento de la incapacidad de poder repagar la deuda por parte de quien recibe la condonación. Por todo ello, el PP no debe caer en la trampa y no debe aceptar el dinero que le ofrece Sánchez en forma de compensación. Aceptarlo sería entrar en ese juego, cosa que no puede ocurrir. No puede aceptar ninguno nada, porque, en primer lugar, son propuestas perjudiciales para la economía y, en segundo lugar, es todo falso, una estratagema más que incumplirá, pero aunque no lo incumpliese, son propuestas nocivas.
Al realizarse al dictado de Cataluña y, específicamente para Cataluña, atenta contra el artículo 138.2 de la Constitución
El perdonar la deuda, da igual que sea todo o parte, es una barbaridad legal y económica. Es una barbaridad legal, porque al realizarse al dictado de Cataluña y, específicamente, para Cataluña, se vuelve inconstitucional, porque atenta contra el artículo 138.2 de la Constitución Española, que dice que «las diferencias entre los Estatutos de las distintas Comunidades Autónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales». ¿Y qué es esta medida, sino una que otorga privilegios a una región?
Por otra parte, el artículo 157.3 de la Constitución establece que podrá regularse mediante ley orgánica las competencias financieras de las CCAA, que son enumeradas en el artículo 157.1 de la Constitución, entre ellas, las operaciones de crédito. Y ello está regulado en la LOFCA, en el artículo 14. Del mismo modo, en dicha ley orgánica, se contempla en la DA octava la posibilidad de detraer de los recursos del SFA las cantidades necesarias para atender los mecanismos adicionales de financiación, como el FLA, si no se atienden por parte de la comunidad autónoma.
Sánchez, en lugar de velar por dicho cumplimiento, lo vuela por los aires y les regala ese importe. Por eso quieren ampliarlo a todas las CCAA, para salvar el artículo 138.2 de la Constitución, pero, aun así, no dejará de ser un privilegio, pues se hace para beneficiar a Cataluña, porque en el propio acuerdo del PSOE con ERC se especifica que la operación supondrá la asunción del 22 % de la deuda viva de Cataluña con la AGE, aparte de la aberración del concierto catalán.
¿Qué inversor va a confiar en una comunidad si pueden no hacerse responsables de su deuda?
Y también es una atrocidad económica y financiera, porque lanza una señal pésima como país. ¿Qué inversor va a confiar en cualquier comunidad autónoma a la hora de financiarla, si pueden no hacerse responsables de la deuda que emitan con este sistema ideado por Sánchez para obtener los votos de los independentistas?
Esto es gravísimo, porque debilita la credibilidad crediticia de todo el Reino de España, pues está reconociendo, tácitamente, que algunas de sus administraciones no pueden pagar su deuda. Puede que aprovechando el respaldo de la AGE incluso se llegue a arbitrar precios, pero será un elemento de corto plazo, porque el daño a futuro estará hecho, y si deja de prestarse dicho respaldo, al que la ley no obliga, y si, a su vez, el BCE deja de respaldar la deuda soberana con su herramienta antifragmentación, entonces el coste de la deuda española se elevará y se dificultará su financiación.
En resumen, es un disparate económico y un agravio comparativo, porque se condona lo que se debe; se premia a quien incumple; se premia más a quien sube impuestos; y se castiga todo lo que puede a quien es disciplinado y rebaja el infierno fiscal de los ciudadanos. No es más que el pago de la letra presentada al cobro por los independentistas para permitir que Sánchez continúe en la cabecera del banco azul, transacción que no por esperada deja de ser aberrante para la economía. Por eso, insisto una vez más en que no puede haber condonación, porque lanzaría una pésima señal al mercado de la credibilidad de la economía española y, sobre todo, de sus administraciones.
- José María Rotellar es profesor de Economía y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria