Corrupción estadística: otro verano de cifras falsas

Estamos en verano y, como es habitual en estas fechas, proliferan los problemas estomacales… la típica «diarrea veraniega», sobre todo en niños. Lo preocupante es que, en el Gobierno, esa diarrea ha dejado de ser estacional para convertirse en una epidemia de falsedades estadísticas.

Nos acaban de presentar unos datos de PIB que no cuadran por ningún lado. Según el INE, en el segundo trimestre de 2025 el PIB crece a precios corrientes (es decir, incluyendo la inflación) un 1,25 %. La inflación en ese mismo periodo sube un 1,4 %. ¿Y el crecimiento real? Dicen que es del 0,73 %. Una verdadera diarrea mental de Elena Manzanera.

Pero eso no es todo. Aseguran que la inversión real –la Formación Bruta de Capital– cae un 0,11 % en términos corrientes, pero crece un 2,5 % en términos reales. Alguien en el INE debió cenar ciruelas pasadas.

Tampoco se quedan cortos con las exportaciones de bienes: suben solo un 0,06 % a precios corrientes, pero mágicamente crecen un 1,5 % en términos reales. Alguno se habría tomado un frasco entero de laxante.

Nos dicen que batimos récords de afiliación a la Seguridad Social, pero el récord real está en las prestaciones por desempleo. En los ministerios de Elma Saiz y Yolanda Díaz la descomposición es total… y para colmo, ni se hablan. Publican datos que se contradicen entre sí.

A Bruselas le juran que solo hemos tenido un déficit contable de 20.433 millones –el 48,7 % del objetivo para el año– incluyendo ayuntamientos y diputaciones. Pero mientras tanto, la deuda ya alcanza los 1,688 billones, el 99 % del total prometido para el ejercicio. ¿Habrá sido algún inspector de Hacienda en Cataluña quien le sirvió a la ministra Montero el café con Evacuol?

Como son así de listos, se autoaprueban créditos simplemente publicándolos en el BOE

Pero no se detienen ahí. En la web del Ministerio de Hacienda han publicado los datos cerrados a junio sobre los Presupuestos Generales del Estado. Y ahí, sin hacer ruido, encontramos que los empleos no financieros –el gasto público excluyendo deuda y préstamos– han aumentado en 16.591 millones de euros en lo que va de año. ¿Aprobado por las Cortes? No. Lo han hecho directamente en Consejo de Ministros. Y, como son así de listos, se autoaprueban créditos simplemente publicándolos en el BOE.

No contentos con esa 'extra-aprobación', solo han contabilizado el 37,9 % del gasto sobre los créditos definitivos a junio. Es decir, han dejado sin ejecutar (ellos dirán sin gastar) 27.478 millones.

¿Para qué aprobar más gasto si no lo van a ejecutar? Si en junio sobraban 10.886 millones de los créditos extra, hay solo tres opciones: o son incompetentes, o lo parecen… o, directamente, nos están mintiendo a nosotros y a Bruselas. Y si es esto último, hablamos de un delito.

Porque, como bien sabemos, los datos son los que sustentan un relato… o lo desmontan.

El presupuesto aprobado oficialmente por Hacienda en enero era de 249.330 millones de euros. A 30 de junio, tras las ampliaciones silenciosas, ya son 265.925 millones. Un incremento de 16.595 millones aprobado sin control parlamentario.

¿Y para qué se aprueban esos créditos adicionales? Se supone que es para gastarlos. Pero si ya han ejecutado menos de lo previsto, la única lógica es que pretendan hacerlo de inmediato. Si no, bastaría con mover partidas contables, sin necesidad de ampliar el techo de gasto.

Según el cierre de la Contabilidad Nacional a junio, se han ejecutado 105.924 millones, apenas el 39,7 % del presupuesto con los créditos ampliados. Si lo comparamos con el presupuesto inicial, apenas alcanza el 42,3 %. Ni una sola partida llega al 100 %, y solo una ha superado el 50 %.

Algunos ejemplos son directamente absurdos:

Gastos corrientes: solo se ha ejecutado el 30,4 %, pero se han ampliado los créditos en 1.899 millones. Faltan 1.352 millones más para llegar al 50 %.Gastos financieros: solo se han ejecutado 11.357 millones, 4.922 millones por debajo del ritmo lógico.Inversiones reales: faltan 5.356 millones por contabilizar.Transferencias de capital: están 8.343 millones por debajo de lo previsto.

¿Qué está pasando? Todos los datos públicos están contaminados por la diarrea estadística del Gobierno. Y como toda diarrea, esto huele fatal.

Esta corrupción sistémica nos puede llevar a una situación insostenible como país y desconocemos si detrás de la falsedad en los datos hay otra corrupción más profunda y dolosa.

Es hora de decir basta. No podemos –y no debemos– seguir permitiéndolo. Desde la sociedad civil tenemos que movilizarnos y exigir responsabilidades penales a quienes falsean los datos públicos. Y hay que hacerlo con valentía.