Mujer saca dinero en un cajero automático
El semestre récord de la banca: por qué están ganando más dinero que nunca
Las entidades están obteniendo grandes beneficios porque han sabido jugar con las reglas del sistema monetario
Durante los últimos trimestres, la banca europea y estadounidense ha sorprendido al alza con sus resultados. Puede resultar curioso: bajan los tipos de interés y la banca sigue presentando unos resultados sorprendentemente buenos. Pero la respuesta es más sencilla de lo que parece.
Durante la etapa de las subidas de tipos en 2022, los bancos se forraron. Y eso es entendible: si los márgenes bancarios suben, ganan más. Eso es exactamente lo que sucedió en 2022: los tipos subieron con fuerza y los bancos, que aparcan parte de su liquidez en los bancos centrales, empezaron a cobrar mucho más por ello. De hecho, pasaron de pagar por esos depósitos en el BCE a recibir intereses.
Solo por eso, los bancos empezaron a ganar mucho. Esto es lo que se conoce como tipo de interés de facilidad de depósito; también conocido como tipo depo. Es la tasa a la que los bancos comerciales pueden depositar su exceso de liquidez en el Banco Central Europeo a un día, y esta tasa generalmente establece un suelo para los tipos de interés del mercado interbancario. Si el banco pasa de pagar un -0,5 % a recibir un 2 %, imagine el «pelotazo».
Por ponerle números. Supongamos que el banco tiene 100 millones (es un ejemplo, en realidad es muchísimo más). Pues 10 millones los presta al BCE con un tipo del -0,5 %. Es decir, es un agujero en su cuenta de 500 mil euros. Si el tipo depo sube hasta el 2 %, pasa de perder 500 mil euros (un 0,5 % de pérdidas) a ganar 2 millones (un +2 % en sus beneficios). No está mal. Sin hacer absolutamente nada.
Por eso, a cinco años, el sector financiero se ha comportado mejor incluso que la tecnología. Sí, donde están las disparadas Siete Magníficas.
Claro que no todo es color de rosa. Cuando los tipos suben, las deudas a largo plazo en balance –bonos comprados cuando los tipos eran bajos– pierden valor. Por eso vimos quiebras durante la agresiva subida de tipos en el 2022, como el First Reublic Bank y algunos bancos regionales más. Pero mientras esas pérdidas sean latentes y el banco no tenga que vender esos activos, el impacto contable es limitado. En otras palabras, mientras no tengas que vender tu casa, poco importa si hoy vale algo menos que ayer.
Eso sí, hay un requisito: estar bien capitalizado. Un banco con colchones suficientes puede permitirse convivir con esas pérdidas latentes sin temblores. Si no, puedes quebrar. Y la banca europea está muy bien capitalizada.
Ahora hemos entrado en una fase diferente: la de los recortes de tipos. Y, paradójicamente, esto también puede ser muy beneficioso para los bancos.
En primer lugar, porque vuelve el apetito por el crédito. Las hipotecas, préstamos personales y financiación empresarial se reactivan. Y cada nuevo crédito es una fuente de ingresos vía intereses y comisiones. Nada nuevo.
El pasivo del banco se vuelve más valioso porque muchas entidades emitieron bonos y compraron deuda a tipos alto
Pero hay una parte menos conocida y más rentable que quizá no suene tanto: el pasivo del banco –sus depósitos y deudas– se vuelve más valioso porque muchas entidades emitieron bonos y compraron deuda a tipos altos. Justo lo contrario a lo explicado anteriormente.
Con los tipos bajando, el coste de financiación desciende y esos pasivos son ahora más rentables para el banco o más baratos de mantener. Vamos, que sus bonos a largo plazo ahora valen más. Por eso, si vemos la misma gráfica a dos años, no solo sigue batiendo a la tecnología, sino que lo hace de forma más importante.
Y es que los bancos hacen una cosa que otros negocios no pueden hacer: endeudarse a largo plazo y financiarse a corto, un chollo no exento de riesgos. Me financio con los depósitos a la vista, por los que apenas pago y me endeudo a largo, con bonos e hipotecas a 30 años, por los que cobro unos intereses mucho más elevados. Este mecanismo tiene un nombre en la jerga bancaria: descalce de plazos. Consiste, como acabamos de explicar, en captar fondos a corto plazo (depósitos de clientes) y prestar o invertir a largo plazo. Mientras los tipos estén bien gestionados, esta estrategia puede ser muy rentable.
Cuando los tipos suben, los bancos ganan más por su liquidez. Cuando bajan, prestan más y sus pasivos valen más. Y si entre medias han sabido cubrir sus riesgos de tipo (con derivados o gestión de balance), el resultado es una situación en la que, pase lo que pase con los tipos, pueden ganar.
Un entorno de tipos bajísimos y márgenes muy estrechos puede acabar erosionando la rentabilidad
Por supuesto, como decimos, hay riesgos. Un entorno de tipos bajísimos y márgenes muy estrechos puede acabar erosionando la rentabilidad. Y si el crédito se deteriora –porque los clientes no pagan–, los beneficios se pueden evaporar. Pero hoy por hoy, con la economía creciendo a ritmo lento pero estable y la inflación moderándose, el escenario sigue siendo favorable.
Los bancos están obteniendo grandes beneficios no por arte de magia, sino porque han sabido jugar con las reglas del sistema monetario. Los tipos, ya suban o bajen, les ofrecen oportunidades si saben adaptarse. Y cuando el entorno acompaña, como ahora, el negocio vuela.