La incompetencia del Gobierno causó el apagón, y podría provocar otro
Casi seis meses después del gran corte de luz que sufrió España, seguimos sin saber qué ocurrió, y ahora Redeia -antes Red Eléctrica- dice que puede pasar otra vez
La ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, y la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor.
La principal responsable de que el sistema eléctrico funcione en España, Redeia -antes Red Eléctrica-, ha pedido esta semana medidas urgentes para que no se produzca un nuevo apagón. Increíble. No solo no sabemos aún los nombres de los culpables ni qué ocurrió exactamente. Ahora nos dicen que puede volver a pasar.
Como dicen muy bien los expertos del sector energético José María Martínez-Val e Ignacio López, catedrático de Tecnología Nuclear y profesor de la Politécnica de Madrid respectivamente, «la posible conversión del apagón en un caso judicial hace especialmente inquietante, por no decir morbosa, la identificación de los culpables, sean éstos personas físicas o entidades».
De entrada, el PP ha pedido la comparecencia en el Congreso de la presidenta de Redeia, Beatriz Corredor; la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, y la presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), Cani Fernández, cuya institución trabaja en un informe exhaustivo sobre el apagón que probablemente estará listo a final de año.
El PP dice que con ellos se volvería a «un sistema eléctrico sensato». Habrá que ver si lo consiguen
Han pasado seis meses y aún no se sabe la realidad al detalle, pero el PP asegura que, cuando gobierne, se volverá a «un sistema eléctrico sensato», basado en los tres principios fundamentales «que nunca deberían haberse abandonado: seguridad de suministro, una política medioambiental sensata y unos costes lo más bajos posibles para empresas y familias». Estiman que el actual Gobierno ha incrementado en unos 800 millones la factura eléctrica, y aun así no está garantizado que no vayamos a tener otro apagón. Aseguran que eso no va a ocurrir con el Partido Popular. Habrá que ver si lo consiguen.
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Antes la generación de energía era centralizada, con algunas centrales produciendo toda la energía del país que luego se trasladaba a los centros de consumo. Los puntos en los que se producía y se consumía la energía estaban perfectamente ubicados, y saber cómo se comportaba el sistema era relativamente sencillo.
Ahora la generación de energía está distribuida por diversas instalaciones del territorio, y «se fuerza su prioridad sobre las grandes centrales convencionales, muchas de las cuales han quedado fuera del sistema», explican Martínez-Val y López. «Esto tampoco hubiera tenido por qué plantear problemas, de no ser porque las nuevas tecnologías se han ido implantando a medida que se iban desarrollando. No ha habido tiempo de verificar sus reacciones físicas en todo tipo de circunstancia, tanto de demanda como de meteorología. Algo tan evanescente como un cendal de nubes cobra de repente una importancia inusitada. Y no digamos un anticiclón», añaden.
El Gobierno ha querido ir demasiado rápido con su agenda ideológica y económica basada en las renovables, y lo hemos acabado pagando todos los españoles. «El desarrollo del sistema eléctrico en las dos últimas décadas ha sido orgánico, ampliando o sustituyendo lo que hubiese, pero sin una planificación de conjunto», explican Martínez-Val y López. «Han quedado muchos aspectos técnicos pendientes de un hilo; el más importante, la propia definición del sistema eléctrico en su totalidad y a nivel de detalle», añaden. «Hacer nuevas instalaciones o ampliar las existentes es prácticamente imposible. Pero no conviene engañarse: esto ha sido fruto de una decisión explícita o tácita de todos los responsables: se quería abandonar el modelo antiguo y abrazar el nuevo lo antes posible, sin detenerse en consideraciones que pudiesen demorar la lucha contra el cambio climático», puntualizan.
La rentabilidad prevalece sobre la seguridad de suministro
Observando el sector eléctrico español, estos expertos estiman que podría decirse que está orientado al resultado económico mediante la competitividad empresarial, «pero la problemática técnica y las exigencias de seguridad y garantía de suministro no son parte de las preocupaciones del legislador».
«El apagón es una advertencia importante de que hay que mejorar el conocimiento. Ese es el punto clave de la situación que estamos viviendo, y que puede ir a peor. La demanda de electricidad va a ir a más, y tiene todavía que resolver el tema de la recarga del vehículo eléctrico, que es una de las asignaturas pendientes desde casi el principio de siglo, no solo en España, pero fundamentalmente en España», indican Martínez-Val y López.
En definitiva, que falta conocimiento, y por lo tanto competencia, en quienes manejan el sistema eléctrico en nuestro país.
La incorporación de renovables al sistema eléctrico implica modificaciones en las respuestas ante la pérdida de generación o los incrementos de demanda eléctrica. «El problema de la flexibilidad o capacidad de seguir la curva de demanda real se vuelve más complejo de resolver a medida que aumenta el porcentaje de renovables en la generación de electricidad, y a medida que disminuye la participación de centrales que proporcionan garantía de suministro. De las que tenemos, está claro que las de gas de ciclos combinados son las que mejor se adaptan a esa necesidad de responder a cambios en la demanda y de producción en las renovables», apuntan los expertos Martínez-Val y López.
En todo lo que se ha descrito sobre el apagón, se ha puesto el foco en la parte eléctrica. Apenas se ha prestado atención a la meteorología, cuando la variación de viento y radiación solar tiene mucha más importancia que la perturbación que puede ocasionar una central mediana de tipo renovable por sí sola.
Las influencias de la meteorología en el sistema eléctrico español en este momento son realmente complejas. «A algún profeta se le puede ocurrir que este apagón es la primera muestra de rebelión de una máquina, debido a la inteligencia artificial, pero no: más bien es al contrario. Resolveremos este problema del apagón cuando podamos incorporar al sistema eléctrico toda la inteligencia artificial que haga falta, que en todo caso no podrá omitir las incertidumbres de la meteorología», señalan Martínez-Val y López.
El culpable del apagón fue el desconocimiento: no saber que la aparición una nubosidad con cierta rapidez implicaba la desaparición de una fuente de energía en un determinado momento. La pregunta es si serán capaces de descubrir el problema la próxima vez y así evitar el apagón.