El coliving, es decir, el simple alquiler de una habitación por el que se comparten baño, cocina u otras zonas comunes, es otra de las alternativas que se está abriendo paso en las grandes urbes.
Este nuevo fenómeno residencial tiene dos características fundamentales: da respuesta
a mercados saturados y tensionados, como sucede en las grandes capitales españolas, y es un modelo que atrae a los inversores.
Un nuevo modelo de vida del que tenemos en nuestro país múltiples ejemplos. De la mano del coworking, el coliving surgió en Silicon Valley como alternativa a la escasez de vivienda a la que se enfrentaban los jóvenes profesionales que empezaban allí su andadura profesional.
'Coliving' en España
Como decíamos, esta forma de vida importada de Estados Unidos suele estar enfocada a jóvenes profesionales que o bien pasan determinadas épocas fuera de su ciudad de origen para estudiar o bien empiezan a trabajar fuera de él.
Ante
los altos precios del alquiler en las grandes ciudades, estos jóvenes encuentran en el
coliving precios más asumibles. Además, si se da la circunstancia de que vienen de fuera, se valora mucho la baza de la socialización. Vivir de
coliving permite un espacio privado –por lo general, habitación propia–pero con zonas comunes donde compartir con otros inquilinos experiencias. Si bien no difiere mucho de una residencia de estudiantes tradicional, suele estar enfocado a jóvenes profesionales que se quieren independizar, pero no tienen medios suficientes.
800 euros por compartir baño y cocina
Lamentablemente, el precio por compartir zonas comunes tampoco es una ganga dada la situación de ciudades como Madrid o Barcelona.
En la capital de España,
la empresa Urban Campus ofrece sus
coliving en el centro de la ciudad con un precio que incluye gastos y suministros, limpieza, wifi y aire acondicionado o calefacción.
Los precios dependen de la zona en la que se sitúe el inmueble. Así, podemos encontrar la habitación privada (cozy room) por 750 euros al mes si escogemos su edificio de Chamberí, mientras que en los situados en Cuatro Caminos o Atocha cuestan 800 euros. Si nos decantamos por Malasaña, ya tendríamos que pagar 925 euros al mes solo por la habitación.
En el caso de preferir no compartir zonas comunes como el baño y la terraza, en Atocha hay disponibles estudios por 1300 euros al mes y apartamentos por 1.475 euros. En Cuatro Caminos, el apartamento cuesta 1.240 euros, pero en Malasaña podemos llegar a pagar hasta 1.700 euros al mes por el apartamento.
La empresa asegura que el objetivo «es crear una comunidad de personas con formas de pensar parecidas, a las que les guste ayudar a los demás y participar en todas nuestras actividades». Por eso, «nuestros espacios están diseñados pensando en profesionales jóvenes», a la vez que recuerdan que rechazan estudiantes.
La fortaleza de esta alternativa, dice Urban Campus, pasa por «pagar solo una factura al mes donde van incluidos agua, luz, internet de alta velocidad, aire acondicionado, calefacción, mantenimiento, limpieza de las zonas comunes, limpieza de tu espacio privado y acceso a todas las instalaciones». La empresa dice que la mayor parte de sus residentes pasa con ellos una estancia de media de unos 12 meses, si bien la estancia mínima es de tres.