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Telefónica y el silencioso repliegue español en Iberoamérica

La espantada de la operadora puede tener sentido desde el ámbito de negocio, pero también ahonda la pérdida de presencia en el territorio, sin que por ahora se sepa a cambio de qué

Act. 06 nov. 2025 - 05:27

El presidente de Telefónica, Marc Murtra, durante la rueda de prensa.

El presidente de Telefónica, Marc Murtra, durante la rueda de prensa.EFE/ Víctor Lerena

Tras 300 días de período de reflexión, Marc Murtra ha desvelado al fin sus cartas para el futuro de Telefónica. Los lectores de este periódico ya sabrán que no ha gustado al mercado: la teleoperadora ha encajado una caída histórica en Bolsa, evaporando en dos jornadas cerca de 3.800 millones en dos sesiones para el olvido. Los principales perjudicados, sus grandes accionistas: los saudíes de STC, Criteria y la SEPI, es decir, el Estado –es decir, todos los ciudadanos– que entró en la compañía por decisión del Gobierno de Pedro Sánchez.

El recorte del dividendo, a la mitad el año que viene e incierto en los años posteriores –en una horquilla de entre el 40 y el 60 % del flujo de caja que registre– ha sentado mal a una empresa que históricamente era una «vaca lechera» del Ibex. Puede tener razón en que la remuneración al accionista estaba muy por encima del mercado, y también en que Telefónica debe tener liquidez para el futuro. Pero, ¿liquidez para qué? Murtra, aupado en Moncloa en sustitución de Pallete tras el desembarco del Estado, no ha confirmado qué quiere comprar para afianzarse como líder europeo, tras meses de especulaciones con Vodafone España o la alemana 1&1 Ionos.

Lo que sí es un hecho es la salida de Iberoamérica, salvo Brasil, incluyendo la confirmación de que, también, se pondrá punto y final a las operaciones en Venezuela, como adelantó este periódico. Una espantada que puede tener sentido desde el ámbito de negocio. Allí (sobre todo en Venezuela) hay que hilar fino desde la llegada de Donald Trump, abundan los problemas para repatriar capitales, los conflictos políticos y hasta las persecuciones ad hoc de las Haciendas locales, como en el caso de Perú. Pero que también ahonda la pérdida de presencia española en un territorio donde, por historia y por política, debiéramos ser punta de lanza. Así se entendió al menos hace veinte años, cuando Telefónica inició el camino que ahora desanda. «Aquello sí que era un plan estratégico», recuerda un buen conocedor de los entresijos de la empresa.

Lo llamativo es que el repliegue iberoamericano se produce precisamente tras la vuelta del Estado al accionariado, con un Gobierno que ha dado la espalda a Hispanoamérica y ha dilapidado la potencia de las Cumbres Iberoamericanas, antaño un foro de primer nivel. Por ahora, España pierde peso en el mundo, de la misma manera en que su buque insignia tecnológico pierde valor. Cabe repetirse la pregunta: ¿a cambio de qué? Solo Murtra y su equipo tienen la respuesta. Ahora deberán ser capaces de convencer al mercado con ella.

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