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AME5818. TURNBERRY (REINO UNIDO), 27/07/2025.- Fotografía cedida por la Comisión Europea que muestra a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (i), posando junto al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, este domingo, en Turnberry (Reino Unido). Estados Unidos y la Unión Europea alcanzaron un acuerdo arancelario que fija un gravamen del 15?% a productos europeos y contempla compras comunitarias de energía y equipamiento militar estadounidense, lo que permite evitar una guerra comercial a partir del 1 de agosto. EFE/ Fred Guerdin / Comisión Europea/ SOLO USO EDITORIAL/NO VENTAS/ SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (i), posando junto al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el pasado domingoEFE

Balance del 'arancelazo': gana Trump y el sector aeronáutico, pierde Bruselas y la automoción alemana evita la hecatombe

Los medicamentos se libran por ahora de los aranceles, y Bruselas afirma que no se les impondrá una tasa mayor del 15 %, mientras las cuotas al acero aliviarán la tasa del 50 % impuesta por Washington

El acuerdo comercial entre Bruselas y Washington ha dejado resignación y bastante decepción del lado europeo. El bloque comunitario se consuela con haber evitado la tasa del 30 % con la que Donald Trump llegó a amenazar, pero sus productos se venderán en Estados Unidos con una tarifa del 15 %, muy por encima del tipo medio efectivo del 3,1 % existente hasta ahora. El acuerdo deja evidentes perdedores, sobre todo del lado comunitario, y un ganador indiscutible: el presidente americano.

«El acuerdo supone un alivio para los mercados y los exportadores, ya que aporta claridad sobre los aranceles y evita el peor de los escenarios: una guerra comercial en escalada», apunta por ejemplo Niall Scanlon, de Mediolanum. El analista, sin embargo, constata que «desde la perspectiva europea, el acuerdo dista mucho de ser el ideal, y no hay duda de que representa una ‘victoria’ para EE. UU.».

Ganador: Donald Trump. El republicano se ve reforzado dado que el acuerdo comercial tiene poco que reprochar del lado americano: sus productos, y sobre todo sus servicios (la exportación de estos últimos ofrece superávit para el país, gracias a la potencia de sus tecnológicas) continuará como hasta ahora, sin grandes cortapisas. De paso, la administración americana verá incrementados sus ingresos gracias a los nuevos aranceles, como ha venido haciendo desde el mes de abril, lo que ayudará a la Administración americana afrontar la colosal deuda del país. Los consumidores americanos, eso sí, se verán perjudicados, dado que deberán pagar más por productos europeos como las zapatillas Puma o el aceite de oliva.

EE.UU se lleva además una importante pedrea en forma del compromiso de la UE de que comprará 750.000 millones de dólares en energía, para terminar de sustituir a Rusia como proveedor, e invertirá en el país otros 600.000 millones. Algo que ha suscitado grandes dudas, dado que Bruselas carece de semejante músculo y dicha inversión deberá correr a cargo de empresas privadas.

Perdedor: La Unión Europea. Bruselas, por su parte, entierra la herramienta anticoerción, la célebre «arma nuclear» que parece haber quedado más bien en un tirachinas, que hubiera podido establecer, entre otros, restricciones en materia de propiedad intelectual. Algunos países europeos se han mostrado claramente decepcionados con los términos del acuerdo, como el francés François Bayrou, que ha asegurado que es «un día oscuro» y ha calificado el pacto como «sometimiento». Aún más duro ha sido el húngaro Viktor Orbán, quién considera que Trump «se comió a Von der Leyen». Los niveles arancelarios que enfrentan ahora los exportadores europeos son significativamente más altos que los existentes antes del acuerdo. Aunque en el corto plazo puedan ser manejables, suponen un desafío considerable para economías muy dependientes de las exportaciones, como Alemania e Irlanda. A pesar de que el resultado es mejor de lo que se temía, los nuevos aranceles suponen un claro obstáculo para la economía europea y probablemente lastrarán el crecimiento en los próximos trimestres, apunta Scanlon, de Mediolanum. Martin Wolburg, economista senior de Generali, añade que los primeros resultados de simulaciones sugieren que la producción europea se reducirá en alrededor de un 0,5 % respecto al escenario base.

Ganador: el sector aeronáutico y los chips. Ambos sectores no afrontarán aranceles, dado que EE.UU. los considera estratégicos para su economía. Una buena noticia en particular para el gigante Airbus, que tiene importantes clientes en aerolíneas como Delta o American Airlines.

Ganador... por ahora: el sector farmacéutico. Las farmacéuticas europeas esquivan por ahora los aranceles. Lo harán al menos hasta que EE.UU. termine una investigación sobre las importaciones de productos e ingredientes farmacéuticos (conocida como sección 232). Aunque Trump, antes de citarse el domingo con Von der Leyen, afirmó que habría aranceles específicos para este tipo de productos, fuentes europeas como americanas afirman que en ningún caso superarán el 15 % general.

Podría haber sido peor... para las automovilísticas europeas, en especial las alemanas. El acuerdo arancelario del 15 % incluye que las automovilísticas europeas y la industria de componentes pague un 15 %, frente al 27,5 % que venían afrontando en los últimos meses. Los más beneficiados serán Volkswagen, Mercedes y BMW, dado que exportan nada menos que 27.000 millones al año a EE.UU., casi el 5 % del total de las ventas europeas. Por el contrario, España apenas exporta vehículos desde sus fábricas a EE.UU. En un comunicado, la asociación europea ACEA ha valorado que el acuerdo «supone un paso importante para aliviar la intensa incertidumbre que ha rodeado las relaciones comerciales transatlánticas en los últimos meses», pero advierte que el arancel «seguirá teniendo un impacto negativo no solo para la industria de la UE, sino también para la de EE. UU.».

Perdedores: resto de sectores, incluyendo el agroalimentario español. Aunque España es el país europeo menos expuesto a los aranceles americanos, porque EE.UU. apenas recibe el 5 % de nuestras exportaciones, había gran preocupación entre diversos sectores, en especial el agroalimentario. El acuerdo, consideran, deja a España en situación de desventaja frente a Marruecos y Turquía, según la asociación Asoliva. Actualmente España surte a EE.UU. de 300.000 toneladas anuales de aceite, la inmensa mayoría de las 430.000 que importa. El sector, no obstante, está a la espera de conocer la letra pequeña, dado que Bruselas ha afirmado que habrá exenciones para algunos productos agrícolas.

Por su parte, el vino, otro sector con importantes ventas a EE.UU., confía en que las exenciones se extiendan al sector, dado que el resultado actual «no es deseable», en palabras del director general de DOCa Rioja, José Luis Lapuente.

A la espera: el sector del acero. El acuerdo consolida el fuerte incremento de los aranceles al acero y aluminio europeo, que se situará en adelante en el 50 %. Sin embargo, se mantiene el sistema de cuotas vigente desde 2021, lo que podría salvar del golpe a la mayor parte de las exportaciones europeas. Dichas cuotas aún no se han negociado, y se acordarán más adelante, según fuentes comunitarias. De ahí que la patronal española Unesid haya pedido «cautela» a la hora de valorar los efectos, si bien constata que el perjuicio y la incertidumbre «persisten para las empresas españolas».

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