La transformación económica de Argentina bajo la batuta de Javier Milei
El país hispanoamericano ha demostrado que una política económica basada en la responsabilidad fiscal y la estabilidad monetaria puede revertir tendencias devastadoras en menos de dos años
Tuve la posibilidad de asistir a la entrega del premio Escuela de Salamanca y escuchar a Javier Milei contar cómo está consiguiendo darle la vuelta a la economía y a la inflación en su país, Argentina. Aunque llegó una hora tarde a la entrega del premio, mereció la pena poder escucharlo, de viva voz, anunciar que el INDEC acababa de comunicar que la inflación en mayo se había situado en un 1,5 %, lo que era un claro síntoma de que las políticas implementadas habían sido adecuadas para controlar el daño que sufrían los argentinos.
Explicó que el día que asumió como presidente de la República, sabía que las cosas estaban mal, pero la realidad superó lo que imaginaba. La masa monetaria en circulación equivalía a diez veces el PIB nominal, y esa era una de las razones fundamentales de la inflación. Por ello, la primera medida fue sustituir al presidente del Banco Central y prohibir que se siguieran imprimiendo pesos. Ya llevan 18 meses sin imprimir un solo peso.
La segunda medida fue liberalizar los precios que fijaba el Gobierno, dejando que fuese el mercado quien los regulara. Esto provocó que, en los tres primeros meses de 2024, los precios alcanzaran el 278 %, lo que generó ataques personales por parte de sectores de izquierda, que lo acusaron de todo menos de la muerte de JFK, porque él nació en 1970.
La tercera gran medida que puso en marcha fue reducir el gasto público, de un solo tajo, en un 30 %, lo que puso en jaque a muchos grandes vividores del Estado, que obviamente se volvieron en su contra.
La devaluación del peso argentino ayudó a movilizar las exportaciones, a dificultar las importaciones y a incentivar la producción nacional
Otra medida importante fue la devaluación del peso argentino, de 300 a 800 pesos por dólar, que ayudó a movilizar las exportaciones, a dificultar las importaciones y a incentivar la producción nacional, ya que resultaba más barato producir que importar.
Con todas estas medidas, a los pocos meses logró superávit fiscal, primero primario (sin contar los intereses de la deuda) y, poco a poco, total. Esto permitió a su Gobierno amortizar 45.000 millones de dólares de deuda, recuperar la confianza del FMI y obtener préstamos a largo plazo, con los que pudo reducir la deuda de corto plazo y evitar el estrés financiero mes a mes.
La última gran medida fue liberalizar los pagos en la economía, permitiendo transacciones en pesos o dólares de forma simultánea y sin restricciones, lo que poco a poco ha incentivado la repatriación de capitales y ha hecho que hoy el peso vuelva a ser la moneda habitual de pago para los argentinos.
En definitiva, Milei, que es un gran economista liberal, aplicó a rajatabla los principios de la Escuela de Salamanca a la economía argentina. Y ahí están los resultados: una inflación acumulada en los cinco primeros meses de 2025 del 12,6 %, frente al 57,8 % del mismo período del año anterior.
Para que se hagan una idea de lo que está pasando en Argentina y con el plan económico que impuso Milei, he preparado la tabla con los subíndices de precios de la cesta que compone el IPC en ese país y que publica el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
A pesar de que, como ya he comentado, el inicio fue muy turbulento, los datos actuales reflejan una transformación impresionante. La inflación interanual, que cerró 2023 en el 211,4 %, ha descendido al 12,6 % en mayo de 2025, lo que representa una reducción del 78,2 %. Aunque todavía queda camino por recorrer, el avance es notable y demuestra la efectividad de las políticas implementadas.
Los sectores más afectados por la inflación han mostrado mejoras sustanciales:
Alimentos y bebidas: bajaron un 73,3 %, de 53,6 % a 14,3 %.Vivienda y servicios básicos: cayeron un 82,6 %, de 85,6 % a 14,9 %.Transporte: descendieron un 90,6 %, de 71,2 % a 6,7 %.Educación: aunque sigue siendo elevada, se redujo un 60,1 %, de 72,1 % a 28,8 %.
Este descenso en los precios no solo refleja la consolidación de las medidas de ajuste, sino también un cambio de mentalidad entre consumidores y empresarios, que han recuperado la confianza en el sistema económico.
Los números respaldan el enfoque de Milei, pero aún quedan muchos desafíos. La presión inflacionaria persiste en algunos sectores, como la educación y la gastronomía, y el camino hacia una economía completamente estable requerirá persistencia y ajustes continuos. No olvidemos que a la Unión Europea le costó tres años reducir la inflación del 11,9 % al 2,3 %.
Sin embargo, Argentina ha demostrado que una política económica basada en la responsabilidad fiscal y la estabilidad monetaria puede revertir tendencias devastadoras en menos de dos años. El compromiso con la disciplina económica y la determinación de Milei han sido claves para cambiar el rumbo de un país que, hasta hace poco, parecía condenado al colapso financiero.
Bravo, Milei. La senda del crecimiento está en marcha.
¡Viva la libertad, carajo!